Pedro Martínez Inclán fue un muy destacado arquitecto y profesor de arquitectura de la Universidad de La Habana. Presidió el Patronato de Urbanismo de Cuba, el Colegio de Arquitectos y proyectó los planes directores de varias ciudades cubanas y colaboró con los planes que terminarían en la construcción del Barrio Obrero durante el gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín.

Nació en Cienfuegos en 1883, donde cursó estudios hasta la segunda enseñanza. Antes de graduarse como arquitecto en la Universidad de La Habana en 1910 trabajó como profesor de matemáticas en su ciudad natal y como maestro de una escuela pública en la capital del país, plaza que ganó por oposición.

En 1913, durante la alcaldía de Fernando Freyre de Andrade, comenzó a trabajar en el Departamento de Fomento del Ayuntamiento de La Habana, que le pagó una pensión para que viajara a Europa a estudiar las nuevas visiones que se imponían en la arquitectura y el urbanismo.

Durante su paso por París, Pedro Martínez Inclán conoció, entre otros a León Jaussely, Henri Prost y a Jean Claude Forestier (quien unos años después viajaría a La Habana, invitado por el Dinámico Carlos Miguel de Céspedes, para someter a la capital cubana a su primer gran plan de modernización).

A su regreso a Cuba dictó conferencias sobre los modernos conceptos de arquitectura y urbanismo que había aprehendido en Francia y en 1924 se le otorgó una plaza de profesor en la Universidad de La Habana. Desde esa posición elevó una propuesta de intervención urbana en la ciudad en la que existían múltiples coincidencias con el Plan Forestier que se llevó a cabo (al menos en parte) poco después durante el gobierno del general Gerardo Machado

Pedro Martínez Inclán_Arquitecto cubano
El arquitecto y profesor de la Universidad de La Habana, Pedro Martínez Inclán

Pedro Martínez Inclán: la cátedra al servicio de la idea

Sin ser un político, el profesor Pedro Martínez Inclán, no fue, sin embargo, un hombre completamente ajeno a la vida política del país: Durante el gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín, a quien conocía de la Universidad, asesoró al Divino Galimatías, consiguió que se aprobara un plan, por el cual abrieron sus puertas 1500 nuevas escuelas en la Isla y estableció los primeros esquemas directores que terminarían en la construcción del Barrio Obrero.

Como arquitecto fue un duro crítico de los pastiches neocoloniales, una aversión que transmitió a sus alumnos de la Universidad de La Habana (entre los que se contaron nombres ilustres como Antonio Quintana o Alberto Prieto) y proyectó los planes urbanísticos de las ciudades de Santiago de Cuba, Cienfuegos, Matanzas y Pinar del Río.

Proyectó los edificios de Ciencias Comerciales, Farmacia y Ciencias de su querida Universidad de La Habana; el edificio de apartamentos de 23 y 16 en el Vedado – considerado por muchos especialistas como el primer edificio puramente «racionalista» de la capital cubana.

Ya desde antes, cuando trabajaba como arquitecto municipal de La Habana (1913 – 1933), Pedro Martínez Inclán había ido perfeccionando su Plan Director hasta convertirlo en un Plan General del Sistema de Parques y Avenidas de La Habana, en cuyo centro se encontraba en la llamada Plaza Cívica en la Loma de los Catalanes.

Tras su jubilación continuó muy unido al claustro de la Universidad de La Habana al que se habían incorporado varios de sus más eminentes discípulos, quienes no tuvieron reparo en que se le nombrara Profesor Emérito de esa alma máter.

Presidente del Patronato de Urbanismo de Cuba – una de las tantas asociaciones de las clases vivas que existían en el país y que buscaban llenar el vacío dejado por el Estado en las cuestiones públicas – Pedro Martínez Inclán fue un intenso propagandista, de la necesidad de desarrollar una arquitectura integrada al entorno, que tuviera en consideración la naturaleza, la luz o el abrasivo clima del país.

A semejanza de otros arquitectos contemporáneos que simultanearon la actividad pública y profesional con la pluma, el profesor Pedro Martínez Inclán fue un activo colaborador de los medios del gremio (Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros, Revista de Arquitectura) a las que estuvo enviando sus artículos hasta poco antes de su muerte en 1957.