Juan Aspuru Isasi fue un comerciante y hacendado español establecido en Cuba. Dueño de la ferretería Aspuru y del central Toledo, se le considera como uno de los hombres más ricos de la primera mitad del siglo XX en Cuba.

Nació el 3 de abril de 1854 en Arrancudiaga, Vizcaya; hijo de Antonio Aspuru Santa Cruz y Maria Manuela Isasi e Isasi. Desde muy joven se estableció en Cuba, donde amasó una gran fortuna como ferretero.

Asociado con su pariente Juan Antonio Isasi en la «Ferretería Isasi» de la calle Mercaderes, donde se produjo la tragedia del 17 de mayo de 1890; muchos afirman que fue la plata que Aspuru repartió a manos llenas y su influencia con las autoridades coloniales la que propició que, al final, nadie asumiera responsabilidades por las más de 30 vidas que allí se perdieron.

Juan Aspuru, comerciante y hacendado

Inició su capital en 1870 (aunque otras fuentes plantean que en 1884) con la ferretería que se mantuvo en manos de su familia hasta su nacionalización por el Estado cubano, y en 1902 compró su primer central, el Providencia, al que en 1909 sumó el Toledo, que era el más antiguo entre los que se mantenían moliendo en la Isla.

El central Toledo de Marianao fue adquirido por Juan Aspuru en 1909

«Aspuru y Compañía» el gran negocio de ferretería que fundara Juan Aspuru en sociedad con Ignacio Ucelay, Santiago Martorell y Juan Antonio Isasi y que fuera el cimiento sobre el que se elevara su cuantiosa riqueza, se encontraba en Fábrica y Aspuru, Luyanó, y se dedica a la importación de productos de ferretería e implementos agrícolas [1].

Como muchos de sus paisanos más acaudalados, Juan Aspuru Isasi desarrolló una intensa actividad corporativa que lo llevó a ser vicepresidente de la Asociación Vasco Navarra de Beneficencia en el año 1895. Desde allí se preocupó por asistir a los españoles de pocos recursos que emigraban a Cuba desde esas regiones del reino.

Formó parte, además, como vicepresidente también, de la sociedad que en 1898 se formó en La Habana con el objetivo de construir el Frontón Jai Alai en Concordia y Lucena, para la práctica de la pelota vasca y que llegaría a ser conocido como el «Palacio de los Gritos».

A la muerte de Juan Aspuru Isasi, acaecida en 1917 [2], dejó una gran fortuna que fue heredada por sus cuatro hijos, Manuel, Juan, Clara y María Aspuru San Pedro; los que incrementaron el patrimonio familiar hasta llegar a convertirse en uno de los clanes más poderosos de la oligarquía cubana.

Notas

[1] Juan Aspuru Isasi poseía además otro almacén en la calle Mercaderes, construido en 1909 en la calle Mercaderes (donde entonces residía) y que ocupara la parcela donde antaño se había levantado una gran casona perteneciente a la acaudalada familia Pedrosa. Este edificio de Mercaderes 113 permaneció dentro del patrimonio familiar hasta su expropiación por el Estado cubano.

[2] Se presume haya sido inhumado (quizás posteriormente) en la Capilla Aspuru que la familia que la familia hizo erigir en el Cementerio de Colón y de cuya construcción se encargara la prestigiosa casa marmolera Casella.