Lo que una vez se llamó parque Jerez por aclamación popular ha tenido muchos nombres a lo largo de los años. Aún hoy, quien esto escribe, no puede dar oficialidad a ninguno de ellos.
Han sido muchos los intentos a lo largo de los años, desde parque Progreso, de la Bomba, del Polvorín y hasta de La Farola en período colonial, hasta el conocido de Jerez Varona y luego parquecito de la Bacardí, del Harris Bros y con la llegada del busto del alcalde Fernández Supervielle algunos habaneros comenzaron a llamarle por el nombre de don Manuel.

Hasta donde conoce este escribidor, todos los nombres mencionados carecieron de oficialidad alguna. Marcados más por el deseo de dotar a este céntrico parquecito de una toponimia identificadora que a un movimiento por parte del Ayuntamiento de dotarle de un nombre.
Parque Jerez Varona
Fue el rey de la crónica social de La Habana finisecular, el incansable Enrique Fontanills, el que comenzó a llamar a este parquecito con el nombre de su más conocido residente, el también incansable, José «Pepe» Jerez Varona.

Hablamos de una sociedad distante a más de 120 años. Muchos de aquellos nombres ilustres pueden sonar vacíos a los lectores actuales, sin embargo, Pepe Jerez era uno de los más entusiastas muchachos de la Acera del Louvre.
Enrolado desde joven en los Bomberos Municipales llegó a ser capitán y jefe de una de las Bombas de los Camisetas Rojas. Activo en la extinción de varios incendios se convirtió en una figura reconocible y entusiasta que acumuló gran influencia en la juventud y la prensa de la época.

Jerez Varona fue además un connotado autonomista que no escondió sus simpatías con este partido. Antes de la Guerra Independentista de 1895 uno de sus hermanos estaba comprometido con los conspiradores siendo apresado y posteriormente uniéndose a la manigua. Como Pepe Jerez tenía un cargo dentro del Ejército Español fue trasladado hacia Puerto Rico.
El 3 de julio de 1898 se unió a las fuerzas comandadas por Calixto García, constando así en su ficha de veterano del Ejército Libertador.

Sin embargo es durante el período de intervención militar estadounidense que Pepe Jerez gana aún más importancia en la política interna nacional. En el año 1900 es nombrado jefe de la Policía Secreta de La Habana y su nombre pasa al gran público a través de los partes que periódicamente salían en los periódicos.
Su residencia en Monserrate 69 (antigua numeración actualmente San Juan de Dios 309) dando su frente al parque provocó que los muchos amigos que le visitaban esperasen en dicho parquecito que por entonces tenía poco más que la farola que había estado en la Plaza de Albear hasta la construcción de la estatua del ilustre ingeniero.

A comienzos de la década de los cincuenta del siglo pasado el alcalde Nicolás Castellanos emplazó ahí un busto en honor a Supervielle, el alcalde que no pudo llevar el agua a La Habana y que se suicidó para mantener su honor político intacto. El busto tiene una pequeña fuente que fatalmente casi nunca tiene agua.

La elección de este parquecito para colocar el busto de Supervielle levantó grandes protestas en la prensa pues existiendo la Avenida de los Alcaldes (Paseo) no se entendía la elección de este lugar en La Habana Antigua que no guardaba ninguna relación con el malogrado alcalde.
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