El Pueblo Viejo es el término presente en los numerosos escritos que relatan los primeros años de vida de la Villa de San Cristóbal de La Habana. Dicho término es harto conflictivo pues hace referencia al asentamiento fundado por Pánfilo de Nárvaez en la zona sur, cercano a la desembocadura del antiguo río Onicaxinal (actual río Mayabeque) y el golfo de Batabanó, al mismo tiempo que es usado por otras fuentes para referirse a un asentamiento ubicado en la zona de la Chorrera, entre la desembocadura del río Almendares (río Casiguaguas para los aborígenes) y bastante cercano a la zona conocida como Puentes Grandes.

Puesto que ya en esta misma página hemos hablado sobre el asentamiento ubicado en la zona del golfo de Batabanó (leer aquí) queremos dedicar esta entrada al precario y primigenio asentamiento español de la Chorrera.

Pueblo viejo, a orillas del río Almendares

En el antiguo asentamiento del norte convivieron los aborígenes habaneros, cuyo poblado estaba en la ribera oriental de la hondonada, y algunos españoles que se asentaron en una zona más interior. La mayoría de aquellos pobladores españoles se iban asentando en esta zona tras no poder enrolarse en las distintas expediciones que buscaban descubrir nuevas tierras al oeste como fueron las de Alonso Fernández Portocarrero y Francisco Montejo.

El pueblo viejo del noroeste no pasó nunca de ser un pequeño asentamiento de bohíos cuyos lindes podemos encontrar años después cercanos al trayecto de la Zanja Real. Es curioso y desalentador que en los sucesivos movimientos constructivos que han removido parte de la tierra cercana al río Almendares, al Bosque de La Habana y a los Jardines de la Tropical apenas se han encontrado evidencias antropológicas de la vida de aquellos primeros moradores de la zona noroeste de La Habana.

Jenaro Artiles en su libro La Habana de Velázquez nos menciona quiénes explotaban estas tierras

a todo lo largo del río Casiguaguas hasta el «calabazar», se extendían, si no entonces, poco después, las haciendas de los ricos e influyentes madrileños los Rojas, próximos parientes del ennoblecido primer escribano público y del cabildo de La Habana, Francisco de Madrid.

No es de extrañar entonces que estos Rojas que menciona Artiles sean Manuel de Rojas y Juan de Rojas «el viejo» quienes habían estado presentes en la fundación del asentamiento en el sur en 1514. Juan de Rojas Manrique es además el hombre que movió el asentamiento al norte en 1519, reconociendo las condiciones naturales de esta zona, indispensables para la expansión y consolidación de una villa con mejores condiciones geográficas que la anterior ubicación.

Pueblo Viejo Aborígenes cubanos

Podemos entonces considerar a los Rojas Manrique-Madrid los principales promotores urbanistas de aquella primigenia Habana. El trasiego al norte fue paulatino y en gran medida seguramente motivado por los hatos y corrales que estos tenían en la zona del río Casiguaguas. Aquellos asentamientos estacionales con fines meramente agrícolas pudieron alargarse en el tiempo por lo cual el día a día del asentamiento sureño fue perdiendo relevancia en la vida de los itinerantes primeros vecinos.

Antes del puerto de Carenas, la ribera del Casiguaguas

Como hemos leído el trasiego poblacional fue paulatino y los primeros habaneros pasaron del pueblo viejo sureño al pueblo viejo del noroeste, cercano al río Almendares cuya ribera era asiento de un grupo de aborígenes no beligerantes con las posesiones de los primeros colonos españoles bajo el mando de los Rojas.

Aborígenes elaborando casabe
Asentamiento aborigen

No queda duda que la ubicación de aquel asentamiento aborigen estaba en la orilla derecha u oriental de la desembocadura actual del río Almendares, cercana a la ubicación del famosísimo torreón de la Chorrera y el actual Restaurante 1830.

Si atendemos a las suposiciones de Jenaro Artiles los «posibles asientos del «pueblo viejo«, que indudablemente existió en la orilla de la Chorrera, especialmente en la zona de Puentes Grandes de hoy o en día comprendida entre estos puentes antiguos y el relativamente moderno de la calle 23«. Quedando por tanto el asentamiento español más hacia el interior que hacia la costa.

En palabras de Artiles, y a modo de resumen:

Por último, admitido el nuevo emplazamiento de la villa primitiva, queda para mí resuelta una objeción que siempre me hubo de asaltar cuando pensaba en el «pueblo viejo» de la boca del río:


¿por qué fueron a instalarse los habaneros de 1519 en un lugar yermo, inhabitable y sin agua? Porque la del Almendares es salada hasta casi los meandros de que hemos hablado, más arriba de la calle 23.

No se comprende el motivo de que se impusieran, sin causa que lo justificara, el trabajo penoso de subir monte arriba dos o tres kilómetros, en busca del agua potable, que habría
que conducir al poblado trabajosamente. Si admitimos la tesis de los Puentes Grandes, el agua era dulce en el pueblo y tan del agrado de los vecinos, que fueron más tarde a buscarla allí mismo para llevarla a La Habana por la Zanja Real, que sigue, por
cierto, aproximadamente el mismo trazado del viejo Camino de la Chorrera en su desviación por el Cerro.

Teniendo en cuenta lo dicho, es indudable la existencia de un «Pueblo viejo» en la costa norte de la provincia de la Habana, primitivo asiento en esta parte, de la actual ciudad de La Habana. Este asiento estuvo en el paraje conocido con el nombre de la Chorrera, en la orilla derecha del río Almendares.

No obstante que hoy, y desde hace más de un siglo, se le da este nombre a la desembocadura del río, en el siglo XVI se conocía por la Chorrera otro sitio interior en la orilla del río también, en los actuales Puentes Grandes o en sus cercanías.


El «Pueblo viejo» de la costa norte no estuvo, por consiguiente, en la desembocadura del río Almendares, sino en Puentes Grandes o en lugar próximo, pero siempre en la margen derecha del río.