Pocos creadores han logrado en nuestro país que sus personajes cobren vida en el imaginario popular y que, por la gracia inexplicable de la imaginación colectiva, se conviertan en parte de la idiosincrasia de un pueblo, puede que sea Juan Padrón el único integrante de tan rara lista en Cuba.

No podía imaginar en 1970, que ese mambí que había dibujado de un tirón, como personaje secundario de una historieta de samuráis, se adueñaría de la historia y obligaría a su padre a darle vida aparte. El coronel Elpidio Valdés nacía con criterio propio.

Diecisiete años después de ese verano Juan Padrón volvería a entrar en trance y se sacaría de la torre de 19 y H a Vampiros en La Habana. Juntos, Pepe y el coronel Valdés se escaparían de las pantallas y se colarían, definitivamente, en la vida de los cubanos.

El desconocido Juan Padrón

Es difícil imaginar que este hombre haya vivido veintitrés años sin Palmiche, María Silvia, Lola, y demás, pero sí, este matancero de Carlos Rojas (antiguo central Carolina), Jovellanos, nació un 29 de enero de 1947, y con 16 años ya trabajaba como dibujante para el semanario estudiantil “Mella”, luego colaboraría en Juventud Rebelde, y con la revista Pionero, donde nace Elpidio.

Juan Padrón

Estudió Historia del Arte en la Universidad de La Habana, de la cual se gradúa en 1978, cuatro años después de estrenarse su primer éxito “Elpidio Valdés contra el tren militar”, a partir de entonces la saga mambisa sería parte importante de su vida, y a su creación le debemos los cubanos el rescate de muchos conocimientos, entonces muy poco abordados, como: la vestimenta de los españoles, las curiosidades mambisas, la forma de usar los grados, o la propia nomenclatura de estos.

De hecho, a lo anterior se debe que las primeras historias del personaje se desarrollen Estados Unidos, y no en Cuba, pues según su autor:

No sabía cómo dibujar a los españoles. Estuve muchos meses leyendo y estudiando los diarios de campaña, buscando información de los uniformes, de cómo eran las armas…

Y llegó Elpidio

… y con él los inicios de la -no declarada- escuela cubana de animación, porque después de Juan Padrón, y su estilo para crear una historia, todo lo demás que se ha hecho en ese campo en Cuba, le debe.

Juan Padron

Según Gutiérrez Alea este hombre era un genio, porque:

Juan lo hace todo, el guion, los personajes, el tiro de cámara, las voces…, es un genio, no hay nadie como él.

El Pais

La sólida investigación le permitió, además de una creación de época certera, jugar con la idiosincrasia popular, sin ese estudio Elpidio Valdés no hubiese podido pegar en el habla cotidiana frases antológicas como: “el arroz con boniato”, “… y el café”, o “… muchacho ven acá que tú tas herí’o”. Ellas son el resultado del dominio de las costumbres culinarias, alimenticias, idiomáticas etc. de cubanos de todas las razas y estatus que formaron el ejército libertador.

La fusión de este personaje con la población juvenil de Cuba ha sido tanta, que en su época de esplendor muchos lo ubicaban en los exámenes de historia como uno de los generales más importantes de la guerra de los Diez Años. La ocurrencia de tal error, es quizás, la mayor muestra del logro de Juan Padrón.

No sé si será Valdés el primer superhéroe cubano, pero recuerdo como si fuese hoy que en los 80s, en la escuela primaria, discutíamos muy seriamente quién ganaría en un combate entre Batman o Super Man y Elpidio, todos estábamos de acuerdo que el hombre murciélago no tenía nada que hacer contra el mambí, y en cuanto al ídolo de Norteamérica las opiniones se dividían, pero todos absolutamente todos, coincidían en que Super Man, de ganar, la tendría difícil, porque eso… “habría que verlo compay”.

Los vampiros de La Habana

La historia de este largometraje de Juan Padrón es de las más conocidas del país, lo curioso es que inserta en una época totalmente distinta a la del manigüero mambí, pues Pepe es un revolucionario de los años 1930.

Vampiros en La Habana

Nuevamente la precisión de época es notable, la recreación de los autos clásicos -una afición que según decía tenía desde niño- de entonces, los guiños a lugares y figuras, envuelven la historia de una manera tan cautivadora, que 75 minutos después de empezada el público siente que duró poco.

Vampiros fue un verdadero suceso en Cuba, y muy pronto sus diálogos abandonaron la pantalla para trasladarse al habla popular, o usted lector, nunca ha dicho: “pipo, el de la cornetica (…) tu no trabajas mañana”.

En los E.U.A. donde fue exhibida, la película se convirtió en un verdadero culto, pues la crítica la situó inmediatamente al nivel de obras como: El submarino amarillo y el Gato Fritz.

La fama

La fama y el reconocimiento a la obra de Juan Padrón trascendió Cuba, obteniendo reconocimientos en distintos países, como Francia, España, o Puerto Rico.

La calidad de su técnica de animación hizo que el célebre Quino le pidiese ser el que animara a Mafalda y a todo su universo. Juntos hicieron seis animados llamados Quinoscopios, y el largometraje Mafalda.

Juan Padrón y Quino
Juan Padrón y Quino

Juan Padrón falleció en La Habana, un 24 de marzo de 2020, dejando atrás un universo de risas y frases pegajosas.