Proyecto de 1925 del arquitecto Gustavo Moreno Lastres para la propiedad de Rosario Sánchez, viuda de Vila (igual que las otras cinco casas de la banda impar de esta cuadra, todas con la misma tipología).

Ubicada en la calle 27, No. 343 (actual No. 803) entre Paseo y 2, Vedado, fue arrendada al comando de la Joven Cuba.


Estado actual de la casa del Vedado en la que se produjo el secuestro de Eutimio Falla Bonet

Estado actual de la casa de la calle 27, No. 343, en el que el comando de la Joven Cuba mantuvo secuestrado a Eutimio Falla Bonet hasta el pago de su rescate.


Secuestro de Eutimio Falla Bonet

Allí mantuvieron secuestrado desde la noche del 3 de abril de 1935 hasta la tarde del día siguiente, al rico heredero de una de las familias más adineradas del país: Eutimio Falla Bonet, con el objetivo de conseguir la suma de dinero requerida para la compra de yates, armamento y municiones en México que financiarán una expedición a Cuba que consolidara en un levantamiento armado la Revolución del ’30 luego del derrocamiento de la tiranía de Gerardo Machado.

Esta operación fue completa y cuidadosamente planeada en sus más mínimos detalles por Antonio Guiteras, quien debió mantenerse oculto en la casa de Calzada No. 33 (actual No. 209).

De una rigurosa rutina diaria, el joven Eutimio Falla Bonet, acostumbraba al anochecer, visitar a su hermana María Teresa, su cuñado y los sobrinos, en el Hotel Paseo de la esquina de 25, apenas a una cuadra, y donde residían a mediados de los años 30, antes de retirarse al Hotel Park View, donde él, a su vez, vivía en ese entonces.

La noche del 3 de abril de 1935, el comando integrado por cuatro miembros, lo siguió a su salida del Hotel Paseo por toda la calle 23 y en Infanta interceptan su packard y lo conducen a esta casa (estuvo retenido en la habitación para chofer, que en muchas tipologías como esta, quedaba encima del garaje).

Aquí debió Eutimio Falla Bonet redactar una carta a la familia donde les urgía a entregar un maletín con 300 mil dólares a uno de sus captores en la Plaza de Armas en la Habana Vieja, lo cual se hizo al mediodía del día siguiente, y fue inmediatamente liberado.

Guiteras tuvo que desplegar una inteligente operación posterior para hacer llegar el dinero a México, ante una feroz y muy eficiente persecución de la policía que no les perdía pies ni pisada, ni a ellos ni al dinero, en uno de los acontecimientos que recibió una gran atención de la prensa de la época.

Los detalles de esta historia aparecen en el libro “Aquella decisión callada” del historiador Newton Briones Montoto.