Antiguo Colegio de San Anacleto. En la foto se observa la vista actual del edificio que ocupa la antigua parcela de la calle Reina No. 59 (actuales No. 157 a 159) entre Rayo y San Nicolás, Centro Habana, construido en las primeras décadas del siglo XX y que venía a sumarse a la dinámica comercial que tenia esta arteria.

Si nos trasladáramos en la «máquina del tiempo» hasta mediados del siglo XIX, veríamos aquí mismo al inmueble (ya demolido) que acogía al prestigioso Colegio San Anacleto de instrucción primaria elemental y superior y de segunda enseñanza para varones.


Edificio de la calle Reina en cuya parcela se levantara en el siglo XIX el Colegio de San Anacleto

La antigua parcela de la calle Reina No. 59, donde antaño se alzará el Colegio de San Anacleto.


Martí y el Colegio de San Anacleto

Fundado en 1843 por Ramón Ituarte, y dirigido desde 1857 a 1870 por el Licenciado Rafael Sixto Casado y Alayeto. Este adelantado pedagogo recibió en 1860 al alumno de 7 años, José Julián Martí Pérez.

Aquí cursó Martí la enseñanza primaria entre 1860 y 1865, aquí conoció a Fermín Valdés Domínguez, su hermano del alma; aquí conocieron ambos a varios de los luego estudiantes de Medicina asesinados el 27 de noviembre de 1871.

El Colegio de San Anacleto con prácticas modernas de la Pedagogía y excelentes profesores, poseía alrededor de 1868 una matricula de 150 alumnos, una buena base material para la enseñanza y una biblioteca de más de 850 volúmenes, en un:

“local muy bueno, bastante saludable, capaz y ventilado”

Según reseña el “Anuario de Pedagogía y Estadística de la Enseñanza” de 1868.

Lamentablemente hacia 1869, don Rafael Sixto Casado empeora de su padecimiento pulmonar, que lo aleja incluso del colegio ese año.


Rafael Sixto Casado Alayeto, primer director del Colegio de San Anacleto

Rafael Sixto Casado Alayeto, primer director del Colegio de San Anacleto


Fallece el 7 de junio de 1870, sin cumplir aún los 36 años. Su viuda María Dolores Valdés, mantiene la propiedad del Colegio de San Anacleto (tenían dos hijos pequeños, Francisco y Emilio) y a pesar de los tiempos convulsos en plena Guerra de los 10 años, todavía hacia 1876 lo mantenía en funciones, aunque trasladado hacia un edificio que existió en Industria y Barcelona, y dirigido eficientemente por el patriota y prebístero Manuel José Doval García.