Conocida como la «Diva de la Rumba» , la «Reina del Mambo» o la «Diosa de la Rumba», Blanquita Amaro es una de las grandes vedettes de la historia en Cuba. Muy popular en las décadas del 40 y el 50, fue una de las grandes estrellas del llamado cine de rumberas, muy popular en esos años.

Blanquita Amaro nació el 30 de junio de 1923 en San Antonio de los Baños, un pequeño pueblo al sur de la capital cubana. Esbelta y bella, desde muy jovencita comenzó a bailar y actuar en carpas y teatros y a los nueve años ganóun concurso de canto en el teatro Payret, lo que le reafirmaría en su decisión de seguir el difícil camino del mundo del espectáculo.

Contra la voluntad de sus padres (el oficio de bailarina se consideraba poco honorable en la Cuba de entonces) se fue a vivir a La Habana, donde encontró trabajó en clubes nocturnos. Pronto se hizo famosa por su gracia y talento y llegó hasta la radio, que la convirtió en una de las figuras más populares de la época.

Blanquita Amaro, la Diva de la Rumba en Cuba
Blanquita Amaro, la Diva de la Rumba en Cuba

Blanquita Amaro, diva de la rumba

Su presencia fue también muy habitual en el cine: En Cuba llegó a aparecer en dos películas (a pesar de lo poco que se filmaba entonces en la Isla), «Estampas habaneras» (1938) y «Embrujo antillano» (1946).

 «Tenían que ponerme relleno en las ropas interiores, yo era simplemente una niña y debía lucir como una adulta»

De la Antilla mayor, su fenomenal movimiento cruzaría los mares para triunfar en las mecas del cine latinoamericano, México y Argentina. En México, Blanquita Amaro aparecería en una decena de películas en las décadas de 1940 y 1950; mientras en tierras gauchas intervendría en cinco filmes.

El «cine de rumberas» convirtió a Blanquita Amaro en una estrella internacional y uno de los símbolos sexuales de su época. La cubana, que en la década del 50 era, sin dudas, junto a Amelita Vargas, una de las dos vedettes que más público arrastraba en la Isla, pudo haberse casado con cualquiera, pero escogiól bongosero Orlando Villegas, quien se convirtió, además, en su representante.

Con Orlando Borrego, Blanquita Amaro, tuvo una hija: Idania, quien se convirtió al igual que su madre, en bailarina, incluso llegaron a actuar juntas, pero penosamente murió joven, lo que representó un golpe muy duro para la vedette.

Al momento de producirse el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, Blanquita Amaro hacía años ya que residía en Argentina, donde se había convertido en toda una celebridad. Sin embargo, la actriz decidió regresar a su tierra, donde al poco tiempo presentó en el Teatro Martí la revista musical «El último couplé» de Carlos Robreño y Rodrigo Prats.

Inconforme con el rumbo que tomaba el país, volvió a marcharse. Vivió un tiempo en Panamá y, finalmente se estableció en los Estados Unidos.

Mujer siempre exitosa, a Blanquita Amaro no le pesó la tierra extrama y rehízo sin dificultades su carrera como vedette, cantante y actriz, a lo que sumó, sacando provecho a su carisma natural, su faceta como presentadora.

Hasta el año 1980, en que registró su última actuación junto a Olga Guillot en «Qué caliente está Miami», Blanquita Amaro se mantuvo haciendo cine.

En Miami, ciudad en la que vivió sus últimos 40 años es muy recordada por haber presentado durante casi tres décadas el show «Cuba canta y baila» por el que pasarían numerosas estrellas latinas.

Blanquita Amaro falleció en Miami, Florida el 15 de marzo de 2007 a los 83 años de edad.

Blanquita Amaro la «Reina de la Rumba» canta y baila con Pérez Prado