El cine Mónaco situado en la calle Mayía Rodríguez, entre Acosta y Amado, junto al Candado Park (los famosos «Caballitos del Mónaco») en el reparto Sevillano, municipio de 10 de Octubre, fue uno de los más lujosos cines de barrio de La Habana y uno de los últimos en construirse en la capital cubana, pues fue inaugurado en 1958.
Ocupaba un gran inmueble de construcción moderna en cuya gran fachada se podía leer en letras lumínicas el nombre del cine; y que contaba, además, con diversos servicios adicionales que le convertían en un vasto complejo recreacional y uno de los lugares preferidos de reunión y divertimento de la población de los alrededores, pues lo mismo se podía disfrutar de una película de estreno que comer una pizza por un módico precio.
Cine Mónaco, la salida perfecta del fin de semana
Como nota curiosa, esta pizzería colindante con el cine Mónaco que llegó a ser muy mentada en La Habana como «la pizzería del Mónaco», fue reconvertida en los años 90 en un restaurante vegetariano, una iniciativa gubernamental que se trató de impulsar en la capital del país y que pasó pronto al olvido sin penas ni glorias; con el daño colateral de que muchos de los mejores establecimientos gastronómicos de la ciudad se destinaron a este uso, lo que precipitó su deterioro y descapitalización. Cierto que luego volvería a sus orígenes como pizzería, pero segundas partes nunca fueron buenas.
Por si la pizzería no fuera suficiente para pasarla bien, el cine Mónaco tenía a su lado el «Candado Park», los «Caballitos del Mónaco» – junto al Jalisco Park del Vedado uno de los dos parques de diversiones más populares de La Habana – lo que les garantizaba a los padres la salida perfecta de fin de semana por muy poco dinero.
Contaba el cine Mónaco con dos niveles, aire acondicionado, excelente acústica y butacas de lujo en las que podían acomodarse 1300 espectadores, lo que le convertía en uno de los cines de mayor aforo de La Habana.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, el cine Mónaco fue nacionalizado por el nuevo gobierno de la Isla y pasó a ser administrado por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) que lo mantuvo por varias décadas como una de las principales salas oscuras de la ciudad.
Desafortunadamente, la falta de mantenimiento e inversiones, unidos a las periódicas crisis económicas sufridas por el país se conjugaron para que el cine Mónaco, como sucedió con casi todos los cines habaneros, cerrara sus puertas para no volver a funcionar más como cine.
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