Rafael Eduviges Arango y Núñez del Castillo, citado comúnmente sólo como Rafael Arango, fue un militar español nacido en La Habana, héroe de la jornada gloriosa del 2 de mayo de 1808 en Madrid.
Nació en la ciudad capital de Cuba el 16 de octubre de 1787. Descendiente de una familia de militares a muy corta edad fue enviado a España para que siguiera la carrera de las armas.
Militar español
En España, ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería de Granada, y después en el Colegio de Artillería de Segovia, donde obtuvo el grado de alférez en 1806.
Al siguiente año embarcó para La Habana, pero fue hecho prisionero por los ingleses que lo canjearon a principios de 1808. Gracias a eso pudo regresar a España y se dirigió a Madrid.
Intervino en los gloriosos y trágicos sucesos del 2 de mayo defendiendo el Parque bajo las órdenes de Luis Daoiz y Pedro Velarde. Salvó la vida de puro milagro y tras ver morir en sus brazos a su jefe Daoiz, logró evadirse junto su hermano José y escapar de Madrid para unirse a las fuerzas que luchaban contra los ocupantes franceses.
En Andalucía ingresó al ejército del general Francisco Javier Castaños, con el que tomaría parte en la célebre batalla de Bailén, donde se rompería el mito de la imbatibilidad de las fuerzas de Napoleón.
Rafael Arango terminó la Guerra de Independencia de España con grados de Teniente coronel y una de las primeras cruces de San Fernando que concedió la corona española. Fue destinado entonces a la Capitanía General de Guatemala, pero poco después, ya coronel, regresaría a La Habana, donde se retiraría de la vida militar.
A juicio del Historiador Jacob de la Pezuela, a Rafael Arango y Núñez del Castillo:
«(…) sólo le falto morir al lado de Daoiz y Velarde, para igualarlo en gloria como los había igualado en valor y patriotismo»
Rafael Arango «Benemérito de la Patria»
Falleció Rafael Arango en La Habana, el 6 de noviembre de 1850 y fue enterrado en el Cementerio General.
Por Real Orden fue declarado Benemérito de la Patria y se concedió a su familia el recuerdo de sus acciones colocando en el solar de la casa de la calle Cuba donde nació y murió una placa con la siguiente inscripción:
La tarja fue colocada en una ceremonia solemne en la que participó el presidente del Ayuntamiento de La Habana, altos oficiales del ejército español y la Armada, así como una brigada de artillería con su banda de música a la cabeza.
Las autoridades ordenaron engalanar la calle Cuba y los sobrinos de Rafael Arango costearon un hermoso toldo de 200 metros con el que quedaron cubiertas las paredes de la casa de vivienda y el convento del frente, además de asegurar sombra a la numerosa concurrencia que se dio cita en el lugar.
El Diario de la Marina cubrió profusamente el acto y prestó sus páginas para que los poetas habaneros rindieron homenaje al coronel Rafael Arango. Uno de los más inspirados, Miguel Cárdenas y Chávez le dedicaría una larga oda que concluía con los siguientes versos:
Entre el canto y el himno de victoria, del valiente español, jamás cobarde, siempre en la lid alcanzaremos gloria como Arango y Daoiz, como Velarde...
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