Ignorado por la gran mayoría de los habaneros, casi al final de la calle G, llegando a Carlos III se alza el sencillo monumento a Bartolomé Masó Márquez, Mayor General del Ejército Libertador cubano y último Presidente de la República en Armas.
Ubicado en el separador de la doble vía de la Avenida de los Presidentes, mirando al sur, el monumento al Mayor General Bartolomé Masó se compone de una base rectangular de piedra de cantería sobre la que se eleva una columna de unos dos metros de igual material, coronada por un busto de bronce del héroe.
Monumento a Bartolomé Masó un homenaje de los masones al héroe del 24 de febrero
El Mayor General Bartolomé Masó aparece en traje de paisano, con corbata de lazo y levita; delgado y de mirada serena, su rostro con barba recuerda al hombre del 24 de febrero, tal y como lucía en sus últimos años, cuando ostentaba el cargo de Presidente de la República en Armas.
Sobre el pedestal de piedra de cantería se encuentra una pequeña placa de bronce, con una leyenda:
«Donado por la Logia Bartolomé Masó
V.M. Felipe Carbonell Soler
Entre la placa y el busto, también en letras de bronce el nombre del Mayor General mambí y sobre la misma altura en la cara norte del pedestal otra leyenda en letras de bronce:
«24 de febrero (1895 – 1953)»
Evidente alusión al alzamiento que dio inicio a la última Guerra de Independencia – y en el que el Mayor General Bartolomé Masó jugó un papel determinante, hasta el punto de que muchos historiadores consideran que con su actitud intransigente ante las actitudes conciliadoras y timoratas, salvó la contienda que amenazaba en morir en embrión – y a la fecha de 1953 en que los masones erigieron su homenaje en la calle G al héroe oriental.
Desafortunadamente, esta cara del monumento se ha deteriorado con el paso de los años y ya faltan letras a la leyenda de bronce.
El hombre detrás del bronce
Mayor General del Ejército Libertador cubano Bartolomé Masó Márquez (1830 – 1907)
Bartolomé Masó Márquez nació en Yara, Oriente el 21 de diciembre de 1830. Conspiró contra España y se alzó en la finca La Demajagua junto a Carlos Manuel de Céspedes.
Durante la Guerra del 68 ocupó varios cargos en el gobierno de la República en Armas y en la administración civil. Rechazó el Pacto del Zanjón y fue uno de los hombres que protestó en Baraguá contra una paz sin independencia. Concluyó la contienda con el grado de General de Brigada.
En 1879 fue enviado a las prisiones españolas en el norte de África por ser uno de los organizadores de la Guerra Chiquita y en 1890 se complotó con el Mayor General Antonio Maceo en la llamada Paz del Manganeso.
El Partido Revolucionario Cubano lo nombró responsable de las regiones de Bayamo, Manzanillo, Holguín y Jiguaní; y, siguiendo las órdenes de Martí y Gómez, se alzó en armas el 24 de febrero de 1895.
Su actitud intransigente al inicio de la guerra, salvó al movimiento en su embrión y ganó el tiempo necesario para que los principales jefes llegaran a la Isla.
Durante la Guerra del 95 ocupó la jefatura del Segundo Cuerpo y fue vicepresidente y luego Presidente de la República en Armas, cargo que ocupaba al finalizar la contienda.
Aspiró a la presidencia de la República en las primeras elecciones contra Tomás Estrada Palma, pero retiró su candidatura por considerar que su contrincante era favorecido por los ocupantes estadounidenses. Se retiró entonces de la vida pública y regreso a su finca La Jagüita, en las afueras de la ciudad de Manzanillo, donde falleció el 14 de junio de 1907.
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