Extracto sobre la constitución de las primeras sociedades chinas tomado del libro: «Apunte Histórico de los Chinos en Cuba» de Antonio Chuffat Latour*, editado en 1927.
En la Habana, los chinos trabajadores, obreros, artesanos y comerciantes, constituyen las primeras sociedades chinas.
Después de haber cesado el Gobierno del Capitán General Don Juan de la Pezuela, en el periodo de 1852 a 1855; lo sustituyó el Gobernador General Don Francisco Serrano, Domínguez, ¡Duque de la Torre, Conde de San Antonio, tomando el mando de la Isla de Cuba en 1855 hasta 1862.
Se desarrollaron las grandes industrias tabacaleras y cigarreras en la Habana, y los chinos trabajaban en todas las fábricas de tabacos y cigarros. También los había carpinteros, albañiles, mecánicos, herreros, carretilleros en los muelles y estibadores para los barcos que venían a buscar azúcar.
En este período histórico, fueron de gran utilidad al fomento y colonización de Cuba; buscados y apreciados por los dueños y capataces dada su curiosidad en la labor que se les encomendara. Los trabajos los hacían con esmero notable por su pasividad, y con una especialidad no muy común en la otra raza; con esa paciencia habitual que posee el chino. Superaba por su inteligencia.
Los chinos contratados, iban cumpliendo sus contratos. Desde 1847 a 1862, habían transcurrido catorce años en Cuba. De los primeros contingentes, se habían libertado algunos de los Ingenios y talleres, y se trasladaban a la Habana.
En el 1858, se establece una pequeña casa de comidas chinas en la Habana; en la calle de Zanja esquina a Rayo, propiedad del asiático Luis Pérez (Chung Leng). Este era un chino muy ladino. En este mismo año de 1858, se establece en la calle de Zanja un puesto de frutas, frituras y chicharrones del asiático Abraham Senil (Lan Si Ye). En la Calzada del Monte, la bodega del asiático Pedro Pía Tan (Chi Pan).
Desde entonces, comienza una serie de chinos vendedores ambulantes, que llevaban viandas, frutas, verduras y carne. También los había vendedores de prendas, quincalla y loza.
Los chinos no habían invadido el comercio al por mayor; continuaban en las casas particulares de rancia aristocracia cubana. Se dedicaban a cocineros, siendo en esta materia grandes culinarios, de sirvientes los habia inmejorables.
Los teníamos en Casa Blanca, que eran los que cargaban y descargaban el carbón de piedra. Habitaban en Regla los cuales trabajaban en los muelles, y un gran número de toneleros y carpinteros que construían los bocoyes y cajas para el envase del azúcar.
Dado el pacto especial que tenían para el desempeño de cualquier labor, y por su buen cumplimiento y exactitud, y por la obediencia con que recibían las órdenes que les daban sus superiores, y por su honradez, se hicieron hombres de gran confianza.
Los chinos adquirieron fama, de buenos criados, y eran preferidos y predilectos de las familias pudientes. Los amos millonarios, llegaron a confiarles las llaves, y jamás cometieron robos ni hurtos.
Eran los chinos buenos amigos y fieles a sus dueños, le llamaban a éstos Capitán, como si dijeran padre. Eran bautizados por sus amos, celebrándose los bautizos con gran pompa. De ahí la extinción de los apellidos chinos; salvo excepción de algunos que no eran bautizados, y conservan su nombre primitivo.
En el 1862 a 1866, da comienzo el gobierno del Capitán General Don Domingo Dulce Garay, Marqués del Castell Florit; persona grata a los chinos, por haber sido un protector y un verdadero defensor en la causa de los chinos, según cuenta el Sr. Kan Shi Kong en su libro famoso.
Desde 1866 a 1867, después del Gobierno del General Dulce, se van estableciendo los chinos en toda la Isla. Van tomando importancia en Pinar del Río, Pastor Mauri (Jhu Meng) ; en San Julián de Güines, José Marfía Wong. Siendo ambos, los primeros comerciantes en víveres.
Luego en Guanajay, se establece José Arman (Shiu Man), persona queridísima entre sus paisanos, hombre caritativo con los suyos y espléndido con los demás.
Las primeras sociedades chinas
En el 1867, en pleno Gobierno del Capitán General Francisco Lersundi y Ormaechea, los asiáticos Salustiano Saez (Chung Shi) ; Marcos Portillos (Li Men) ; Francisco Radillo (Wong Fhi) ; Juan Lombillo (Ho Hap) y Feliciano Zulueta (Choang Seng), constituyeron la primera Sociedad China «KIT YI TONG» («La Unión»); esta Sociedad llevaba la misión de unir a todos los chinos residentes en la Habana.
Al comienzo del 1868, en vista de haberse constituido la sociedad «KIT YI TONG», los asiáticos Silvio Peláez (Choang Sen); Felipe Hernández (Ho Men) ; Juan Díaz (Sio San) ; Toribio Yanes (Loy Sen) Andrés Cárdenas (Chiong Weng) ; Antonio Zayas (Lau Tak) ; Luis Ibáñez (Wong Shoy) ; y Lorenzo Rodríguez (Haut Kin), constituyen la Sociedad «HEN YI TONG» («Los Hermanos»), en la calle de Estrella esquina a Campanario y Manrique.
Esta sociedad perseguía por sola finalidad, la unión detodos aquellos hermanos, hijos de la Patria China que se encontraban en la Habana, esclavos unos y libres otros.
No conformes los chinos «Ja Ka», de la parte Sur de China, se reúnen y acuerdan constituir en toda la Isla, una Institución titulada «YI SENG TONG» («Segunda Alianza»); siendo los iniciadores los asiáticos Sava Chung; Benito Chung; Salustiano Chung; José Lo Pan; Perfecto Díaz (Ja Mot); Arturo Fu-Fon; Carlos Li Sang; Antonio Ayi; Desiderio Loy Tak; Juan Lau Sen y Rafael Shiu Men.
Debo de aclarar, que los chinos «Ja Ka», jamás han sido amigos, ni lo serán de los chinos «Pon Ti», dado a que el «Ja Ka» se considera extranjero en su país.
Los chinos «Ja Ka», son hombres muy serios, constituyendo una verdadera garantía, por su formalidad. Son hombres respetuosos y correctos en todos sus actos. De estos vinieron muy pocos a Cuba, y este número reducido sirvió de modelo de virtud y honradez para sus compatriotas, siendo enemigos de la droga, de los vicios, del juego.
Los «Ja Ka», constituyeron la ilustre y prestigiosa Sociedad «YI SENG TONG», en la calle de Maloja, para recuerdo grato e imperecedero de aquellos hombres santos Varones, que ya no existen.
Ante este nolbe recuerdo, me descubro, y dedico mis párrafos consagrados al respeto y a la consideración, de lo mucho que hicieron por Cuba, y lo bueno que fueron con los cubanos.
Los «Ja Ka», aquellos chinos tan cultos, tan finos, que compartían con los cubanos con amor fraternal, han dejado a su paso una estela inextinguible.
Siempre recordaremos gratamente a Paulino Sen; Carlos Chang; Roberto Wong; Juan Lau; Pedro Li; Antonio Tang; Faustino Cuan; Arturo Yiong y Pedro Lau, aquellas pléyades de «Ja Ka», duermen tranquilos el sueño eterno, sin que nadie evoque su recuerdo.
En el «YI SEN TONG» («Segunda Alianza»), jamás tuvieron que intervenir las Autoridades, ni penetraron en su interior en persecución de juego ni de opio. Aquellos chinos, vinieron como a dar prestigio a China, y a colocar muy alto a su nación y nos honraban a los cubanos con su presencia, porque eran hombres de valer y de orden.
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