Carlos Zugasti Salazar fue uno de los últimos alcaldes de Marianao durante el dominio colonial español. Durante su gestión debió hacer frente a la crisis económica y humanitaria provocada por la Guerra de Independencia y la política de Reconcentración del Capitán General Valeriano Weyler.
En 1897 adquirió con los caudales municipales la quinta de veraneo del Marqués de Almendares (126 entre 67 y 69 actual), que menos de una década después el alcalde Leyte Vidal arrendó a Domingo Villamil para que instalará en ella los talleres de su fábrica de tabacos La Reserva.
Carlos Zugasti, alcalde de Marianao
Hombre probo y preocupado por el destino de sus paisanos, Carlos Zugasti intentó, en medio del hostil contexto en el que le correspondió desarrollar su gestión al frente del consistorio, aliviar las penas de los más necesitados y continuar la línea ascendente de desarrollo del municipio Marianao que habían iniciado sus predecesores.
La política de Reconcentración decretada por el Capitán General Valeriano Weyler el 21 de octubre de 1896 provocó que se multiplicaran en Cuba las epidemias. Dentro de las enfermedades que provocó mayor mortandad entre los infelices reconcentrados destacó la viruela, que se extendió por toda la Isla.
Marianao, como pueblo de reconcentrados también sufrió por la viruela y Carlos Zugasti, en su condición de alcalde municipal hizo lo posible por combatir la enfermedad:
Así lo demuestra la papelería que se conserva en el fondo del Ministerio de Ultramar en PARES, donde existe un expediente con una petición del gobierno colonial para que se le conceda a Carlos Zugasti su ingreso en la Orden Civil de Beneficencia por los méritos humanitarios acumulados.
Según lo expresado en este expediente, durante la gestión de Carlos Zugasti al frente del Ayuntamiento de Marianao se instaló el hospital en el término, se realizó una profunda labor de saneamiento y se fumigaron y desinfestaron todas las casas en las que se reportaron enfermos de viruela.
Al mismo tiempo, gestionó y obtuvo la autorización para la instalación de un cementerio especial que se habilitó junto al hospital para dar sepultura a las numerosas víctimas que provocó la Reconcentración en Marianao.
Precisa el documento que durante el tiempo que duró la epidemia de viruela, el alcalde Carlos Zugasti visitaba con frecuencia a los enfermos, con riesgo de contraer el mismo la enfermedad.
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