Entre las grandes leyendas de la televisión cubana tiene ganado por derecho propio un lugar de privilegio, Rogelio Blaín, inolvidable en célebres personajes como Enrique de Lagardere o Lucio Contreras.
Rogelio Blaín nació en La Habana el 29 de agosto de 1944. Muy jovencito comenzó a trabajar en una fábrica de tabacos, en la que siempre se las arreglaba para leerle en voz alta a los torcedores y montar pequeñas obras de teatro.
Ya desde entonces le picaba bastante el bicho de la actuación, pero en sus primeros años trabajó sólo como aficionado, hasta que, en 1966, Humberto Solás, que estaba trabajando en el elenco del clásico «Lucía» le ofreció un papel relevante en su película.
La caracterización que hiciera Rogelio Blaín de Antonio en el segundo cuento de «Lucía» le abrió para siempre las puertas del mundo de la actuación. Desde entonces nunca más le faltaría el trabajo ni en el cine ni en la televisión.
Rogelio Blaín del cine a la televisión
Siempre prefirió el cine por encima de la televisión. A lo largo de su exitosa carrera intervino en casi una veintena de largonetrajes, varios de ellos notables como la mencionada «Lucía» (1966) de Humberto Solás, «El hombre de Maisinicú» (1973) de Manuel Pérez o «Baraguá» (1985) de Jorge Massip, por sólo mencionar algunos.
Sin embargo, curiosamente, y a pesar de la deferencia de Rogelio Blaín hacia el séptimo arte, sería la televisión quien le haría grande ante los ojos del pueblo y en donde encarnaría sus más memorables personajes.
Espacios de máxima audiencia en la televisión cubana como las «Aventuras» o las telenovelas no pueden evocarse sin recordar a Rogelio Blaín.
El personaje de Enrique de Lagardere en las «Aventuras» lo elevaría a la máxima popularidad y lo daría a conocer de un extremo a otro de la Isla; pero sería su caracterización del hacendado Lucio Contreras en la telenovela «Tierra Brava» la que le convertiría en leyenda… A él y a Alina Rodríguez, víctima de su ensordecedor grito de…
JUUUUUUUUSTAAAAAA!!!!
Y es que a Rogelio Blaín no se le podía encasillar como actor, pues lo mismo interpretaba al bueno más súper bueno que al más terrible de los villanos, algunos de ellos antológicos como el Don Esteban de «Hermanos» (para el que esto escribe la mejor de las aventuras producidas por la televisión cubana en su historia).
Rogelio Blaín falleció en La Habana el 13 de mayo de 2018 a la edad de 73 años, víctima de cáncer. Con su muerte perdió la televisión cubana a uno de los grandes actores de todos los tiempos, de los pocos que era capaz de mejorarse en cada nuevo papel que interpretaba.
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