Macadán, la técnica de pavimentación que precedió a los famosos adoquines de La Habana

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Equipo de Fotos de La Habana. Integrado por historiadores, periodistas y profesores.

febrero 3, 2023

Antes que los famosos adoquines de La Habana, las calles de la ciudad estuvieron pavimentadas con macadán, material y técnica de construcción de carreteras que se empleó en la urbe a partir de la década de 1830 y que permitió a los habaneros, por primera vez en varios siglos, poder contar con calles medianamente decentes,

Hasta entonces, las calles de La Habana, se encontraban empedradas con «chinas pelonas» o sin pavimento alguno – lo que las convertía en lodazales intransitables en época de lluvia.

El Paseo de Carlos III pavimentado con macadán
El Paseo de Carlos III pavimentado con macadán

Del macadán a los adoquines de La Habana

Estas calles no escaparon al afán urbanizador del Capitán General Miguel Tacón, quien gobernó Cuba entre 184 y 1838, y se propuso su mejora y embellecimiento, pavimentándolas con macadán.

El macadán o macadam era un material de construcción compuesto de piedra de cantería triturada y compactada, cuyos espacios se rellenaban con recebo. Esta técnica de pavimentación fue ideada por el ingeniero escocés John Loudon McAdam (de ahí lo de «macadán») y se utilizó en La Habana hasta que las calles comenzaron a ser adoquinadas durante la ocupación estadounidense.

Como todo lo que emprendió Tacón durante su gobierno en Cuba, la macadanización de las calles habaneras contó con la alegre y activa oposición del Ayuntamiento – que incluso le incluyó este empeño como uno de los cargos en su contra durante el juicio de residencia que se le siguió al Capitán General una vez terminado su mandato en la Isla – Todo, a pesar de las ventajas más que evidentes que para las comunicaciones y la salubridad de La Habana poseía el nuevo sistema:

Con el macadán muchas calles dejaron de ser intransitables, pues ya no se acumulaban en ellas agua y fango durante las temporadas de lluvia. Al mismo tiempo, al tratarse de una superficie regular – a diferencia de las calles empedradas con chinas pelonas – ya no resultaban necesarias grandes ruedas para la estabilidad de los carruajes y carretas , lo que ayudó a descongestionar el tráfico. Y, por último, y no menos importante, el nuevo pavimento, provocaba muchísimo menos ruido por fricción y su mantenimiento era relativamente más fácil y barato.

Afortunadamente para La Habana, Tacón se salió con la suya y desde la calle Bernaza (que fue la primera pavimentada con macadán) el sistema de pavimentación se fue extendiendo rápidamente por toda la ciudad.

Con el advenimiento del nuevo siglo, el pavimento de macadán que cubría casi toda La Habana comenzó a ser sustituido por adoquines; un proceso que fue lento y penoso, debido al costo del nuevo material de pavimentación y que nunca llegó a concluirse por completo más allá de las zonas más céntricas. Sobre todo porque con el auge y la revolución del automóvil terminaron por imponerse otras formas de pavimentar como las mezclas asfálticas, mucho más rápidas, económicas y adecuadas a los nuevos vehículos a motor.

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