Alejandro Lugo es uno e los actores más importantes y singulares de Cuba, uno de los pocos casos de primeras figuras masculinas que logró ser protagonista sin tener el clásico aspecto del galán de entonces. Pues Lugo tenía cuerpo de deportista sin ser un hombre alto, debido a su paso por el boxeo y la natación.
En sus inicios, había nacido el 25 de noviembre de 1915, debió ser un boxeador prometedor, pues el mismísimo Kid Chocolate solía ir a verle pelar, para poder aconsejarle luego. Alejandro Lugo era de carácter fogoso, lo cual es bueno para un pugilista, pero su arrojo e impaciencia le hacían cometer errores imperdonables, por los que luego el Kid le peleaba, como aquella vez que bajo la guardia y ofreció el rostro a su rival, pues aquel no tiraba un golpe.
Además de su paso por el boxeo Alejandro Lugo fue profesor de natación, marinero… lo que apareciera para buscarse la vida. Pero todo cambió cuando en 1936 estalló la guerra civil española, un conflicto del otro lado del mundo, en el que no participó le cambió la vida.
Alejandro Lugo, nace un actor
Con el estallido de la guerra en España, emigraron para Cuba destacada figuras de la cultura ibérica, como José Rubia Barcia, quienes crearon la Academia Libre de La Habana, centro que pronto se convirtió en lo más avanzado de la enseñanza teatral en Cuba. De ahí salieron actores importantes de la escena nacional en las próximas décadas, como: Antonio «Ñico» Hernández, Marisabel Sáenz, entre otros. Uno de ellos, fue el exboxeador de veintipocos años, Alejandro Lugo.
Su primera gran oportunidad fue, como tantos otros, en las ondas de CMQ -a inicios de los años 40-, donde tuvo el papel protagónico en la aventura de José Ángel Buesa llamada «Diego Grillo«. Otra parada importante de su carrera fue en Tarzán, donde demostró capacidad de diversificación vocal interpretando a Wally y a la mona Chita.
El final de esa década le depara dos importantes momentos en su carrera, de los cuales siempre habló con deferencia, uno es su actuación junto a la Única, Rita Montaner, en «Mejor que me calle»; el segundo, es uno de los momentos más importantes del entretenimiento en América, la novela «El Derecho de Nacer«, que salió al aire en abril de 1948.
Pese a la fama radial Alejandro Lugo también hace teatro, sobre todo en el cual también cosecha éxitos, muy alabado fue su trabajo junto a:
Violeta Casal en la obra Veinticuatro rosas rojas, que presenta la Sala Arlequín y Desviadero 23 del Patronato del Teatro.
Radio Cubana
Por la cual es reconocido en 1956 cuando gana el importante trofeo Talía.
Aunque no lo sabía entonces Alejandro Lugo fue el último actor en compartir escena con la Única:
el 31 de mayo de 1957, volvieron a coincidir en el escenario del teatro Arlequín en la comedia Fiebre de primavera, de Noel Coward. Esta fue la última función que diera “La Única”, pues meses después falleció.
Cubanos Famosos.
Fundador de la televisión, Alejandro Lugo comenzó en ella actuando en un policíaco, curiosamente inglés, con libreto de Marcos Behmaras, el cual fue el primero de su género en Cuba.
A partir de entonces tendría una fuerte presencia en el medio, primero como galán de CMQ, y luego en roles parecidos después de 1959. La relación con este medio duraría hasta casi su muerte.
En el cine Lugo tuvo una fuerte presencia, realizando veintiséis filmes entre Cuba y el extranjero, desde el primer éxito, en «Siete muertes a plazo fijo» (1950) -Primer thriller cubano-, junto a grandes como Raquel Revuelta y Maritza Rosales, hasta una de sus últimas actuaciones, en la película «En tres y dos«, en la cual se hace un interesante juego con su historia real como boxeador, y la del personaje que encarna.
Alejandro Lugo el maestro de actores
Luego de 1959 Alejandro Lugo asume una importantísima labor, cuando en 1969 asume la dirección de una escuela de actuación creada por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), de la cual emergieron muchos grandes actores como: Teresita Rúa, Yolandita Ruiz, Susana Pérez, Irela Bravo, Jorge Villazón etc.
Durante tres años, Alejandro Lugo, puso su carrera actoral en pausa y se consagró a devolver lo que en su momento aquellos maestros españoles habían hecho con él.
Lugo diseño un programa donde se imaprtiera desde técnicas de actuación hasta modulación de la voz e historia del arte, pasando por dicción y expresión corporal.
Como parte de su sistema insistía en que mientras fueran alumnos de la escuela no podían asumir protagónicos, pues en la actuación había que empezar desde abajo hasta estar formado.
Alejandro Lugo falleció en La Habana en 1996, rodeado de la admiración de varias generaciones de actores. Alden Knight, su viejo amigo, en la despedida del duelo lo caracterizó con estas palabras con las que cerramos:
Nunca podremos olvidar a Lugo, como simplemente le agradaba que le dijesen, el Lugo que corre todas las mañanas, como uno más, a lo largo del malecón habanero; al que internamente conocemos, el que se preocupa por el bienestar de sus compañeros, el de la amplia sonrisa, el del merecido laurel de la jovialidad, autenticidad, generosidad
Gracias por tan buena información