Para algunos es una de las más bellas de La Habana, para otros una oda al mal gusto; pero lo que sí nadie puede negar es que la peculiar fachada del antiguo cine Majestic en la calle Consulado No. 210, entre Ánimas y Trocadero, no deja a nadie indiferente.
Sus cuatro enormes columnas jónicas, salpicadas de algunos elementos platerescos y una ornamentación que sobrecarga notablemente el frontis, le otorgan al antiguo cine Majestic (hoy sede de la Compañía de Arte Circense y Variedades) un marcado eclecticismo; más allá de las modificaciones sufridas en las ventanas, y los bellos, pero completamente anacrónicos, murales de Benny Moré y Salvador Dalí que pintaron sobre los muros de los grotescos muros de bloques con los que tapiaron dos de sus puertas de acceso.
Cine Majestic del teatro al cine
La peculiar magnificencia del Majestic hay que entenderla en la dinámica de una época en la que el cine comenzaba a imponerse en el gusto del público en detrimento del teatro. Precisamente, el inmueble que luego ocupara el cine Majestic se construyó para Teatro de la Comedia en 1919 (de ahí las máscaras que aparecen en su fachada y su desproporcionada altura en comparación con otros cines) y funcionó como tal hasta que en la década del 20 el cine se convirtió en una opción empresarial mucho más barata y rentable.
En 1936 fue sometido a una gran remodelación, que, a diferencia de su vecino, el Verdún, no afectó mucho la monumental fachada. Sí se realizaron muchos cambios en el interior, donde se eliminaron muchos de los elementos que recordaban que el cine Majestic había nacido como teatro y se decoró al estilo Art Déco que imperaba en la época.
Tras la reforma el cine Majestic podía acomodar hasta 1 100 espectadores, una cantidad nada despreciable para una sala, que a pesar de encontrarse en el ring habanero, bien podía considerarse como un «cine de barrio».
Tras el triunfo de la Revolución Cubana el Majestic, como todos los cines de la Isla fue nacionalizado y pasó a control estatal. La falta de mantenimiento e inversión fue provocando, poco a poco, su deterioro hasta que cerró definitivamente sus puertas en la década de 1990.
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