Yo imagino una Habana futura en la cual existe un pequeño monumento con forma de instrumento musical en el cual confluyen las calles Arsenio Rodríguez, Lilí Martínez Griñán, Felix Chappottín y Chano Pozo. Podrían existir otras ilustres e hipotéticas cuatro esquinas musicales donde los niños jueguen a la pelota, al fútbol o al dominó, direcciones como Celia Cruz entre La Lupe y La Guillot, una calles más allá Benny Moré con Laserie dan nombre a otra intersección de la zona musical del barrio del arte cubano.
En ese hipotético monumento estarían inmortalizadas las estrofas de La vida es sueño de Arsenio Rodríguez. Canción escrita, como señalan muchos de sus allegados, después de recibir la fatal noticia de que no recuperaría nuevamente la vista.
Después que uno vive veinte desengaños
Arsenio Rodríguez-La vida es un sueño
que importa uno más.
Después que conozcas la acción de la vida
no debes llorar…
Arsenio Rodríguez, el ciego maravilloso
El genio del tres Arsenio Rodríguez nació en Güira de Macurijes, Matanzas, perteneciente al actual municipio Pedro Betancourt, cercano al antiguo poblado de mayoría congolesa conocido como Bemba, lugar donde su familia se había trasladado un tiempo como jornaleros.
Pese a nacer en Güira un 30 de agosto de 1911 Arsenio, hijo de un aguador de nombre Bonifacio Travieso, sería inscrito en el villa de Güines en el año 1940 por gestiones propias, pues en vísperas de un viajes se encontró sin la documentación necesaria para hacerlo.
Desde pequeño sufrió la pérdida progresiva de la visión. Quiso la mala fortuna que recibiera un golpe en la cabeza, algunos refieren provocado por una patada de un caballo y otros por un golpe fortuito, mientras jugaba en su natal Güira, aunque otras fuentes señalan que lo que sufría era una degeneración del nervio óptico de carácter genético, que empezó por su ojo derecho.
Esta tesis estaba basada en que no presentaba ninguna herida o secuela de la coz del caballo o mula y en las palabras del Dr.Castroviejo que le atendió en Nueva York «tienes el nervio óptico seco, no hay forma de darle vida».
Así que al trasladarse con su madre Dorotea Scull Rodríguez a Güines, el futuro renovador del son cubano, ya tenía una perdida de visión considerable y algunos conocimientos del instrumento conocido como tres. Sería en Güines, tierra sonera y musical como pocas, la que proveería los primeros pozos de saber musical al universo sonoro que era Arsenio Rodríguez.
Al son de Arsenio
El son le debe a Arsenio Rodríguez incorporar la tumbadora de forma habitual a sus composiciones, sumó la sección de viento a su conjunto musical expandiendo las capacidades creativas y sonoras de la orquesta, y se esforzó por rodear a su grupo de una uniformidad característica en el vestir y en la forma de relacionarse con el público en el escenario.
El sentido armónico de Arsenio era superior al resto de fenomenales compositores y músicos del momento, igualándolo a otros grandes del escenario sonoro cubano del momento como eran en el danzón de Arcaño y sus Maravillas (con los hermanos Orestes e Israel «Cachao» López) y la popular Orquesta Melodías del 40 (en la cual habían estado Arsenio y Arcaño).
Con su amigo Antonio Arcaño sostuvo una fraternal controversia sobre el origen del mambo. Los primeros en grabarlo fueron los hermanos López, quiénes desataban el bajo de Cachao en algunas composiciones con la las Maravillas de Arcaño, pero Arsenio sostenía que El Diablo, composición suya de 1946, era el primer mambo auténtico.
La polémica provocó que aumentase el caché de ambas bandas y el público, ávido de ejercer como juez, reclamara con más entusiasmo a los excelsos músicos. Aquella confrontación no provocó problemas personales entre los compositores, y si bien las Maravillas de Arcaño lo crearon y Arsenio lo moldeó y modernizó creando un mejor acople que favoreciese al bailador, sería Damaso Pérez Prado el que realmente lo exprimiría al máximo. Demostrando que la música es un bien de herencia cultural, y no individual, que evoluciona gracias a las experiencias colectivas.
Arsenio Rodríguez en Nueva York
Exaltado al Salón de la Fama Latino (International Latin Music Hall of Fame) radicado en Nueva York el 14 de abril de 1999, el espíritu inquieto y renovador de Arsenio Rodríguez no se detuvo a lo largo de su vida, alejándose de las sonoridades más puristas de sus primeros años pero siendo fiel a su forma de interpretar su realidad inmediata y sus vivencias personales a través de su música. Radicado desde 1952 en Nueva York, no fue ajeno a la gran manzana y su influjo, a pesar de que allí encontró difícil acomodo entre la gran pléyade de estrellas que iban abriéndose paso en los años 60 del pasado siglo.
Con un formato compacto, sin tantos recursos musicales como había tenido anteriormente, Arsenio Rodríguez continuó innovando. Apoyado en la voz de su hermana Estela Rodríguez en algunas grabaciones(no confundir con Estrella Rodríguez el personaje de ficción de Guillermo Cabrera Infante) y en la suya propia, siguió grabando y produciendo junto a una banda compuesta por músicos cubanos y puertorriqueños en su mayoría.
Hay que darse cuenta que todo es mentira
Arsenio Rodríguez-La vida es un sueño
que nada es verdad…
Legendary Sessions, un disco de grabaciones inmortal
Entre el 7 de febrero de 1947 y 1953 se grabaron varias sesiones musicales que recogían el paso de músicos cubanos por Nueva York. Aquellas legendarias sesiones salieron en 1992 como disco de 25 composiciones, repartidas durante 54 minutos de grabación. Entre los ilustres nombres que salen en los créditos del disco están Arsenio Rodríguez, Chano Pozo, Mario Bauza, Frank «Machito» Grillo, Felix Chappottin, Tito Rodríguez, José Mangual, Lily Martínez Griñán y otros músicos.
Las seis primeras composiciones de este disco son las únicas que cuentan con el tambor de Chano, a partir de Tumba palo cucuyé, todas son canciones compuestas por Arsenio Rodríguez. Machito es el líder de la banda en varias de las grabaciones de Chano, pero esto no afecta al sentido sonoro uniforme, pese al tiempo transcurrido entre las grabaciones realizadas, que presenta este disco.
Con el paso de los años, y esperamos el reconocimiento cada más mayor de la genialidad de los músicos que se involucraron en este disco, será exaltado como una de las joyas más reconocibles de la música popular afrocubana de todos los tiempos, que sintetiza el latir de la misma desde finales de los años 40 hasta gran parte de la década del 50.
Hay que vivir el momento feliz
hay que gozar lo que puedas gozar
porque sacando la cuenta en total
la vida es un sueño y todo se va…
“Yo nací en el Congo, África…mi verdadero nombre no es Rodríguez, Travieso, García o Morales…es Labuka, Lamumba, Kasabutu.”
El gozo de la rumba cubana, la armonía estructural del son y el carácter popular, fácilmente reconocible en las letras de las canciones de Arsenio Rodríguez, son elementos indisolubles de su personalidad. Hecho manifestado desde que llegó a la RCA Víctor en 1936, de la mano de la Orquesta Casino de la Playa, donde consiguió grabar algunas de sus composiciones.
En aquella agrupación la voz de Miguelito Valdés inmortalizó su primer gran éxito musical, Brucá Maniguá. Sobre este suceso contaba Arsenio, años después, que tuvo que enseñar a Miguelito a entonar los lamentos afrocubanos que dieron amplio éxito y reconocimiento a ambos, pues el antiguo cantante de danzonete desconocía, a diferencia de Arsenio, el origen congo-carabalí de muchas de las palabras y expresiones usadas por el compositor.
Orgulloso heredero del pueblo congo, Arsenio Rodríguez recordaba en sus composiciones aquella herencia que le venía de su abuelo. Las historias y palabras de su niñez se manifestarán constantemente en él siendo elemento característico de su forma de componer.
Quizás el álbum, estrenado en octubre de 1963, «Arsenio Rodríguez y su Magia» también conocido como «Quindembo/Afro Magic» sea el más radical de todos. En dicha grabación el ciego maravilloso desata su genio dando entrada a saxofones y sonoridades cercanas al jazz, latin jazz y afro-cuban jazz que pudo experimentar de primera mano en Nueva York durante los largos años que había vivido en aquella ciudad.
Por sorprendente que parezca el tres melódico de Arsenio sigue estando presente con su sonido esencialmente afrocubano, así que, pese a moverse con soltura en distintos registros, no deja de ser el mismo Arsenio, más universal y mañoso, pero aún químicamente cubano.
Donde quiera que suena Arsenio Rodríguez lo hace una nación * , con su herencia y sus símbolos, y esa es la nación cubana que muestra sus raíces yorubas, su son montuno y su santería sin renunciar al carácter universal de la música.
La realidad es nacer y morir
por qué llenarnos de tanta ansiedad
todo no es más que un eterno sufrir
y el mundo está hecho de infelicidad.
Archipiélago Arsenio
A lo largo de los años 40 tuvo bajo su mando a un conglomerado de estrellas bajo su dirección en el famosísimo Arsenio Rodríguez y su Todos Estrellas (o Conjunto de Arsenio Rodríguez), pero Arsenio tenía un deseo y era recuperar la visión. Varios amigos y empresas le hicieron un homenaje con el nombre de Un rayo de luz para reunir el dinero suficiente para que Arsenio visitase al doctor Ramón Castroviejo, oftalmólogo español considerado uno de los mejores de la época.
Aquel encuentro no tuvo para el sonero cubano el resultado esperado y lo convirtió en arte a través de una de sus más introspectivas y profundas composiciones, la antes mencionada La vida es un sueño. La grabación de esta canción fue en 1948 y se convirtió en uno de los boleros más sentidos de la historia musical cubana. En 1952, tras varios viajes a Nueva York, Arsenio decidió radicarse definitivamente en Estados Unidos.
No volvería Arsenio Rodríguez a residir en La Habana que le había visto debutar con el septeto Boston, que había gozado con la Orquesta del Casino de la Playa, con sus períodos como tresero en los cabarets Sans Souci y Tropicana. Volvió, elegantemente vestido como era su costumbre, en 1956 para volver hacia la gran manzana.
Felix Chappottin y Lily Martínez Griñán se harían cargo del grupo mientras Arsenio se establecía en Estados Unidos acompañado por sus hermanos Raúl e Israel «Quiqui», lazarillo sempiterno del tresero y figura fundamental en la evolución del mambo y el son cubano como conguero del Conjunto de Estrellas de Arsenio Rodríguez.
Esa irrestricta nación cultural cubana de la cual formaba parte esencial Arsenio Rodríguez sufrió la terrible pérdida de una de sus raíces más sinceras el 30 de diciembre de 1970, días antes de comenzar una gira por Los Ángeles que el compositor y tresero tenía pensada extender a Panamá, de una fulminante neumonía.
Fallecía en California el inclasificable genio de la música popular afrocubana Ignacio Arsenio Travieso Scull (algunas fuentes señalan que su nombre real era Ignacio de Loyola Rodríguez Scull pero el nombre es lo de menos en el caso del excepcional tresero), inmortalizado como Arsenio Rodríguez, compositor de clásicos como Papa upa, El reloj de Pastora, Fuego en el 23, La yuca de Catalina, el rey del son montuno y el origen de gran parte de la música latina actual, incluida la salsa.
La vida es un sueño-Epílogo
En esa Habana efímera que es un sueño, como la vida, a Arsenio Rodríguez se le pagan todas las deudas que debemos a su persona. Donde quiera que estés Arsenio, que el yambú te acompañe, pues un amigo como tú se merece mucho más.
*-En su Coplas de España del álbum Primitivo de 1960 Arsenio replica el sonido de una guitarra flamenca con su cubanísimo tres, homenajeando los orígenes españoles de la música guajira cubana.
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