El origen de la Casa Obrapía se remonta al siglo XVII, algunos historiadores señalan el año 1665, pues por esa época se fundieron en una construcción varios edificios comprados por el Capitán Martín Calvo de la Puerta Arrieta. A su muerte el alférez mayor Nicolás Castellón y Pereira, quién había sido el patrón de la residencia durante años, heredó la propiedad que quedaría en manos de su descendencia durante varias generaciones.

Calvo de la Puerta Arrieta y Nicolás Castellón

Sobre las referencias históricas del Capitán Calvo de la Puerta Arrieta se ha escrito poco pese a su relativa trascendencia en aquella remota Habana de los siglos XVI y XVII. El conocido historiador Conde de San Juan de Jaruco escribía en su columna del Diario de la Marina el 4 de marzo de 1947 lo siguiente:

«Don Martín Calvo de la Puerta y Arrieta, usualmente confundido con su padre y abuelo de igual nombre, fue bautizado en la Ciudad de la Habana el 13 de octubre de 1614 y falleció en esta misma ciudad en el mes de septiembre de 1669 (el testamento está fechado el día 19), fue capitán de caballos, familiar del Santo Oficio de la Inquisición, gobernador político de la isla de Cuba y fundador de la Obra-Pía que lleva su nombre.

En su testamento ordenó imponer ciento dos mil pesos, para que con sus intereses se dotasen todos los años a cinco huérfanas en mil pesos cada una, “para que dieran sin perder la honestidad ni el pudor, hijos fuertes y robustos”.

Las agraciadas, que eran elegidas por el patrón, tenían que ser “hijas de padres y abuelos no afrentados, ni castigados, ni penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición, ni habían de tener sangre de mala raza, sino tenidos por cristianos viejos y piadosos“.

Nombró don Martín por primer patrón de la Obra-Pía, a su deudo don Nicolás Castellón y Sánchez Pereira, regidor alférez mayor del Ayuntamiento de la Habana, y a su fallecimiento, a los hijos, nietos y demás descendientes del referido alférez mayor. También legó la casa de su morada, situada en la calle Reales, para que sirviera de residencia a los patronos.

Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada superior
Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada (detalle superior)

La Obrapía de don Martín Calvo de la Puerta y Arrieta, dio nombre a la calle donde esta situada la referida casa Obrapía esquina, a San Ignacio, y en su fachada aparecen las armas de la familia Castellón, compuestas por un escudo de plata con un león rampante coronado, sosteniendo en la mano derecha un castillo».

Son las armas de la familia Calvo de la Puerta, las siguientes: Escudo dividido en cuatro cuarteles: el primero alto de la derecha y el último bajo la siniestra, azules, y en cada uno tres fajas de oro; y los contrapuestos, de plata, y en cada uno un león de su natural color rampante.

Casa Obrapía-Mansión Colonial

El dueño de las propiedades demolió las construcciones existentes para levantar una vivienda nueva utilizando el espacio de las anteriores. La finalidad de esta construcción sería dar soporte a muchachas huérfanas y desvalidas. De ahí el nombre de Obrapía -obra piadosa-, que se le daba a las instituciones benéficas en aquella época, y que terminaría dando nombre a la calle en que está enclavada debido al cierto renombre que tomó la institución en la zona de la Avenida del Puerto.

Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada
Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada (parte inferior)

La mansión colonial consta de dos plantas y de una extensión total de alrededor de mil quinientos metros cuadrados. Destaca su patio interior y la gran vegetación que ayudaba a paliar las asfixiantes temperaturas tropicales. Desde los corredores amplios que circundan los mencionados patios interiores se accede a las estancias, también espaciosas.

En la planta baja resaltan las columnas y paredes de piedra, las losas malagueñas del suelo y las barandas torneadas que se extienden por todo el patio y la escalera. En esta zona una estancia estaba destinada al despacho del propietario, y el resto eran usadas para labores comerciales.

Cruce de la calle Obrapía con calle Mercaderes
Esquina de de la calle Obrapía con calle Mercaderes

Tras modificaciones posteriores fue usada como vivienda multifamiliar, pequeños almacenes y negocios comerciales aprovechando su posición estratégica producto del cruce de las calles Mercaderes y Obrapía.

Un pórtico monumental

En 1793 el segundo marqués Nicolás Cárdenas de Monte Hermoso ordenó su remodelación tras heredar la propiedad. Se estima que el valor total de dicha remodelación fue cercana a los doce mil pesos, una fortuna en la época.

Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada detalle debalcón
Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada (detalle del balcón)

Algunas de las monumentales modificaciones, otras fuentes apuntan a que fue prácticamente levantada desde los cimientos, fueron la adición de el arco de embocadura en la escalera de la planta superior; el arco mixtilíneo del vestíbulo de Obrapía y el formidable pórtico barroco donde se enlaza la puerta —tallada en España— con la ventana superior. El encaje de su balcón rematado con el escudo nobiliario de los Castellón fue otra de las modificaciones de la ejecución.

Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada inclinado
Casa de la Obrapía-Pórtico de entrada (inclinado)

El pórtico construido en perspectiva da la sensación de mirar a quién le observa desde abajo. Siendo, sin dudas, el atractivo principal de la casa. Actualmente podemos ver en las fotos que se encuentra en perfecto estado tras reparaciones en 1983 y 2015.

Desde 1983 sirve de museo de la etapa colonial, con exposición permanente de muebles, artes plásticas y vestidos de dicho período histórico, cuya función es mostrar cómo vivían las clases más pudientes de la sociedad habanera de los siglos XVIII y XIX.

Casa de la Obrapía 1920
Foto de la Casa Obrapía, años 30

Las Huérfanas de la Obrapía

Como curiosidad existe una novela cubana producida en el año 2000 por Rafael Cheíto González y que cuenta con la actuación de luminarias del medio audiovisual patrio como Susana Pérez, Aramís Delgado, Bárbaro Marín…

En dicha obra se describe el proceso de la lotería Obrapía mediante el cual se seleccionaban cinco mujeres jóvenes, huérfanas y blancas para que entrasen a formar parte de la alta sociedad subvencionando su dote mediante los fondos de dicha casa benéfica. La novela fue muy famosa a principios de los años 2000 en la isla.

Tenemos otra «Casa Obrapía» esta en la Plaza Vieja, si quieres leer sobre ella pincha aquí.