José Manuel Jiménez Berroa, conocido como Lico Jiménez y llamado el Liszt de Ébano por su virtuosismo, fue uno de los más talentosos pianistas y compositores cubanos de la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
Nació en Trinidad, Las Villas, en el centro de la Isla, el 7 de diciembre de 1851 en una familia de pardos libres. Su abuelo Francisco Nicasio Jiménez había sido orquesta y lider de la banda de la villa, su padre José Julián era un excelente violinista y su tía Catalina Berroa era considerada la primera mujer compositora de Cuba.
Fueron, precisamente, su padre y su tía quienes le enseñaron los rudimentos del piano, pero fue musicalmente educado en Alemania, a donde viajó a la edad de 16 años para convertirse en discípulo del gran pianista bohemio Ignaz Moscheles en el Conservatorio de Leipzig. Tras la muerte de éste continuó sus estudios con el compositor alemán Carl Reinecke, a la vez que hacía cursos de armonía con el Dr. Paul.
Lico Jiménez, el Liszt de ébano
Durante su estancia en Alemania, el joven Lico Jiménez tuvo el honor de tocar en presencia de Franz Liszt el Gran Trio en sí bemol de Beethoven, una sonata de Schumann y un nocturno de Chopin. También se sentó al piano en casa de Richard Wagner; mereciendo de ambas celebridades, elogios por su mecanismo y talento, aspectos de los que hablaron largamente los periódicos alemanes.
El 4 de junio de 1879, de regreso en La Habana y acompañado de su padre, el violinista José Julián Jiménez, ofreció un concierto en el Gran Teatro de Tacón, que por muchos años perduraría en la memoria de quienes tuvieron la suerte de presenciarlo.
Su ejecución extraordinaria y segura y su delicado estilo le valieron no sólo ruidosos aplausos de un público deslumbrado, sino también las felicitaciones de la prensa y el profesorado musical de La Habana, que entonces lo había en abundancia, y muy bueno. Uno de las más autorizadas voces que no escatimó elogios para Lico Jiménez fue Ignacio Cervantes, quien le dedicó las líneas siguientes en el Diario de la Marina:
«Jiménez es un pianista de primer orden. Tiene muchas condiciones para ser colocado en primera línea. No podemos calcular, ¿quién lo hará? el lugar que pueda llegar a ocupar en el mundo artístico. Es muy joven, tiene por base el talento, por instinto el feu sacre y por obligación un estudio constante y concienzudo que le abrirá seguramente las pueras de la gloria.»
Como era habitual en la época, Lico Jiménez simultáneo sus conciertos, presentaciones privadas y giras con la enseñanza de la música, estableciéndose durante la década de 1880 en la ciudad de Cienfuegos, donde gozó siempre de la más selecta clientela.
Con su padre y su hermano Nicasio Jiménez creó el conjunto «Das Negertio» – uno de los primeros formados por afrodescendientes en América – con el que realizó exitosas giras por Cuba, América y Europa.
En 1891 aceptó una plaza como profesor de piano del Conservatorio de Hamburgo y se estableció en Alemania. Allí permanecería el resto de su vida como concertista y profesor de música y se casaría con la alemana Emma Filter, con la que tendría tres hijos.
Lico Jiménez, el Liszt de Ébano, moriría en 15 de enero de 1917 a la edad de 65 años, sin regresar otra vez a Cuba.
Trackbacks/Pingbacks