En aquella Habana que se abría al mundo de 1909 pocos sucesos fueron tan reseñables como las actuaciones de la Bella Chelito en el teatro Payret que fueron atacados por el Diario de la Marina, medio de prensa que curiosamente había sido el primero en hacer alusión a la entonces jovencísima coupletista en 1902.
Los ingenuos pero maliciosos versos que cantaba la Bella Chelito excitaron un ambiente habanero cansado de la política, pero acaso mayor atracción causó lo que no hizo la actriz, esto es, hacer el número completamente vestida.
Sabedora la joven conocida, también como la Ideal Chelito en sus inicios siendo apenas una adolescente, de que no hay mejor publicidad que el comentario estruendoso y la provocación, realizó sus primeras presentaciones en el monumental Payret despojándose de la ropa que la cubría, acercándose, cómo no, al vestuario de Eva sin la consabida hoja de parra, provocando en la ciudad el mismo estruendo que la seguía de sus actuaciones en Madrid y Sevilla.
El desparpajo como gancho, la desnudez como show
La fama de la cupletista fue tal en aquellos años dentro del mundo teatral hispanoamericano que algunos conocidos escritores llamaron a la Bella Chelito, «la reina de la sicalipsis«.
Palabra esta de origen nebuloso pero asociado en aquellos tiempos con la pornografía y a día de hoy considerada por la Academia como «manifestación «pícara» del erotismo con ‘intención maliciosa’ de fondo sexual, partiendo de una posición moralista del pensamiento«. Por cierto, Federico Villoch estrenó en febrero de 1910 en el Teatro Alhambra una obra con el sugerente título de «El pintor sicalíptico».
El marketing estaba servido bajo el eslogan que propagaba la propia madre de la Bella Chelito «hoy puede ser el día en que se le caiga el mantón«. El éxito de la cupletista fue tal que no estuvo en La Habana una sola vez en aquel 1909 sino que volvió al año siguiente y además actuando en el Molino Rojo, el Teatro Alhambra, el teatro Albisu (con la pícara obra Gatita Blanca) y repitiendo en el Payret.
En el interior del país actuó en un par de oportunidades pero el escribidor solo tiene constancia de que lo haya hecho en Las Villas y Matanzas. Algunas fuentes señalan que lo hizo en su ciudad natal de Placetas, donde había nacido circunstancialmente un 12 de febrero de 1885.
Apenas vivió quince días en su ciudad natal pues su familia se desplazó a la península, de donde eran sus padres, y en Madrid empezó a actuar con apenas 14 años, impulsada, entre otros por el famoso escritor costumbrista Azorín.
La Bella Chelito, un escándalo en La Habana
Curiosamente desde 1902 el Diario de la Marina había reseñado la ingenuidad y gracia de una joven cupletista llamada la Ideal Chelito, que deslumbraba en Madrid. Nuevamente en 1907 se cuentan varias noticias como la siguiente:
Bien… Pues en Madrid hizo furor ha unos años y lo sigue haciendo aún, una hermosa bailarina, a la que con justicia -cosa rar- se la da el nombre de bella: la Bella Chelito.
La Chelito recorrió la España toda y después de conseguir unos cuantos triunfos, se asentó en la villa del oso y el madroño. Allí está hoy, y desde allí vendrá acá; la empresa de Martí -hoy Adot y Argudín únicamente- la ha contratado; ayer mismo se la giró el dinero para el viaje, y es de esperar que muy pronto tendremos en la Habana a la Chelito.
Lo que una bailarina de tal cartel cobra por noche, es una enormidad, sencillamente; pero nada arredra ya a los simpáticos empresarios, a quienes llena el público el teatro en tres tandas cada día, y es de suponer que no sea una aventura la contrata de la nueva y famosa hermana de Tersípcore: será, al contrario, un éxito seguro.
DIARIO DE LA MARINA – 4 de octubre de 1907
En noviembre de ese año surge la pregunta: ¿Cuándo llega la Bella Chelito?, pues al parecer surgieron problemas con los promotores del Teatro Martí con los cuales estaba negociando. La expectación no hacía más que aumentar, mientras unos aseguraban que tenían un contrato con la estrella, otros empresarios comenzaban a negociar con la madre de la Bella Chelito, su representante y asistente, provocando una pequeña guerra de ofertas que no hacía más que generar expectación en el público habanero.
Y llegó la Bella Chelito
A primeros de febrero de 1909 llegó a La Habana una estrella conocida como la Bella Chelito, no lo hizo al teatro Martí, ni al Albisu que luego llenaría, su debut en la ciudad se produjo en el «coliseo rojo» del teatro Payret. El antiguo entusiasta de la cupletista, el Diario de la Marina, no faltó al espectáculo.
Si en el pórtico de «Payret » hubiera un letrero que con grandes letras dijese; SOLO PARA HOMBRES, quizás brotarían de nuestra pluma algunos elogios para Consuelo Portela, la bella Chelito, la debutante dé anoche.
Esos elogios estarían dedicados al lujo de la artista, a su finura de formas y aun a su picaresca, desenvoltura. No le censuraríamos el tener poca voz o incolora, porque á una cupletista de a 20 centavos entrada y luneta no puede exigírsele lo que a una ex-diva de a cuatro pesos por concierto.
Pero no estando ese letrero, tratándose de un teatro abierto a las familias, debemos lamentar y lamentamos que el impudor llegue a los últimos límites, a los qué nunca debieran traspasarse por empresas que se respeten y respeten también al público femenino.
Tres couplets cantó la debutante: en el primero, vistió un traje «directorio» exageradísimo, por abajo y por arriba: sobre ser el escote muy respetable,» el delantero del corpiño, hasta la cintura, era callado, de broderic.
Más moderado fue el segundo traje, aunque no así el couplet, de color verde subido, igual que el tercero. Como extra, bailó la «Farruca » con movimientos destemplados y con una traje completamente fresco, como que únicamente cubría su busto una blusa de surah de seda de una delgadez inverosímil y de una trasparencia extremada.
Faltaríamos a la verdad si dijéramos que la Chelito no fue muy aplaudida, y así lo consignamos porque queremos hacer una crítica serena, justa y desapasionada, libre de prejuicios, fiel reflejo de la verdad.
Y la verdad es que la debutante de anoche podrá ser vista y oída por un público de moralidad dudosa; pero no debe ser vista ni oída por las damas y menos aún por las niñas.
No es porque lo digamos nosotros, lo dijo el Gobernador de Barcelona, prohibiendo el couplet de «La pulga» y clausurado el teatro donde trabajaba la Chelito. Y Barcelona es una ciudad en la que hay siempre bastante población flotante y público especial para el género sicalíptico.
Diario de la Marina- Edición de la Tarde -16 de febrero de 1909
La batalla del conservador medio de prensa no se detuvo aquí. Continuaron su guerra declarada contra la Bella Chelito y el sicalíptico teatro que triunfaba en varias zonas de La Habana.
Como sabemos, a la actriz, lejos de afectarle le dio más fama y no dudó en volver a la ciudad en 1910, ocasión en la cual ocurrieron otros hechos que merecen una crónica aparte. Como curiosidad uno de los «chistes» contra la Bella Chelito se convertiría en marketing en su próxima visita, la guasa decía más o menos así:
De luneta a luneta: -¿Por qué tarda tanto en salir la Bella Chelito de un couplet a otro? -¡Toma! Porque habrá ido a vestirse. -¿A vestirse? Querrá usted decir a desnudarse.
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