Tan acostumbrados estamos los habaneros a caminar entre adoquines y a asociarlos con un pasado remoto que erróneamente los creemos mucho más antiguos de lo que en realidad son.

Aunque ya los cartagineses y los romanos utilizaban piedras en la pavimentación de sus calzadas hace 25 siglos y el uso de adoquines (que es palabra árabe y significa «piedra escuadrada») fue profuso en Europa y América del Norte durante la segunda mitad del siglo XIX; contrario a lo que muchos creen, en el caso de La Habana, las calles adoquinadas no están relacionadas con el pasado colonial.

Adoquines para La Habana

De hecho, cuando en 1900 se colocaron los primeros adoquines en la villa de San Cristóbal, había pasado más de un año desde que el último soldado español se perdiera en el Morro.

Fueron los ocupantes estadounidense los que se propusieron, dentro de su plan de saneamiento del país, el mejoramiento de las calles y caminos e importaron los primeros adoquines para la capital cubana.

En las tres décadas siguientes el país en general y La Habana en particular vivieron una verdadera «fiebre de pavimentación» que cambió para bien el aspecto de las ciudades y pueblos.

Particularmente activo en este sentido fue el gobierno del general Gerardo Machado, quien había llegado al poder con aquello de…

Agua, caminos y escuelas

Y caminos, al menos, hizo bastantes. Desde la imprescindible Carretera Central hasta la pavimentación de casi todas las ciudades y grandes pueblos de Cuba.

La Secretaría de Obras Públicas colocó en La Habana adoquines noruegos «azules» de una gran calidad y belleza, que todavía asoman en las calles de la ciudad.

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Colocación de adoquines como parte de la restauración de la calle Obispo. (Foto tomada del sitio de Radio Rebelde)

Curiosamente la vida útil de los adoquines de la capital fue bastante corta. El impetuoso desarrollo del automóvil y el abaratamiento de otros materiales de construcción vial, marcaron el ritmo del progreso y el fin de los adoquines que quedaron sepultados bajo numerosas capas de asfalto.

En años recientes, por el crecimiento turístico experimentado por La Habana han vuelto a resurgir las calles adoquinadas; en ocasiones rescatando los que permanecen enterrados bajo las vías, en ocasiones construyéndolas con adoquines «nacionales», los llamados «adocretos», de muy menor calidad que los que se utilizaran durante la primera mitad del siglo XX y que tantos y tantos, siguen creyendo que son más viejos de lo que en realidad son…