José María Aguirre Valdés, Mayor General del Ejército Libertador cubano, fue uno de los oficiales mambises de más alta graduación entre los que nacieron en La Habana. Combatiente de dos guerras por la independencia de Cuba, su coraje a toda prueba quedó demostrado en su extensa hoja de servicios bajo las órdenes de los héroes más distinguidos de la patria.

Nació José María Aguirre el 22 de agosto de 1843 en La Habana. Desde su más temprana juventud conspiró contra el poder español en Cuba e integró el llamado «Club de las Bibijaguas» y poco después del alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes, protagonizó el primer atentado que tuvo lugar en la capital durante la Guerra de los Diez Años.

Al no producirse el esperado alzamiento de Occidente, José María Aguirre salió del país y se incorporó a la contienda libertadora como parte de la expedición del Galvanic.

Combatió bajo las órdenes del General en Jefe Manuel de Quesada, de Ignacio Agramonte – a quien acompañaba en la tragedia de Jimaguayú – y de Máximo Gómez, con quien batió la lata en Palo Seco y Las Guásimas.

Participó en la invasión de Las Villas e integró la avanzada del Inglesito Henry Reeve hasta la muerte de este, acontecida en Yaguaramas.

Ya con el grado de coronel, en 1877, fue capturado por los españoles. Salvó la vida gracias a la nueva política humanitaria del Capitán General Arsenio Martínez Campos, quien lo envió prisionero a Ceuta.

Sin embargo, permaneció en prisión poco menos de un año, pues fue liberado tras la firma del Pacto del Zanjón.

Inconforme con esta paz sin independencia. José María Aguirre marchó a los Estados Unidos para ponerse a las órdenes del Mayor General Calixto García, quien ya estaba organizando un nuevo alzamiento que luego se conocería como la Guerra Chiquita.

Desafortunadamente, todos sus esfuerzos de llegar a los campos de Cuba libre resultaron infructuosos y, tras el fracaso de la guerra y la prisión de Calixto, José María Aguirre permaneció en los Estados Unidos, país del que adoptó la ciudadanía en 1881.

José María Aguirre, un Mayor General en La Habana

Bajo esta nueva condición se estableció en Cuba y unió sus esfuerzo a Martí, quien preparaba una nueva guerra. Muy pronto las autoridades coloniales le identificaron como uno de los elementos más intransigentes dentro del espectro de los separatistas cubanos y lo colocaron bajo la más estricta vigilancia.

Eso explica que el 24 de febrero de 1895, al estallar la última guerra de Independencia de Cuba, fuese detenido por la policía en el Paradero de Trenes de Palatino, cuando se disponía a salir al campo para sumarse a la insurrección.

La detención de José María Aguirre fue un duro golpe para los planes de Martí, pues era uno de los jefes más prestigiosos entre los que deberían encabezar el movimiento en Occidente, que languideció rápidamente y fue sofocado por los españoles.

Preso por varios meses en La Cabaña, sus captores se vieron, a su pesar, obligados a ponerle en libertad, pues a José María Aguirre le amparaba su ciudadanía estadounidense y el hecho de que las autoridades no pudieron probar su vinculación con el alzamiento.

Así, cuando los españoles se limitaron a expulsarlo del país, Aguirre marchó a los Estados Unidos y, junto al general Francisco Carrillo, condujo a las costas de Cuba una poderosa expedición que insufló ánimo a las fuerzas mambisas en uno de los momentos decisivos de la guerra.

Máximo Gómez, que conocía de su arrojo, le nombró como jefe de la Segunda División del Quinto Cuerpo del Ejército Libertador que operaba en la provincia de La Habana, la de peores condiciones para las tropas mambisas, tanto por el terreno como por la concentración de tropas españolas.

Allí mostró una gran actividad y combatió casi en las puertas de la capital; a la vez que salvaba las expediciones que llegaban desde el exterior a las playas de la costa norte de su zona de operaciones.

Precisamente, en una de estas acciones, durante el alijo de la cuarta expedición del vapor Three Friends por la playa de Boca Ciega, en la noche del 7 de julio de 1896, se introdujo en el mar para dar el ejemplo a sus hombres, lo que le provocó una fuerte pulmonía que se se le fue agravando con el paso de los meses.

Ya a finales de ese año 1896 se encontraba gravemente enfermo y el 18 de diciembre libró su último combate. Sintiéndose morir se adentró en el lomerío y murió en Sitio Perdido, Escaleras de Jaruco el 29 de diciembre de 1896.

Para evitar que su cadáver fuese profanado por el enemigo, los hombres de su estado mayor escondieron su cuerpo en una de las numerosas cuevas del lugar.

Cueva de Aguirre en Mayabeque donde fue sepultado José María Aguirre
La conocida como «Cueva de Aguirre» en las Escaleras de Jaruco, espelunca donde estuvo sepultado el Mayor General del Ejército Libertador cubano José María Aguirre.

Fnalizada la Guerra del 95 sus restos fueron trasladados a la Necrópolis de Colón, donde fueron inhumados el 15 de octubre de 1899.

José María Aguirre, homenaje e imaginario en La Habana

Con el paso de los años, la espelunca, donde estuvo sepultado José María Aguirre en las Escaleras de Jaruco, devino sitio de leyenda, pues los campesinos del lugar aseguran que el Mayor General todavía ronda los alrededores montado en un caballo blanco y juran haber visto enormes soldados custodiando la entrada de la que todos llaman «Cueva de Aguirre».

El 24 de febrero de 1944 en la esquina de Dragones y Escobar, frente a la entonces Cuarta Estación de Policía se le erigió un sencillo monumento, obra del escultor Jesús Casagrán:

Sobreun pilar de mampostería se erige el busto de bronce del héroe, acompañado de una tarja, también de bronce en la que se puede leer:

«Consagró su vida desde los 21 años, hasta su muerte, a luchar por la independencia de Cuba, participando en todas las etapas de nuestra Guerra de los Treinta Años y obtuvo el grado de Mayor General del Ejército Libertador y el mando de la Segunda División del Quinto Cuerpo, correspondiente a la provincia de La Habana.»