De patricio abolengo, Monseñor Manuel Arteaga y Betancourt nació en la ciudad de Camagüey el 28 de diciembre de 1879.

Su padre, el comandante Rosendo Arteaga y Betancourt fue uno de los primeros y más destacados compañeros del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes durante la Guerra Grande; y su madre Delia Betancourt era hermana del general del Ejército Libertador Miguel Betancourt Guerra, uno de los héroes de la toma de Victoria de Las Tunas en la última contienda liberadora.

Monseñor Manuel Arteaga: La patria y la cruz

En 1892 fue llevado a Venezuela por por el ilustre sacerdote cubano Dr. Ricardo Arteaga y Montejo y en esa nación sudamericana emprendió el camino de la cruz.

Se ordenó sacerdote en Caracas el 17 de abril de 1904 y recibió el Doctorado en Ciencias Eclesiásticas en la Universidad Central de Venezuela el 13 de junio de 1906. En la Patria de Bolívar fue primero coadjutor de Cumaná y luego vicario foráneo de esa ciudad.

Su consagración y dotes intelectuales, unidos a su erudición en los preceptos y la filosofía del Derecho Canónico, lo llevaron a ser, con apenas 32 años, una de las figuras más relevantes del clero venezolano y, en el año 1911, el obispo de Caracas lo nombró su representante al Congreso Eucarístico Internacional de Madrid, representación a la cual dio la dignidad de su personalidad.

Monseñor Manuel Arteaga regresó a su natal Camagüey en el año 1912, al ser nombrado cura de la parroquia de la Caridad y capellán propietario del Santuario de Nuestra Señora de la Caridad en la misma feligresía.

Del legendario Camagüey en el que transcurrió su infancia pasó en 1915 a la capital de la República con el nombramiento de párroco y vicario general del Arzobispado de La Habana.

Un año después le es concedida la dignidad Maestrescuela y, posteriormente, es nombrado Arcediano de la Catedral de La Habana, vislumbrándose así, por esta sucesión de etapas ascendentes, que la Santa Sede había fijado ya su mirada en él.

Participó Monseñor Arteaga de forma activa en los congresos eucarísticos y en 1925 le fue concedida la alta dignidad de Prelado Doméstico de su Santidad el Papa Pío XI.

Al quedar acefala la mitra de La Habana en 1940 tras la muerte de Monseñor Ruiz, surgió el nombre de Monseñor Manuel Arteaga como sucesor legítimo y fue electo Vicario Capitular por el Cabildo de la Catedral de La Habana. El día 24 de febrero de 1942 fue consagrado como Arzobispo de La Habana.

El 18 de febrero de 1946, Monseñor Manuel Arteaga se convirtió en el primer sacerdote de origen cubano en formar parte del Colegio Cardenalicio y doce años después participó en el cónclave que eligio al Papa Juan XXIII.


Monseñor Manuel Arteaga en 1958
El Cardenal Manuel Arteaga en 1958

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, la Iglesia Católica y el nuevo gobierno de la Isla tuvieron fuertes contradicciones y Monseñor Manuel Arteaga optó por buscar asilo, primero en la embajada de Argentina y luego en la Nunciatura.

De allí salió en 1962 con graves problemas de salud para ingresar en el Hospital de San Juan de Dios, donde falleció un año después, el 20 de marzo de 1963 a la edad de 83 años.

Sus restos fueron inhumados junto al altar mayor de la Catedral de La Habana y, años después, trasladados a la hermosa tumba que él mismo había ordenado para sí en la Necrópolis de Colón.