El Hotel Presidente, como el Palace, el Astor, el Alamac y otros tantos «rascacielos» que se levantaron en La Habana durante la década de 1920, fue parte y consecuencia del primer boom del turismo que se vivió en Cuba, impulsado por los incentivos fiscales y la Ley Seca en los Estados Unidos.
Con sus diez pisos de altura el Hotel Presidente, en Calzada, No. 110, esquina G, Vedado, fue considerado, hasta la construcción del López Serrano, el edificio más alto de La Habana; aunque al respecto quizás tenga algo que decir su contemporáneo y casi gemelo Hotel Palace, que se alza también en la Avenida de los Presidentes.
Hotel Presidente, el rascacielos rojo del Vedado
Gerardo Machado, quien gobernó Cuba entre 1925 y 1933, soñaba con que La Habana fuese un paraíso turístico y se propuso un plan integral para embellecerla y modernizarla. Este plan incluía la construcción de grandes hoteles en la zona residencial del Vedado, una idea contra la que se rebelaron sus vecinos, quienes consiguieron congelar las construcciones de más de cuatro pisos hasta la década de 1950. Esa normativa, unida a la crisis del turismo en la Isla que abarcó las décadas del 30 y el 40, facilitaron que el Hotel Presidente siguiera mirando casi en solitario desde lo alto del aristocrático barrio.
No existen referencias claras al respecto, pero tampoco resulta descabellado creer que el nombre de Hotel Presidente – que se construyó entre 1925 y 1928 y se inauguró el 28 de diciembre de ese último año – lo haya recibido en honor a Gerardo Machado (un narcisista como pocos se han visto, que hizo renombrar calles, parques, escuelas, fábricas y hasta municipios en su honor) , pues para él se dispuso una suite presidencial con todos los lujos (una estancia que luego se trasladaría al Hotel Nacional) y se hizo colocar el escudo de armas la República en la fachada, único hotel de Cuba que cuenta en su frontis con este símbolo nacional.
Curiosamente, el Hotel Presidente fue decorado desde el inicio al estilo español – que era el más popular entre los turistas norteamericanos que visitaban Cuba en las primeras décadas del siglo pasado – aún cuando estructuralmente el edificio es una típica torre estadounidense de las que se levantaron unas cuantas en La Habana en los años 20′ y de las que ya no van quedando muchas; una razón más por la que «raras avis» como el Presidente, el Lincoln o el Palace (si bien es cierto que este ha sufrido muchas modificaciones que han alterado su aspecto original) merecen ser conservados.
A diferencia de otro grandes hoteles habaneros de la década del 20 que se vieron obligados a dedicarse al inquilinato o convertirse en «hoteles familiares» (una especie de casas de huéspedes) el Hotel Presidente consiguió sortear la crisis turística de 1930 a 1950 y continuar funcionando.
Junto con el Nacional y el Sevilla, el Hotel Presidente era uno de los únicos tres hoteles de primera clase que se encontraba funcionando en La Habana en 1950, año en que estallara el segundo boom turístico cubano y se construyeran el Riviera, el Hilton, entre otros.
Hasta su nacionalización, poco después del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, el hotel operó bajo la razón social de «Presidente Corporation» y fue propiedad del norteamericano Warren Smadbeck.
El hotel tuvo la suerte de que el nuevo gobierno de la Isla lo mantuviera funcionando, aunque con el paso de los años el servicio se resintió y el deterioro del inmueble fue en aumento; situaciones que se solventaron en gran medida cuando el rascacielos rojo del Vedado pasó a prestar servicio al turismo internacional.
En la actualidad el Hotel Presidente de cuatro estrellas y 158 habitaciones se encuentra administrado por la cadena hotelera ROC, la cual gerencia, además, otros hoteles en la cayería y Varadero que suman más de 2 000 habitaciones.
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