La calle Escobar en el municipio capitalino de Centro Habana corre de norte a sur a lo largo de una veintena de manzanas, desde Malecón hasta la intersección de las calles Carmen y Belascoaín.

Como calle interior tuvo siempre una función casi por completo de carácter residencial, salvo en las esquinas, destinadas para comercios y en las cuadras cercanas a las grandes calles comerciales que atravesaba: Neptuno, San Rafael, Zanja y Reina.

¿Por qué calle Escobar?

Según cuenta el historiador Emilio Roig de Leuchsenring en «Las calles de La Habana: Bases para su denominación. Restitución de nombres antiguos, tradicionales y populares», la calle Escobar fue denominada así en honor al Regidor Don José María de Escobar, quien gozaba de las simpatías de la barriada y vivió en una de las primeras casas que se construyeron en esa calle, en la esquina a la calle Zanja.

Antes y después de haber sido denominada Escobar, la calle tuvo otros nombres: primero fue llamada «de Matamoros» por uno de los vecinos que allí vivió y luego, en 1928, el Ayuntamiento de La Habana, por el acuerdo No. 378 de 26 de enero, decidió cambiarle el nombre por el del Mayor General y último presidente de la República en Armas, Bartolomé Masó.

Sin embargo, como sucedió con la inmensa mayoría de los nuevos nombres que se les dieron a las calles habaneras en las primeras décadas del siglo XX, la nueva denominación de la calle Bartolomé Masó no caló en el imaginario popular y los habaneros la siguieron llamando calle Escobar.



Esto, a juicio del Ayuntamiento habanero resultaba en un efecto contrario y un menosprecio a las mismas figuras que se pretendía honrar. Fue esa la razón por la cual, en 1936, a iniciativa del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring y siendo alcalde de La Habana, Guillermo Belt y Ramírez, se acordó restituir el nombre de calle Escobar y trasladar el de Bartolomé Masó a una de las paralelas a la calle Ayestarán en el reparto Ensanche del Vedado.