El estado de salud de la prensa en La Habana de 1917 es uno de los más sorprendentes sucesos cuando se hace el ejercicio de revisitar el pasado. Apenas habían pasado quince años desde la declaración de independencia efectiva del 20 de mayo de 1902 -con los matices de la Enmienda Platt- y es notable el desarrollo y consolidación del periodismo cubano.

En este artículo nombraremos a los principales periódicos y revistas habaneros con una breve descripción. En el futuro iremos actualizando los saltos a los años 1914, 1925, 1933 y 1957 para seguir la evolución, consolidación y desarrollo de este importantísimo medio ante la aparición de la radio y la televisión.

La prensa en La Habana de 1917

En el año de 1917 el presidente Menocal había sido reelecto en unas opacas elecciones que llevaron a los liberales a la manigua nuevamente en la famosa revuelta de La Chambelona. El país aún no se sacudía el escándalo y la tensión política se hacía sentir en la prensa, vibrante eco de la calle de entonces.

PeriódicosEdicionesDirectorExtensión
El MundoMañanasJosé Manuel GovínEntre 16 y 20 páginas
Diario de la MarinaMañanasNicolás RiveroEntre 8 y 12 páginas
Alcance (edición nocturna del Diario de la Marina)Tarde-NocheNo se informaEntre 4 y 8 páginas
La DiscusiónMañanasManuel María CoronadoEntre 14 y 20 páginas
La LuchaMañana y tardesAntonio San Miguel16 por las mañanas y 8 por la tarde
La NocheAl anochecerAntonio IraizozNo se ha podido determinar
El ComercioMañanas y tardesWilfredo FernándezNo se ha podido determinar
La PrensaNochesCarlos GarridoNo se ha podido determinar
El DíaMañanasMiguel EspinosaEntre 14 y 16 páginas
El Heraldo de CubaMediodíaOrestes FerraraNo se ha podido determinar
La NaciónNochesManuel Márquez SterlingNo se ha podido determinar
CubaMañanas y nochesJ. M. VillaverdeNo se ha podido determinar
El TriunfoMañanasModesto Morales DíazNo se ha podido determinar
El Avisador ComercialMañanasVictoriano GonzálezVariable entre 8 y 16 páginas

Aunque estos eran los principales representantes de la prensa en La Habana de 1917 no debemos olvidar otros que tenían un nicho de mercado muy condicionado como «El Diario Español» de Adelardo Novo, enfocado al sector peninsular de la ciudad aunque con cierta tirada en el interior del país.

El edificio del periódico La Lucha, a comienzos del siglo pasado.

Otro periódico en ascenso en aquella época era «Wan Man Yat Poh» enfocado en la actualidad de la creciente comunidad china asentada en la ciudad. En menor medida estaban «El Reconcentrado», «El Gorro», «El Imparcial» por su menor tirada y la «Gaceta Oficial» que imprimía el gobierno como compilación de las Leyes, Decretos, Edictos y demás anuncios.

Por otra parte estaban dos periódicos impresos en inglés para la amplia comunidad americana afincada en la ciudad. Por una parte estaba «The Havana Post» de George Bradt que editaba algunas revistas y guías de viaje que servían de publicidad para el turismo del norte. «The Evening News» de Asa Roberts era el otro gran periódico en inglés, sin embargo, otros como «La Lucha» incluían una página en inglés en todas sus ediciones.

Revistas habaneras

Cabe destacar que el nombre usado para referirse a todos los periódicos no diarios en la época era prensa gráfica. De modo simplista, y quizás impropio, se incluían en esta categoría la prensa de periodicidad semanal, quincenal y mensual. Dentro de este grupo no mencionaremos a las ediciones dominicales ni especiales de los periódicos principales mencionados anteriormente y la descripción será más breve.

prensa en La Habana de 1917
Revista Social, la de mejor papel y cuidado diseño entre la prensa en La Habana de 1917.

En primer lugar el insigne por antonomasia era «El Fígaro» cuya fundación en 1882 por Manuel Serafín Pichardo recorría los hechos más significativos del país con una edición selecta, meticulosa y diseño preciosista. La primera gran revista ilustrada del país que cubrió desde la guerra de 1895 hasta las visitas de Rubén Darío al país.

Entonces comenzaban a destacar «Bohemia» como una revista lujosa y «Social» por la fuerza de las mentes que colaboraban en ella. La primera sería a la larga la de mayor tirada del país con gran fama a nivel internacional, sobre la segunda ya hemos hablado en otra ocasión pero esta joya de Massaguer merece por su cuidado diseño y calidad mención nuevamente.

En aquel momento con «Social» combatían «Gran Mundo» y «Chic» pero quedaron ancladas al banal mundo de las socialités y no pudieron cubrir el amplio campo que ocupó la revista de Massaguer.

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Una de las portadas de La Política Cómica, el indudable dueño de la sátira política nacional.

Entre las revistas consideradas bufas o satíricas destaca sobre las demás «La Política Cómica» de Ricardo de la Torriente, la casa de Liborio era un estilo en sí mismo contra el cual la censura poco pudo hacer. Quizás más del estilo de otras revistas satíricas como «Madrid Cómico» o «Blanco y Negro» estaba la habanera «Confetti» de reciente lanzamiento y de corto recorrido.

También de Massaguer brillaba «Gráfico» que venía a ocupar el espacio del fotograbado al igual que la olvidada y notable revista «Actualidades«. No podemos dejar de mencionar a otra de las grandes joyas periodísticas de la nación como «Cuba y América» del insigne Raimundo Cabrera, fundada en el exilio neoyorkino y relanzada en La Habana por el esfuerzo personal de su director.

Mencionamos también a otras de cierto recorrido como «El Hogar», «Patria», «Aspiraciones», «Atenas», «Cuba Ilustrada», «Eco teatral» o «Espectáculos», cada una con una función y una tendencia definida aunque no demasiada tirada, pero correctamente ejecutadas.

Enfocadas al mundo intelectual y académico debemos destacar a «Cuba Contemporánea» de Carlos de Velazco, quizás la más infravalorada entre las que mencionaremos. El doctor Orestes Ferrara impulsaba «La Reforma Social» desde donde defendía sus ideas conservadoras y atacaba a no pocos intelectuales. Don Fernando Ortiz por su parte había intentado reflotar «La Revista Bimestre Cubana» que había lanzado ochenta años atrás la Real Sociedad Económica de Amigos del País.

La comunidad anglosajona leía «The Cuban American» del señor Griffith, «The Cuban Review» de la línea de Vapores Munson, «The Times of Cuba» de Edward O’Brien que salía el primer sábado de cada mes o «The Isle of Pines Appeal» impresa en Nueva Gerona. Todas ellas enfocadas al sector económico y al fomento de la inversión y la emigración estadounidense a Cuba.

Antes de acabar este artículo queremos mencionar los esfuerzos del gobierno por tener en circulación diversas revistas que cubriesen el sector de los principales secretariados del país. Estas han servido como censo para seguir la evolución de diversas ramas económicas de la época como la azucarera y la tabacalera.