En algún momento entre los años de 1555 a 1557 nació, en la villa de San Cristóbal de La Habana, el mulato esclavo Diego Grillo, quien andando el tiempo se convertiría en el más temible pirata cubano que se recuerde, y uno de los más famosos de su época.

Dieguito, Diego Mulato, Diego Lucifer, o el Mulato Lucifer serían algunos de los nombres con los cuales la historia lo marcaría, y que en la mayoría de los casos ilustran la ferocidad del pirata cubano.

Diegogrillo
Ilustración que supuestamente representa a Diego Grillo. Fuente ECURED

No dio tregua a España, se desquitó en sus territorios y en sus barcos los azotes y maltratos con los que su amo, presunto gobernador de Campeche, lo castigó durante años.

Por eso siendo aún adolescente escapó -probablemente hacia los pantanos de la zona sur de Cuba-, donde terminó enrolándose en una embarcación de bucaneros españoles.

La desgracia de muchos y la suerte de Diego Grillo

Andando el tiempo su embarcación fue atacada y abordada -alrededor de 1572- por el «Azote de los mares» en persona, el temible Francis Drake. 

El exterminio fue total, o casi, pues Drake le perdonó la vida al jovencito mulato y lo tomó bajo su cuidado. Tal vez nunca se sepa qué oscuros pensamientos, o luminosas premoniciones, llevaron al despiadado pirata a semejante e inusual gesto. Muchos han sugerido la idea de que, la luego famosa fiereza, que el muchacho tenía en sus ojos, llevó a Drake a avisorar un futuro pirata.

Con el inglés, Diego Grillo haría carrera, participó en decenas de asaltos y saqueos, aprendió las artes de los mares -literalmente circunnavegarían juntos el mundo-, las muchas maneras de infundir pánico a un enemigo, etc.

Francis Drake, mentor de Diego Grillo
Francis Drake

Conoció junto a su protector la fastuosidad y los honores de la corte inglesa, y se presume que estuvo junto a él cuando la reina Isabel lo nombró caballero del imperio británico.

Mientras su maestro estuvo en tierra, cumpliendo labores de caballero, Diego Grillo se hizo solo a la mar.  Capitaneó tripulaciones de holandeses, franceses e ingleses cuyo blanco principal eran, por supuesto, colonias y naves de España.

El regreso de Drake 

Para 1577, aproximadamente, el ya Sir Francis Drake se aburrió de estar en tierra, reunió una tremenda flota de alrededor de veintitrés buques y se hizo a la mar. Junto a él, mandando la nave capitana, se presume que iba Diego Grillo.

Juntos saquearon Campeche, Normbre de Dios, asediaron La Habana, destruyeron Saint Agustine, y asolaron los mares de América cazando flotas de plata. 

El 28 de enero de 1596, en una playa de Portobelo, muere el «Azote de los mares«, a su lado debió estar Diego Grillo, quien se presume haya sido el hombre que llevó de regreso la poderosa flota a los puertos de Inglaterra.

Pata de Palo, Diego Grillo y las brumas de la historia

Luego de la muerte de Drake el nombre de Diego se pierde, no se vuelven a tener noticias suyas hasta 1603, cuando aparece unido al célebre Pata de Palo (Cornelius Jols). Se cree que establecieron su base central en la Isla de Pinos y en la cayería de la zona, de donde debe haber zarpado el pirata holandés a asolar Santiago de Cuba. Mientras Pata de Palo saqueaba la capital del Oriente cubano, Diego Grillo, que ya era llamado el Mulato Lucifer, asaltó Nuevitas, llevándose consigo seis barcos españoles. 

Presuntamente ambos estuvieron entre la gran armada que Piet Heyn formó para apoderarse de «La flota de la plata«, lo cual es perfectamente posible si tenemos en cuenta factores como la nacionalidad y objetivos del ataque que el Almirante holandés preparaba.

Piet Hayn, a cuya órdenes sirvió Diego Grillo
Estatua viviente que representa al Almirante holandés Piet Heyn. Grupo de teatro callejero NORIA

A partir de aquí las huellas de Diego Grillo son envueltas por las brumas de la historia, pues aunque se siguen teniendo reportes de su actividad no parece que sea el mismo pirata, por razones cronológicas tal cosa no es posible, otro capitán estuvo usando su nombre cuando según los españoles es ahorcado en 1673, pues de haber sido el auténtico Diego tendría unos 120 años.

Ni que decir del Diego Grillo ahorcado en 1680, o del reportado en 1703 saqueando un barco español.

Nunca sabremos cuándo murió realmente el Mulato Lucifer, pero muy grande debe haber sido el terror que infundió en las almas y armas españolas, para que su fantasma haya seguido acosándolos hasta el fin de la era dorada de la piratería.