A Fernando Hechavarría el público cubano lo recordará siempre como Nacho Capitán el campesino guapo de Tierra Brava, porque hay obras que trascienden a los hombres y le ganan por siempre un apartado en el imaginario de la nación.
Fernando Hechavarría nació en Santiago de Cuba, Oriente, el 16 de septiembre de 1955, pero siendo muy niño sus padres lo llevaron a la ciudad de Holguín, al norte de la antigua provincia. En la Ciudad de los Parques cursó todos los niveles elementales de enseñanza y en 1972 comenzó a estudiar diseño, pintura y escultura en la Escuela Provincial de Artes Plásticas.
De allí pasaría a la Escuela Nacional de Arte, donde se graduaría de actuación cuatro años más tarde en 1976, tras formarse bajo la dirección de Nieves Laferté, Nicolás Dorr y Raúl Eguren.
Como casi todos los actores de su generación, Fernando Hechavarría sus primeros pasos como profesional los dio en las tablas, en los emblemáticos Teatro Escambray y Teatro El Público, que le permitieron crecer artística y humanamente. De las andanzas por más de 20 años por el centro del país le quedó la experiencia y la familia, pues allí, en la ciudad de Villa Clara, se enamoró y nacieron sus hijas (una de las cuales, Alicia Hechavarría, seguiría sus pasos y se convertiría en actriz).
Fernando Hechavarría de la televisión al cine
La oportunidad de darse a conocer al gran público le llegó a Fernando Hechavarría relativamente tarde y en el más cursi y lacrimógeno de los formatos televisivos, la telenovela. Sus protagónicos en memorables culebrones como «Cuando el agua regresa a la tierra» (1993) y, sobre todo «Tierra Brava» (1997) marcaron un antes y un después en la vida del actor que, de la noche a la mañana pasó a convertirse en una celebridad de la pequeña pantalla.
En Tierra Brava, Fernando Hechavarría interpretó de manera brillante al personaje de Nacho Capitán, un campesino cubano que se enfrenta a un hacendado ganadero (Rogelio Blaín) y termina por enamorarse y casarse con sus dos bellas hijas, Verena (Jacqueline Arenal) y Lala (Luisa María Jiménez).
Aunque muchos lo criticaron en un principio por ser demasiado mayor o no ser lo suficientemente guapo para encarnar al galán tradicional de una telenovela, la brillante caracterización de Nacho Capitán realizada por Fernando Hechavarría terminó por ganarle el favor del público y de los realizadores que desde entonces lo apuntarían de primero en la lista de sus proyectos.
«A partir de Nacho Capitán hay un antes y un después, son esas cosas que nos pasan una sola vez en la vida a algunos actores y que hay que agradecerlo eternamente por los creadores y por el afecto del público.»
Entrevista con Fernando Hechavarría (Cubadebate)
Tanto, que si bien es cierto que ya en 1973, Fernando Hechavarría había realizado su debut en el cine en «La tierra y el cielo» de Manuel Octavio Gómez y en la década siguiente había participado en tres películas más, su presencia en la gran pantalla había sido completamente anecdótica. No sería hasta después de Tierra Brava que le llegarían propuestas de peso, comenzando por el protagónico en «Pon tu pensamiento en mí» (1997) de Arturo Sotto, una película que, si bien tiene méritos y aciertos, no gustó mucho al público que la encontró, como poco, rara.
A lo largo de su carrera profesional, Fernando Hechavarría (al que el público le aplicaría para siempre el sobrenombre de Nacho Capitán) ha participado en una veintena de películas, aunque ninguna de la relevancia de «Pon tu pensamiento en mí».
Sin embargo, si bien el cine, con su universalidad ha sido importante en su vida como actor, se puede afirmar, sin riesgo de equivocación que Fernando Hechavarría ha sido, sobre todo y más que todo un hombre de la televisión. Ha sido la pequeña pantalla la que lo ha hecho grande ante el público cubano y donde ha cosechado sus más rotundos éxitos como actor.
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