El Baseball Club fue un actor habitual del beisbol de la isla. Hoy traemos una crónica sobre él, que cierra con una predicción, escrita por un periodista deportivo, ex jugador del Almendares.

La crónica ha sido tomada del libro: «El baseball en Cuba: historia del baseball en la Isla de Cuba«, de Wenceslao Gálvez, publicado en La Habana en 1889.

Fé Baseball Club

No puede darse mayor laconismo que el nombre adoptado por este club, cuya historia es larga, pues se constituyó poco tiempo después del Habana y el Almendares.

En un principio se llamó Alerta, pero como no se trataba de centinelas, sino de jugadores de pelota que aspiraban a ocupar un puesto digno en el baseball cubano, mudaron el nombre por el de , que es una virtud que no han tenido todos sus socios, pues se ha disuelto algunas veces para reorganizarse después.

Club Fé

En una de sus disoluciones los jugadores pasaron a formar parte del Habana, dejando luego a este club de golpe y porrazo. Eran del Alerta Octavio Hernández y Pancho Tiant, retirándose el primero porque se negaron a ponerle al club: «Alerta del Fe.»

Cachurro, que fue durante mucho tiempo el alma del club, está sobreviviendo a su gloria, pues ya son muchos los noveles que lo han superado, como Alejandro Castillo, que es uno de los primeros batsmen de la isla, y otros.

Salabarría es un jugador veterano que conserva todavía su fama, imperecedera ya en los anales del baseball cubano, pues ha sido y es jugador notabilísimo al campo, y en algunas temporadas, débil en el manejo del fresno, como escribiría un periódico beisbolero de provincia.

De los que más han figurado en la historia
de ese club, es Antonio P. Utrera, que es un atleta formidable y ha sido secretario de la Liga de 2º premio por espacio de algunos años.

Club Fé

A pesar de ser el Fe un club muy fuerte, que ha vencido muchas veces al Habana, éste no lo ha considerado nunca como rival, y no sentía mucho sus derrotas si vencía después al Almendares.

En un premio interesantísimo, ofrecido por los Sres. Aurelio Granados y Ezequiel García, directores de El Sport, nuestro primer periódico doctrinario, se observó un fenómeno raro. Combatían Habana, Almendares y Fe. Los he citado por orden cronológico, ya que no era posible citarlos todos a la vez.

El Habana venció al Almendares, y éste
al Fe, quien zurraba al Habana. Algunos persaron, porque nunca falta gente mal intencionada, que las Directivas de los clubs combatientes habían pactado las resultas de los juegos, pero no hubo tal, como no han habido tampoco rentas de jugadores, como aseguran varios noticieros de oficio y chismosos de profesión.

No dudo que, dada las clases de personas que a título de jugadores han formado parte en los clubs constituídos legalmente, hayan habido rateros y hasta con inclinaciones al ñañiguismo; pero jugadores que hayan vendido juegos, así, en absoluto… serán muy pocos. En estas cuestiones, lo mejor es lavarse las manos, que es necesario conservarlas limpias aunque no sea más que por qué tenemos que estrechar las de personas dignas.

Club Fé

El apasionamiento de muchos partidarios (y sigo hablando en general) les ha hecho desconfiar hasta de los jugadores que
más se han distinguido por su caballerosidad y cultura. En el amor egoista que profesan al club de sus simpatías respectivamente, exigen, o por lo menos pretenden exigir de los jugadores, infalibilidad, como si los peloteros fueran Papas… que también son falibles, a pesar de la Iglesia.

No le perdonan a ninguno, que cometa el error más insignificante: quieren que por movimientos automáticos sean fatalmente máquinas. Voy a ver si me explico mejor. No máquinas, en el sentido de que ejecuten actos sin conciencia de la ejecución, sino en el sentido de que no han de fallar.

Se ha dicho y repetido hasta la saciedad que el Fe es desgraciado porque forma jugadores que después pasan al Habana; pero creo que la mayoría de los jugadores del Fe que han pasado al Habana no estaban formados completamente.

Ronquillo, Alday, Antonio García, éste sobre todos, no eran gran cosa en el Fe y en el Habana fueron verdaderas notabilidades, excepto el segundo, cuyas condiciones intelectuales le prohiben pasarse de listo.

Con la disolución del Almendares el Fe ha aumentado considerablemente el número de partidarios, pues la mayoría almendarista, que no es tal almendarista sino anti-habanista, se ha hecho protectora, o simpatizadora al menos, del Fe.

Donde más partido tiene este club es en
Jesús del Monte, donde se fundó y allí lo miran como cosa de casa. Allí, en Jesús del Monte, se formaron Salabarría, Cachurro y no sé si algún otro digno de especial mención.

Como ya he dicho en el capítulo que dedico al Habana, el Fe venció en el Championship de la temporada del 1887 a 88. No celebró fiesta alguna, pues, a diferencia del Almendares es poco aficionado a bailes y no es amigo tampoco, como el Habana, de banquetes oficiales. Celebra el triunfo con modestas comidas, ya en los restauradores, como le dice Emilia Pardo Bazán a los restaurants, ya en los terrenos, donde lleva la máquina fotográfica instantánea indispensable en las fiestas conmemorativas.

Estas comidas o almuerzos o banquetes, que de todo hay, no son divertidas. He tenido oportunidad de concurrir a varios
gajes del oficio de revistero y aseguro que se sale de allí, a fuerza de tantos vivas medio muerto.

Club Fé

Los partidarios exaltados, de Habana, Almendares y Fe hay que decirlo así para no herir susceptibilidades, son admitidos a la mesa, y cuando acaban con la masa, se entregan a la musa y hay que estar como en misa para no disgustarlos. Pretenden hacer un brindis, pero no le resulta sino un viva el Habana (si es habanista) o un chiste que no lo es, contra el club vencido.

Los niños que ya usan pantalones largos y se afeitan el incipiente bezo con vidrio
de botella, se creen obligados en su calidad de hombres a sorber más copas de las que su cabeza puede resistir y entonces comienza la serie de inconveniencias, propias de la edad y
aumentadas por el alcohol……

Yo no sé a cual miembro de la Directiva del Fe se le ocurrió en 1885, adherir a los uniformes de los jugadores, letras de niquel que eran de muy mal efecto e inconvenientes, pues el sol, al reflejar sus rayos en el metal dañaba la vista
de los otros jugadores.

Como de los tres, este club se constituyó
el último, es el que tiene menos partidarios. El día menos pensado se disuelve. Sí, es un club que está llamado a disolverse, porque ni su Directiva, ni sus jugadores tienen el entusiasmo habanista.

En fin, que Dios no lo quiera, si es que
el bueno de Dios se ocupa de estas cosas
de pelotas.

* En efecto, el Club Fe se disolvió definitivamente en la temporada 1914-1915.