El Salón Rosa fue la tercera sala de cine que abrió sus puertas en el Cotorro y la más moderna y lujosa que existió en ese pueblo de las afueras de La Habana.
La inauguración del Salón Rosa el 22 de julio de 1946 constituyó un gran acontecimiento en el Cotorro, que por fin contó con una sala a la altura de las mejores de La Habana, tal y como demandaba un pueblo que en los veinte años anteriores se habÃa convertido en uno de los más pujantes del paÃs.
Su dueño, el señor Guido Mendoza habÃa construido también los otros dos cines del Cotorro, el Hatuey del reparto LoterÃa y el cine Alaska (que después de 1959 también se llamó Hatuey) pero en el caso del Salón Rosa compartÃa la empresa con FermÃn Ordóñez, quien le habÃa cedido el terreno a cambio de que el cine llevara el nombre de su adorada hija Rosa Ordóñez.
Habilitado también como teatro y construido según los cánones del Movimiento Moderno que ya se habÃa impuesto en la Isla en la década del 50, el Salón Rosa podÃa acomodar hasta 900 espectadores en sus bellas butacas de terciopelo rojo, que hacÃan juego con sus alfombras y cortinas.
Las paredes laterales del salón se encontraban decoradas con grandes relieves en yeso que representaban motivos de la mitologÃa grecorromana. Este derroche artÃstico se incluyó, probablemente, más allá del aspecto decorativo, para cumplir con la normativa vigente que establecÃa gastar un por ciento del total del costo de la obra en la inclusión de obras de arte.
Contaba, además, con los más modernos equipos de audio y proyección y un potente aire acondicionado que pronto atrajo a los vecinos del pueblo en detrimento de las otras dos salas de cine del Cotorro.
Salón Rosa del cine al video
Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 los dos socios propietarios del Salón Rosa, Guido Mendoza y FermÃn Ordóñez abandonaron el paÃs, por lo que no se pudo cumplir la cláusula contractual que establecÃa que, tras una década de explotación, el cine pasarÃa a ser propiedad total del segundo.
A partir de entonces serÃa administrado por el Estado cubano y en 1974, tras el derrumbe del cine Alaska, se convertirÃa en la última sala cinematográfica del pueblo del Cotorro.
El Salón Rosa funcionó como cine hasta la década del 2000 en que, como la mayorÃa de las salas del paÃs, cerró sus puertas definitivamente.
Desde el año 1992 el Salón Rosa alternó las proyecciones en gran pantalla con la existencia de la sala de video TabÃo, con una capacidad de 30 personas, la cual fue muy popular, hasta que el uso de los reproductores de video se hizo masivo entre los cubanos y el disfrute de esa modalidad se trasladó a los hogares.
En la actualidad el Salón Rosa es sólo utilizado como teatro,
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