La fabrica de cemento El Almendares era una fábrica de cemento Portland que se encontraba situada en la orilla oeste del río homónimo, a la altura de la actual Avenida 41, en el término municipal de Marianao, provincia de La Habana.

Construida con capital francés, español y cubano, la fábrica de cemento El Almendares se estableció el 12 de febrero de 1901. Tenía una capacidad de producción de 50 000 toneladas anuales y comercializaba su producto bajo la marca «Volcán». Sus oficinas centrales se encontraban en París y sus accionistas principales fueron millonarios de la talla de Francisco Álvarez, Federico Kholy (quien construiría un suntuoso reparto en las cercanías) y el mítico gallego José López Rodríguez «Pote».

Fábrica de cemento El Almendares y cemento El Volcán

Según reseña El Fígaro, de casualidad se descubrió un día en terrenos de la propiedad del Sr. Federico Kohly, situados en las riberas del río, sustancias calcáreas que unidas a la tierra colorada, formaban un poderoso cemento de una extraordinaria resistencia, igual al que se producía en el extranjero. Un sindicato francés, a cuyo frente se colocó el opulento cubano señor Francisco Alvarez, se encargó de acometer la empresa, enviando al ingeniero Mr. J. S. Vielajus para que montara los aparatos necesarios y puciese en marcha la producción.

Una de las primeras dificultades que enfrentó el señor Vielajus fue las abruptas condiciones para transportar de manera eficiente el material, sobre todo en tiempos de lluvia donde la zona se convertía en un lodazal. La solución fue la instalación de un teleférico por el que los vagones podían circular con independencia del tiempo.

Para 1903 ya se había extendido la producción a otras industrias sirnilares como: fabricación de ladrillos, tejas, tuberías de barro y cemento, piedras artificiales, bloques y muy especialmente locetas de mosaico para pisos y paredes, con un destacado cuidado en la belleza.

Apenas un año después de haber comenzado la producción, y ante el éxito del negocio, la fábrica de cemento El Almendares fue modernizada lo que impulsó la producción al punto que ya en 1907 se había duplicado. Es destacable que la instalación de las maquinarias modernas posibilitó que sus grandes hornos pudiesen ser operados por una sola persona.

Su moderna maquinaria Krupp de origen alemán con cuatro enormes hornos giratorios producía un cemento de altísimo calidad, capaz de competir ventajosamente con su similar importado, y muy superior a sus competidores del patio como la fábrica de cemento Cuba, la cual tuvo que cerrar al no poder emular ni en cantidad ni en calidad al cemento estructural de El Almendares.

Para desarrollar los 1 500 caballos de fuerza que movían su maquinaria, la fábrica de cemento El Almendares contaba con su propia planta eléctrica; y para el mantenimiento de sus instalaciones construyó talleres anexos de mecánica y carpintería.

La dirección técnica de la fábrica estaba en manos de especialistas franceses muy competentes y la materia prima se obtenía en canteras cercanas que conectaban con El Almendares a través del mencionado teleférico y también mediante una vía férrea particular.

El Volcán producido por la fábrica de cemento El Almendares se utilizó en la construcción del muro del Malecón y fue el preferido por Obras Públicas para los proyectos que llevaba a cabo en todo el país.

Cemento Portland Volcan El Almendares Antonio Puig el arte industrial

Gracias al cemento de El Almendares y su resistencia superior se pudo – por primera vez en Cuba – construir estructuras complejas de hormigón como el propio puente de 23 sobre el río Almendares, aledaño a la fábrica.

En 1912, para dar respuesta a la creciente demanda los propietarios realizaron una nueva ampliación de la fábrica que permitió aumentar en un tercio su producción.

Sin embargo, el establecimiento de El Morro, una nueva fábrica de cemento con tecnología más moderna y competitiva provocó que «El Almendares» fuera perdiendo cuotas de mercado hasta que finalmente terminó por cerrar en 1921.

Tras el cierre de la industria cementera, que coincidió temporalmente con el crack bancario y la ruina y suicidio de Pote, las instalaciones y terrenos que ocupaba la misma quedaron bajo el control de su hijo y heredero José López Serrano quien montó una fábrica de papel y cartón en el lugar, a la vez que a partir de 1924 se iniciaba la urbanización del reparto Alturas de Miramar en la zona colindante [1].

Hoy de la enorme fábrica de cemento no existe practicamente nada, apenas el semirruinoso edificio de la administración, convertido en ciudadela.

Notas

[1] Fuera de la urbanización del reparto Alturas de Miramar sólo quedaron las instalaciones de la fábrica de cartón, las cuales se integraron al mismo en la década de 1940.