German Pinelli fue bendecido con el don supremo del arte, desde una voz de tenor aterciopelada hasta un carisma magnetizante. Es la leyenda que queda en el imaginario popular.

Nació como Gregorio José Germán Piniella Vázquez de Mella, el 15 de diciembre de 1907, en una familia sin tradición de artistas, salvo la madre, de donde seguro sacaron la inclinación artística dos de sus hijos: Germán y su hermana mayor Sol. Creció en una casa de la calle Obispo, esquina a San Ignacio, en el corazón de la antigua Habana de intramuros.

Fue mi madre la que nos guió a nosotros por los caminos que hicimos, no nos guió, mejor dicho, nos alentaba con entusiasmo, con esfuerzo, con tesón.

Sitio web Radiocubana.

German Pinelli y los elogios de Enrico Caruso

Dicen que cuando el gran tenor Enrico Caruso estuvo en La Habana, en 1920, escuchó a alguien cantar la Cavallería Rusticana y La romanza de Carmen, teniendo palabras de elogio para el pequeño intérprete de apenas trece años. Era Germán Pinelli, quien desde los seis años actuaba en el Teatro Nacional como tenor.

Su hermana Sol recuerda:

En 1920, ocasión que el famoso tenor italiano Enrico Caruso actúa en Cuba, ellos van a verlo al Hotel Sevilla, Enrico Caruso se asombra por la edad de Germán cuando lo oye cantar la Cavallería Rusticana y La romanza de Carmen y les dijo que parecía mentira que a aquella edad se pudiera tener una impostación natural

Con catorce años, el 28 de octubre de 1922, debuta como cantante en los medios de comunicación, a donde llegó a solo cuatro meses de haberse realizado la primera transmisión, en ellos pasaría toda su vida.

Sus asombrosas capacidades vocales se vieron afectadas, y con ello su prometedora carrera de tenor, cuando un infarto en el lóbulo superior del pulmón derecho le afectó notablemente su magnífica voz. Puedo haber sido el fin de su carrera de artista, pero Germán Pinelli había nacido para el arte, y contaba con otras herramientas.

La reorientación de la profesión

Aunque nunca dejaría de cantar Pinelli reorienta su vocación, haciéndose más versátil, comienza a actuar, a bailar, a cantar tangos, zarzuelas en la compañía del Teatro Payret… etc.

Germán Pinelli

De a poco comenzará también a experimentar con el periodismo y la animación, casi siempre desde los circuitos de la CMQ, aunque tuvo un paso importante por CMBN.

Germán Pinelli tuvo su primer gran momento con La Corte Suprema del Arte, en 1937, del cual era uno de los locutores principales. La gran Vedette de Cuba, Rosita Fornés recordando el papel de Pinelli en el programa que tantas estrellas dio, recordaba:

Allí ya tenían conformado el grupo de artistas nacientes, de estrellas nacientes y empezaron a llevarnos a actuar a todos los teatros de la Habana. Hacían como una especie de espectáculo musical y cada quien salía y cantaba uno o dos numeritos, no, y eso era como un entrenamiento. Y así nos llevaron a distintas provincias, yo me acuerdo que con la Corte Suprema del Arte yo llegué hasta Camagüey y el que iba en todas esas giras y nos presentaba en toda esa parte era alguien que fue como un padre nuestro. Muy respetuoso, muy cariñoso, era muy inteligente, una gente muy preparada, muy culta y yo tengo de él un recuerdo tan bonito… Evocarlo así hasta me emociona

La fama adquirida en el programa convirtió a Germán Pinelli en uno de los locutores más cotizados del momento, siendo muy demandado por las principales marcas comerciales del país.

Para 1950 la llegada de la Televisión cambió las cosas, y como ya había sucedido con la radio, Germán Pinelli estuvo en los orígenes del medio, donde gracias a su habilidad improvisativa, en momentos en que todo se hacía en vivo, más su vastísima cultura – hablaba fluidamente el inglés, francés e italiano- poco a poco lo volvieron el animador más grande de la televisión cubana.

Un ejemplo de lo anterior se consigna en la web de la Radiocubana:

Una vez le comento su histórica descripción del interior del Palacio Presidencial. Con aquel ingenio y memoria envidiables precisó el momento exacto y el móvil que le obligó a rellenar más de una hora: “Sencillamente por que el dictador Fulgencio Batista había pagado la transmisión y se negó a que devolviera cámaras y micrófonos, hasta el momento de su demorada alocución”

Aquella narración de cada detalle del interior del suntuoso Palacio, concluye con una frase simbólica: ”Así viven los presidentes en mi país”.

Además Germán Pinelli fue un reportero de línea, durante ocho años realizó la locución en el programa de Eduardo Chibás que salía al aire los domingos. El día del suicidio de aquel Germán no estaba trabajando, pero luego cubrió desde el hospital todo el suceso que mantuvo en vilo a un país.

Germán Pinelli

Otra de sus recordadas coberturas fue en los sucesos de Orfila, cuando narró desde el terreno, escondido tras un auto, toda la acción.

Pero tal vez, de todas sus labores artísticas y profesionales la más recordada sea el humorístico San Nicolás del Peladero. En el mismo interpretaba el personaje de Éufrates del Valle, el cual, según la gran María de los Ángeles Santana, que encarnaba a la alcaldesa, era el centro del show.

Germán Pinelli fue además, durante año la voz de los muñequitos, y del Noticiero de Televisión. Trabajó casi hasta el final, que llegó el 20 de noviembre de 1995.