La antigua Casa Municipal de Cultura Flora de Marianao se encontraba situada en la esquina de la Avenida 51 con la calle 122. A lo largo de su más de siglo y medio de existencia el inmueble funcionó, además, como casa de vivienda, colegio y funeraria.
Construida con la tipología neoclásica típica de la segunda mitad del siglo XIX en Cuba, la antigua Casa Municipal de Cultura Flora poseía un amplio portal rectangular con una larga columnata toscana y techo plano de terrado que cubría todo el inmueble, que se extendía por el fondo hasta la Avenida 49 (que antes se llamara, en diferentes épocas San Francisco y Martí).
Su elegante fachada recordaba a su vecinas, las más suntuosas quintas de los marqueses de Almendares y Campo Florido; aunque, al igual que estas sufrió muchas modificaciones a lo largo del tiempo cono consecuencia de los cambios de uso a las que fue sometida.
De la casa de Enrique Collazo a la casa municipal de cultura Flora
Originalmente en la gran casona colonial de 51 y 122 existieron no una, sino dos viviendas. En una de ellas residió desde 1913 el general de brigada del Ejército Libertador cubano Enrique Collazo hasta que en 1917 se estableció en todo el inmueble una escuela que una década después dio paso al Colegio Academia Agramonte, propiedad del licenciado Pelayo Alfonso.
El Colegio Academia Agramonte funcionó en el lugar hasta la década de 1940 en que la casona colonial se convirtió en la Funeraria San José, la cual prestó servicios hasta los años 70; a la par que, durante ese mismo tiempo, una parte del inmueble servía de sede a las oficinas de la Federación Económica Municipal.
Tras ser sometido a una amplia reparación y reforma, el 18 de febrero de 1981 la casona colonial de 51 y 122 reabrió sus puertas como Casa Municipal de Cultura Flora.
A la inauguración del nuevo centro cultural asistió el pintor René Portocarrero, quien había vivido su infancia en Marianao y allí, en las paredes de la Casa Municipal de Cultura Flora dejó dos grandes pinturas murales. Una de ellas, la más grande bajo techo de su colección «Flora» cubre una de las paredes del pasillo central.
Desafortunadamente, el paso del tiempo y la falta de inversión y mantenimiento han hecho mella en el viejo inmueble, que hoy se encuentra deshabitado y en estado ruinoso.
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