La bahía de La Habana en la costa norte de Cuba es llamada a menudo como «bahía de Carenas», «Puerto de Carenas» o «Puerto Carenas»; toponimias en desuso que, sin embargo, en los últimos años ha sido rescatadas con propósitos idiomáticos, históricos e incluso comerciales.

Según la tradición la bahía de La Habana recibió originalmente el nombre de «Puerto Carenas», «Puerto de Carenas» o «bahía de Carenas», pues durante el bojeo a Cuba, que ordenara el gobernador de La Española, al marino Sebastián de Ocampo, en el año 1508, este último carenó sus naves en esta bahía.

El Puerto Carenas o de Carenas

Advirtió de inmediato Sebastián de Ocampo, que de marinería algo entendía, pues había acompañado a Cristóbal Colón durante su segundo viaje a América, que esa bahía de bolsa, a la que se podía acceder a través de un angosto canal, era no sólo ideal para carenar los barcos, sino también que constituía una excelente posición estratégica, por sus condiciones y defensas naturales.

Sebastián de Ocampo que, partió de Santo Domingo con dos carabelas, comenzó su bojeo de Cuba por la costa norte de este a oeste. De ahí que antes de llegar a la bahía que llamara «Puerto de Carenas» o «Puerto Carenas», tomó nota de la existencia de otros excelentes puertos como las actuales bahías de Nipe, Nuevitas o Matanzas.

Sin embargo, ninguna impresionó tanto al marino gallego, como aquella que luego se conocería como bahía de La Habana: Contaba con un puerto abrigado y seguro, así como playas de arena que facilitaban un cómodo acceso. Por si eso fuera poco, en los alrededores de la bahía se encontraba un un brote de asfalto, que le permitió calafatear sus barcos, los cuales habían llegado a ese punto en penosas condiciones, casi al punto de la zozobra.

Así fue como a Sebastián de Ocampo le correspondió el honor de ser el primer europeo en adentrarse en la bahía de La Habana, que el llamó «Puerto de Carenas» o «Puerto Carenas» en recordación del suceso fortuito y casi salvador que le permitió seguir adelante con su expedición y demostrar lo que los indios seguramente sabían hacía rato: que Cuba era una isla, larga, estrecha, fértil y bella.

Sebastián de Ocampo calafateó sus naves en Puerto Carenas

Se llama «carenado» a la acción de reparar el casco de un buque. En el caso de los barcos de madera era casi imprescindible la acción da calafetear (cerrar las junturas de la madera con estopa y brea) que casi siempre se cargaban en las bodegas con este propósito. El hecho de que Sebastián de Ocampo no dispusiera de estos aprovisionamientos en su expedición, que se consideraban entonces imprescindibles, denota sino negligencia al menos falta de previsión; pero, quizás, deba ser tomado con reservas, pues el milagro del pozo de asfalto en el Puerto de Carenas, puede deberse también a la tendencia que tenían los cronistas de embellecer sus historias.