Las Reales Maestranzas de Caballería surgieron en España como corporaciones caballerescas privadas de carácter deportivo.

El reino las amparó porque a través de ellas se mejoraba la cría de caballos, y se formaban futuros oficiales de caballería de los Reales Ejércitos.

Maestranza de Caballería de La Habana

Primera se creó la de Ronda (en 1572), después la de Sevilla (1670), Granada (1686), y Valencia (1690), todas ellas en la península, y la de La Habana (1709) en ultramar.

La Real Maestranza de Caballería de La Habana, creada en 1709, fue aprobada por el Rey Felipe V mediante Decreto Real con la finalidad de ayudar a la defensa de Cuba de los continuos ataques corsarios.

Sesionaba la Real Maestranza de Caballería de La Habana en el convento de San Francisco y adoptó desde el principio las ordenanzas de la de Sevilla, cuyo modelo seguía fielmente, aunque se introdujeron algunas peculiaridades, para adaptarlas a la vida y costumbres locales, como consta del Libro de Acuerdos del Cabildo municipal de La Habana.


real maestranza de caballería
La Inmaculada Concepción, a cuyo patrocinio encomendaban su suerte los miembros de la Real Maestranza de Caballería de La Habana

Tuvo una repercusión muy limitada y después de cincuenta años de fundada había desaparecido, sin una datación precisa.

Lo interesante de este suceso fue que la Real Maestranza de Artillería de La Habana se trató de la única que existió en Hispanoamérica, por lo que en esta ocasión, no sólo fuimos los primeros, sino también los únicos.


Real Maestranza de Artillería de La Habana

Mucho más exitosa y duradera en el tiempo resultó la Maestranza de Artillería en las calles Cuba, Chacón y Tacón.

La Moderna Maestranza de Artillería de La Habana se estableció en 1843 sobre las instalaciones de la antigua «Casa de Fundición». En sus grandes talleres se fabricaban o reparaban armas y municiones.

Instaurada la República funcionaron en ella la Secretaría de Estado y de Justicia y, posteriormente la Biblioteca Nacional. En 1938 fue demolida para construir en su lugar la jefatura de la Policía.