A Miguel Faílde se le puede considerar, con justicia, el primero de los grandes cultivadores de la música popular bailable en Cuba. Creador del danzón, nuestro baile nacional, por más de medio siglo se mantuvo activo en el panorama musical cubano y su obra colosal, forma parte indisoluble del patrimonio inmaterial de la nación.
El creador del danzón, Miguel Ramón Demetrio Faílde Pérez, nació en Guamacaro, Matanzas, el 23 de diciembre de 1852. Su padre Cándido Faílde era gallego y su madre, Justa Pérez, una mulata de la localidad.
Desde niño mostró aptitudes para la música, por lo que su padre le impartió las primeras lecciones y le enseñó a tocar el cornetín, instrumento que le acompañaría toda la vida y del que llegaría a ser un gran virtuoso.
A la muerte de su padre, su hermano mayor se encargó de su educación y le costeó los estudios de música con Federico Peclier, quien había sido profesor del Conservatorio de París.
El talento y virtuosismo de Miguel Faílde le llevaron, siendo muy joven a dirigir la banda de música de los bomberos de la ciudad de Matanzas, hasta que en 1871, aún sin cumplir los 20 años de edad fundó su propia agrupación, la Orquesta de Miguel Faílde, con la que revolucionaría la música en la Isla y al frente de la cual se mantendría por más de medio siglo.
Estaba formada su agrupación por diez músicos, incluidos sus hermanos Eduardo y Cándido Faílde, quienes tocaban el segundo clarinete y el trombón (está característica de «orquesta familiar», muy común en la música cubana, permitió que la Orquesta de Miguel Faílde, siguiera existiendo en el tiempo mucho tiempo después de la muerte de su fundador).
Músico natural, Miguel Faílde tocaba, además del cornetín, la viola, el contrabajo y el piano; instrumento este último, en el que era capaz de ejecutar las más complicadas piezas, a pesar de no haberlo estudiado a profundidad desde niño y deber casi todo el arte que demostraba en él a una formación casi empírica.
Miguel Faílde y el danzón
La constante experimentación musical que desarrolló en su orquesta – que también fue conocida como «La Yucayo Gentil» o «La Irresistible» – llevó a Miguel Faílde a la creación del danzón, derivado de la contradanza española, y que sería reconocido luego como baile nacional del Cuba.
El primer danzón de Miguel Faílde (y por supuesto de Cuba) se tituló «Las alturas de Simpson» y lo estrenó el 1ro de enero de 1879 en el Liceo de Matanzas.
Pronto el nuevo ritmo ganó popularidad y seguidores y muchas orquestas comenzaron a incluirlo en sus presentaciones. El deseo de los cubanos en distinguirse de los españoles encontró también en el danzón una forma de expresión que contribuyó a su rápida expansión en el panorama musical de la Isla.
A Miguel Faílde se le conocen unos 150 danzones, que fueron recopilados por su sobrino Osvaldo Castillo Faílde. Esto habla claro y fuerte de lo prolífero que fue el matancero como compositor, pues no compuso sólo danzones, sino también cuanto género musical le fue contemporáneo.
Miguel Faílde Pérez, a quien en justicia se le puede considerar como el primer monstruo de la música popular bailable en Cuba, falleció en su querida Matanzas, ciudad en la que vivió casi toda su vida, el 26 de diciembre de 1921.
Tras su muerte, la Orquesta de Miguel Faílde siguió gestionada por sus descendientes, quienes se han mantenido fieles a su fundador y se erigen hoy en defensores de los ritmos tradicionales cubanos, en especial el danzón, amenazados de desaparecer ante la avalancha de la música comercial y facilera.
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