José Antonio López Serrano fue uno de los empresarios cubanos más emprendedores y exitosos entre las décadas de 1930 y 1950, abarcando sus intereses áreas tan diversas como la impresión de libros, el café o el turismo.

Nació en La Habana el 24 de marzo de 1905, hijo de Ana Luisa Serrano Ponce, también natural de la capital del país y viuda desde 1899, y el millonario de origen español José López Rodríguez «Pote», quien lo inscribió legalmente en 1921, apenas diez días antes de suicidarse en la «casa del chino» y cuando José Antonio contaba ya con 15 años de edad.

José Antonio López Serrano – Empresario

En 1925 se tituló como abogado y a partir de entonces se dio a la tarea de acrecentar la fortuna que le había dejado su padre, la cual sumaba varios millones de pesos a pesar de haberse visto Pote al borde de la bancarrota total a consecuencia del crack bancario de 1921.

Todavía conservaba López Serrano, La Moderna Poesía, que había sido el origen de la fortuna de Pote y la cual, bajo su gestión, se convertiría en una de las casas editoras más importantes de América bajo la razón social de Cultural SA.


José Antonio López Serrano construiría un nuevo y moderno edificio para La Moderna Poesía que, bajo su gestión, llegaría a convertirse en una de las editoras más importantes de América.


En 1932 inauguró el Edificio López Serrano, en la misma parcela que ocupara la casa en la que se suicidó su padre y que él ordenó demoler. El López Serrano fue uno de los primeros edificios de acero revestido de concreto y se pudo construir a pesar de la prohibición de erigir rascacielos en el Vedado porque la normativa se aprobó en 1931 y el inmueble se había comenzado a levantar dos años antes.

López Serrano era propietario también de la librería Cervantes, la segunda más importante del país después de La Moderna Poesía y que al igual que está giraba bajo la razón social de Cultural SA; y del hotel Comodoro Yacht Club, un hotel de tres pisos, 98 habitaciones, 30 cabañas y una playa artificial, que construyó a un costo de tres millones de pesos y estaba enclavado en calle 84 y Avenida 1ra, en el exclusivo reparto Miramar.

Entres sus propiedades se contaban los Laboratorios Lex, productores de especialidades farmacéuticas, dietéticas, biológicas y para uso veterinario, sito en Rincón de Melones, Luyanó; las Canteras Novo, situadas en la finca Constantino, cerca del Central Toledo, en Marianao; y la Compañía Comercial Tu – Py SA, una torrefactora situada en la calle Obrapía que producía el café de igual nombre.

En la torrefactora, López Serrano se encontraba asociado con Rogelio Novo Balón, con sus hermanas y otros familiares; los mismos con los que se había asociado en otros negocios en los que tenía intereses: Supermezcladora de Concreto SA, Canteras Unidas SA, Canteras de Guanajay SA y Cantera El Lucero.

Prueba de hasta que punto había diversificado sus intereses – aunque nunca logró acercarse ni a la fortuna, ni al poder, ni a la influencia que tuvo un día su padre – resulta el hecho de ser accionista en dos importantes bancos del país: el Banco de Fomento Comercial (en el que integraba su Consejo Director) y el The Trust Company of Cuba, el más poderoso de los bancos extranjeros en el país y de todos los que operaban en la Isla.

Su hermana María Caridad estaba casada con Joaquín Guma Herrera, Conde de Lagunillas, quien era un gran conocedor del pasado clásico y se había dedicado a los estudios arqueológicos, acumulando a lo largo de su vida dos valiosas colecciones: una de cerámica griega y etrusca que donaría al Museo de Bellas Artes y otra de monedas antigua que entregaría al Banco Nacional de Cuba.

José López Serrano, quien, desde su construcción en la década del 30 vivía en uno de los apartamentos del Edificio López Serrano, tenía un sólo hijo: José Antonio López Echarri, el que le administraba el hotel Comodoro y era accionista en otros de sus negocios.