La fábrica de cemento El Morro (luego Fábrica de cemento René Arcay) que operaba bajo la razón social de «Compañía Cubana de Cemento Portland» era una fábrica de cemento Portland, que se ubicaba en el Mariel, provincia de Pinar del Río. Fue la tercera de su tipo en Cuba y comercializaba su producto bajo la marca «El Morro».
Construida con capital norteamericano a un costo de 3 500 000 pesos, la fábrica de cemento El Morro comenzó sus operaciones el 27 de abril de 1918.
Fábrica de Cemento El Morro, cemento para 200 años
Su principal accionista era el banquero estadounidense Galen Luther Stone, quien se interesó en fomentar el negocio al percatarse de la gran cantidad de cemento que estaban exportando hacia Cuba las empresas de su país.
Stone envió a sus agentes a Cuba, quienes le confirmaron la factibilidad de la empresa y adquirieron para su instalación la finca Mojica en las cercanías del poblado del Mariel [1], que en aquel entonces pertenecía a la provincia de Pinar del Río.
La construcción de la nueva fábrica de cemento el Morro se extendió comenzó en 1915 y se extendió por tres años.
En abril de 1918 se realizó el primer embarque de cemento El Morro desde el puerto del Mariel. Para eso la empresa contaba con un barco, dos chaladas y un remolcador de 1 000 caballos de fuerza, los cuales utilizaba en la transportación del cemento a granel hasta sus dos modernas plantas de envase (una en la ensenada de Atarés en La Habana y la otra en Nuevitas, Camagüey).
Originalmente la fábrica de cemento El Morro contó con tres hornos – a los que se agregarían dos más luego de la ampliación a la que fue sometida en 1926 – los cuales eran operados por unos 300 obreros en dos turnos de ocho horas cada uno.
Su capacidad de producción era en 1925 de unos 3000 barriles diarios (137 000 toneladas anuales); capacidad que casi se duplicó un año después para luego volver a contraerse debido a la desinversión y la caída de la demanda.
Durante los años 20 su vicepresidente y director general en Cuba fue el teniente coronel del Ejército Libertador cubano José Eliseo Cartaya, quien había sido Administrador de La Aduana de La Habana, presidente de la Junta de Puertos, candidato a la alcaldía de La Habana y Presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Cuba [3].
Utilizaba la Fábrica de cemento El Morro el «proceso húmedo», el cual garantizaba un producto de calidad constante y superior, que rápidamente desplazó del mercado cubano al cemento importado y provocó la quiebra de su competencia doméstica, la fabrica habanera El Almendares, la cual no pudo soportar el pulso impuesto por la industria del Mariel [2].
Por más de una década (1915 – 1931) la fábrica de cemento El Morro funcionó de forma ininterrumpida, beneficiándose del altísimo ritmo urbanizador de las primeras décadas de la República y los ambiciosos planes de obras públicas de los gobiernos cubanos.
Sin embargo, la gran crisis del 29 la golpeó con fuerza y en 1931 la fábrica de cemento El Morro se vio obligada a cerrar por siete meses. Durante ese tiempo los dueños – que ya preveían una contracción de la demanda en el país – ordenaron desmontar tres de los cinco hornos para enviarlos a Brasil, donde estaban construyendo otra fábrica de cemento.
Durante la década de 1940 la gerencia de la fábrica de cemento del Mariel se vio implicada en un gran escándalo, pues las autoridades municipales, avaladas por la Audiencia de Pinar del Río, embargaron la industria al negarse sus dueños a pagar los impuestos municipales que adeudaban desde hacía casi diez años. Sólo las gestiones del embajador de los Estados Unidos ante el presidente de la República, Dr. Ramón Grau San Martín para que el gobierno cubano la «interviniera» impidieron el embargo municipal, lo que levantó no pocas protestas ante la opinión pública.
En 1958, Compañía Cubana de Cemento Portland tenía un capital suscrito de 7 103 250 pesos en 142 065 acciones (todas bajo el control de la «Lone Star Cement Corporation»); daba empleo a 666 trabajadores y, por su importancia, era la novena industria no azucarera en Cuba.
Desde 1955 la compañía había proyectado abrir una segunda fábrica en Nuevitas, Camagüey, por lo que el gobierno del general Fulgencio Batista la favoreció, en septiembre de 1956, aumentando en 27 centavos el precio del saco de cemento [3].
De la Compañía Cubana de Cemento Portland a Cementos Curazao
Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 la fábrica de cemento El Morro fue primero intervenida y luego nacionalizada por el nuevi gobierno de la Isla que la renombró como Fábrica de Cemento René Arcay.
Entre 1974 y 1981 el gobierno cubano realizó, a través de una empresa española, la modernización y ampliación de la antigua fábrica de cemento El Morro, la cual elevó su capacidad de producción a 1.5 millones de toneladas, casi cinco veces su capacidad original.
De esa forma la René Arcay pudo estar a la altura que demandaba la enorme cantidad de obras sociales y el amplio programa de viviendas que desarrolló el gobierno cubano durante la década de 1980.
La caída del llamado campo socialista y la desaparición de la URSS sumió a Cuba en una profunda crisis económica en los primeros años de la década de los 90 y la René Arcay se vio obligada a buscar alternativas para poder seguir funcionando, convirtiéndose a partir de 1994 en «Cementos Curazao», la primera empresa mixta del país en el sector de la Construcción y redireccionando su producción de cemento y clinker hacia la exportación.
Sin embargo, apenas una década después, en la misma medida en que se encarecía el combustible que alimentaba la planta, fueron subieron los costos de producción, se perdió competitividad y la exportación de cemento se detuvo. Toda la producción debió destinarse entonces al mercado nacional.
Notas y referencias
[1] Los expertos escogieron la finca Mojica para el emplazamiento de la Fábrica de Cemento El Morro por la cercanía de las canteras que aseguraban la materia prima necesaria para 200 años.
[2] El Almendares, que a su vez había provocado el cierre de la Fábrica de Cemento Cuba, no pudo soportar la competencia de El Morro que le arrebató el mercado doméstico gracias a la calidad superior de su producto (tres años después de abrir la fábrica del Mariel, su cemento era utilizado en el 85 % de las obras construidas en La Habana).
[3] Jiménez Soler, Guillermo. Las empresas de Cuba 1958. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 2014.
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