La presencia de Yuri Gagarin en La Habana comenzó bajo un torrencial aguacero, común en el trópico por esas fechas. El reloj aún no marcaba las dos de la tarde del 24 de julio de 1961 cuando en la propia pista del aeropuerto de Rancho Boyeros le esperaban los máximos dirigentes cubanos. El héroe de millones de niños que desde entonces soñaban con viajar al espacio, Yuri Gagarin, no descendió solo del avión Il-18, con matrícula CCCP 75708, a su lado lo hizo el teniente general de la Aviación Soviética, Nikolái Kamanin.

La llegada de la comitiva soviética incluía a varios reporteros y asesores que cubrían todos los detalles de Yuri Gagarin en La Habana. El vuelo había despegado de Moscú y tras escalas en Islandia y Canadá llevó al hombre más famoso del momento en el mundo a la pequeña isla del trópico, poniendo nuevamente a Cuba en el foco noticioso.

La Habana vivía fechas históricas en lo político y como tal se intentó usar la presencia del héroe soviético, cuya gesta de ser el primer hombre en dar la vuelta alrededor de la tierra es uno de los mayores hitos científico-técnicos en la historia del ser humano.

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La presencia de Yuri Gagarin en La Habana sirvió para amplificar la propaganda soviética en Cuba

Yuri Gagarin, un héroe popular

En Cuba permanecería por apenas 4 días, partiendo posteriormente hacia Brasil donde continuaría su particular «vuelta olímpica americana».

El traje blanco en el cual llegó Yuri Gagarin a La Habana quedó empapado como la ropa de los miles de habaneros que se agolparon en un cordón humano pasado por agua desde el aeropuerto hasta el antiguo Hospital Militar del antiguo Cuartel de Columbia (renombrado ya como Ciudad Libertad) donde le esperaba una pequeña recepción de jóvenes campesinas que realizaron una tabla gimnástica para el homenajeado.

El entusiasmo era real, más allá de las significaciones de carácter político con el cual el gobierno del Presidente Dórticos y el Primer Ministro Fidel Castro le dieron a la presencia física del hombre que certificaba la «victoria» de la Unión Soviética sobre los Estados Unidos en la frenética carrera espacial que buscaba colocar a un hombre en el espacio antes que la otra potencia.

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Volvería a estar Yuri Gagarin en La Habana en octubre de 1963, esta vez como escala de una Conferencia en México. Lo hizo en compañía de su esposa y de Valentina Tereshkova, esta vez la visita sería de escala más personal

La comitiva que recibió a Yuri Gagarin hizo un recorrido por las principales arterias habaneras, pasando por la Plaza Cívica (Plaza de la Revolución), la calle Paseo para tomar la calle 23 y de ahí a la avenida 41, mientras era retransmitido para todo el país por la televisión los actos de celebración.

Recepción y propaganda

Esa noche se realizó un recibimiento de etiqueta en el Palacio Presidencial con la asistencia de gran parte del cuerpo consular extranjero acreditado en La Habana. Al día siguiente fue el invitado de honor al gran desfile deportivo realizado en la Plaza Cívica (actual Plaza de la Revolución), quedando estipulado momentáneamente -apenas duraría meses esta resolución- el día 25 de julio como el día del Deportista Cubano.

El día 26 de julio de 1961 se le entregó a Yuri Gagarin en La Habana la orden Nacional Playa Girón en un acto multitudinario bajo la estatua de José Martí. A ese público se dirigió el primer cosmonauta, entonces de 27 años, por intermedio de un intermediario.

«Observo la Tierra. La visibilidad es buena, se puede ver todo y solo un poco de espacio esta cubierto de nubes (…) Todo marcha normalmente. Todo trabaja magníficamente. Sigo adelante».

Las palabras de Yuri Gagarin desde el espacio

El gobierno revolucionario no perdió la oportunidad de usar la figura del pionero aeroespacial para hacer propaganda política que desvirtuaba al propio homenajeado para enaltecer a la Unión Soviética, entonces aliada fundamental de la ya consignada Revolución Socialista.

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Yuri Gagarin en La Habana junto a Osvaldo Dorticós, presidente del país

De Cuba partió el día 28 de julio con dirección a Brasil, que días antes había retomado las relaciones diplomáticas con la URSS. El mejor embajador posible del estado soviético, dada su fama y reconocimiento internacional, era Yuri Gagarin, en ese año visitaría además Finlandia, Checoslovaquia, Polonia y Gran Bretaña.

La última noche de Yuri Gagarin en La Habana fue el invitado de honor en una conferencia realizada en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, tras cenar en el restaurante El Moinsegneur. Allí explicó los pormenores de su viaje y profetizó que un día un cubano seguiría su camino.

En una aldea de Klúshino

Cerca de la ciudad de Gzhatsk (en la actualidad ciudad Gagarin), en una aldea rural llamada Klúshino nació el 9 de marzo de 1934 Yuri Gagarin en la región de Smolensk, ubicada entre Bielorrusia y Moscú, zona agraria e industrial donde la vida se hace dura desde los primeros años. Junto a su padre, Alexéi Ivánovich Gagarin, aprendió los rudimentos de la carpintería y la ebanistería, pero en las noches miraba a las estrellas y se preguntaba qué había allí.

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Yuri Gagarin en La Habana dejó muestra de su carisma, desgraciadamente fallecería el 27 de marzo de 1968 en un accidente aéreo

No se detuvo hasta conseguir entrar en el club aéreo de su ciudad, impulsado por las charlas de su tío Pavel, veterinario y astrónomo aficionado, continuó ascendiendo hasta lanzarse en paracaídas y realizar su primer vuelo independiente. El tesón del joven Yuri Gagarin despertó la atención de sus superiores.

Ya era entonces un piloto reconocido pero las pruebas físicas para elegir al primer humano en ir al cosmos eran exigentísimas. Se extendieron por más de un año, finalmente quedaron tres candidatos que viajaron al cosmódromo, pero la primera y definitiva opción era la de Yuri Gagarin. El reloj marcaba las 9 y 7 minutos en Moscú, era el 12 de abril de 1961, la nave Vostok estaba lista, tras el vuelo de una hora y cuarenta y ocho minutos, Yuri Gagarin aterrizó en la inmortalidad.