En la década de los años treinta la modernidad chocó con la antigua iglesia y hospital de Paula. La Avenida del Puerto pretendía expandirse hacia el sur de las calles Desamparados y San Pedro pero en medio se encontraba el edificio colonial que albergaba a la antigua iglesia y hospital. Esto provocó una gran polémica pues ante la casi inminente demolición del vetusto edificio levantó una ola de solidaridad entre diversos sectores de la sociedad habanera de entonces.

Periodistas, arquitectos e historiadores convidaron al gobierno a declarar al complejo como Monumento Nacional a través de la Comisión Nacional de Arqueología, sin embargo esta presión social -y la nula riqueza arquitectónica del conjunto- salvaron solo a la parte correspondiente a la Iglesia, casi tres veces menor en extensión que el primigenio Hospital de Mujeres de San Francisco de Paula.

Alameda de Paula.1830 1836
Alameda de Paula con el hospital de Paula al fondo

La fábrica de dicho sanatorio no presentaba grandes valores arquitectónicos, pero como señalaba Luis Bay Sevilla «en él la religión, la filantropía y la ciencia médica se aunaron para curar el dolor de las mujeres residentes en esta Ciudad de San Cristóbal de la Habana, sin diferen­ciación de razas«, si a esto sumamos las distintas cátedras que radicaron en el segundo Hospital construido para realizar dicha función en la ciudad, con sus cátedras independientes, y el valor simbólico que tenía el conjunto coronando la Alameda de Paula, entendemos el encarnizado debate patrimonial.

Fé, filantropía y un enredo con la propiedad

Como escribimos en el artículo sobre la iglesia de Paula (aquí) el origen de los fondos que sirvieron para materializar la iglesia y hospital de Paula parte de una herencia de don Nicolás Estévez Borges -quien había testado que con los fondos legados se fabricase una ermita con la debida decencia bajo la advocación de San Francisco de Paula, en la cual se debía colocar su imagen.

El resto de los fondos del antiguo Deán de la Catedral de Santiago de Cuba se destinaron a otras obras pías bajo la administración de sus albaceas, nada más y nada menos que don Juan de Santos, Obispo de la Isla de Cuba, y el Maestre de Campo don Francisco Dávila Orejón, Gobernador y Capitán General de la Isla.

Entre los años 1665 y 1666 quedó todo dispuesto legalmente para comenzar la fábrica del centro benéfico con una superficie de 2889 varas (700 correspondían a la iglesia y 2189 al hospital de Paula). Uno de los extremos de la construcción limitaba con el mar, en una zona donde posteriormente se establecieron dos pequeñas casas de construcción moderna en las que radicaría la Clínica de Obstetricia desde 1831.

1737 hospital de paula plano de antonio arredondo
Plano de 1737, levantado por Antonio Arredondo tras una remodelación del hospital de Paula.

Aunque hay evidencias históricas de que el hospital de Paula sirvió de improvisado centro de maternidad prácticamente desde sus inicios y en él se instaló la primera escuela de Comadronas de Cuba, también conocida como «Escuela de Parteras» fundada por doctor Rossín y la Sociedad Patriótica en 1827.

Para unificar la manzana se procedió a la expropiación forzosa de las tres parcelas que componían la misma. Sin embargo, y aquí empiezan parte de los problemas de la propiedad de la zona, estos terrenos por los cuales don Pedro Sánchez reclamó cinco mil pesos, se demostró que no pertenecían a este señor, sino que estaban alquilados por el gobierno colonial que tenía inscrita la propiedad de los mismos a su nombre desde la demolición de la antigua ermita del Humilladero, desaparecida alrededor de mediados del siglo XVI y levantada en 1640 en la zona de la actual iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

1841 iglesia y hospital de paula
Vista de la iglesia y hospital de Paula, tomada del Paseo Pintoresco de la Isla de Cuba (1841-42)

Finalmente se llegó a un acuerdo entre gobierno e iglesia para la construcción del edificio gracias al fin benéfico del mismo, que además en ese momento sería el segundo hospital de La Habana junto al hospital de San Juan de Dios. No obstante durante siglos la situación legal de los terrenos y la institución se mantuvo bajo el amparo de un patronato particular que respondía al Obispo de La Habana.

Los altos fines sociales que perseguía el hospital de Paula y las rentas obtenidas por diversas donaciones hicieron posible que ante cada derrumbe producto de algún desastre natural apareciesen los fondos, y las querellas, para repararlo.

El Hospital de Paula, primera etapa

En un comienzo el hospital de Paula contaba con apenas cuatro camas y así seguiría durante décadas. Un siglo después de construido llegaron las ampliaciones constructivas necesarias para su óptimo funcionamiento tras el reconocimiento de sus estatutos mediante Real Decreto. Esta oficialidad llegó tras las significativas gestiones del Obispo Pedro Agustín Morel de Santa Cruz -apellidos que seguirán vinculados a la institución por décadas- y mediante ellas la corona, entre otras consideraciones, aprobó que el administrador y capellán del mismo fuesen siempre habaneros.

Para simplificar las cuestiones administrativas del hospital de Paula usualmente administrador y capellán recayeron en una misma persona con un sueldo asignado, aunque muchas de estas cuestiones no estuvieron legisladas en la isla hasta que se elaboró el primer reglamento para los hospitales Reales en Cuba realizado por Nicolás José Rapún y publicado en 1776 por Real Orden del Rey Carlos III del 22 de agosto de ese año.

Entre otras cuestiones, este reglamento estableció los cargos y funciones que debían realizar los empleados de los hospitales así como «el pasto espiritual que han de recibir los enfermos, las raciones que deben suministrarse, y la asistencia, aseo y cuidado corporal«. En dicho reglamento destacaban por ejemplo los diez artículos destinados a la función de capellán, detallados por Manuel Salvador y Vázquez en su tesis sobre la sanidad en Cuba.

Algunas de estas medidas se modificaron en la isla en 1833 cuando el Claudio Martínez Pinillos, el Conde de Villanueva, publicó un reglamento dedicado a los hospitales militares pero que tomaba como base el de Rapún y que además fue adoptado por otras entidades sanitarias.

Conde_de_Villanueva
Conde de Villanueva

En el caso específico del hospital de Paula este estaba dirigido a las mujeres, separadas en distintas categorías, verbigracia, tenía una sala para recogidas y divorciadas -que funcionaría también como reclusorio-, otra para las esclavas y en otra estancia se encontraban las mujeres de mejor posición económica, cuyos aportes y limosnas eran indispensables para el hospital.

vestibulo del hospital de paula otra calidad
Según el doctor Jorge Le-Roy, al referirse al hospital de Paula en su estudio Desenvolvimiento de la sanidad en Cuba durante los últimos cincuenta años (1871-1920), señala «aunque sus condiciones guardaban relación con la época en que se fabricó, por su buena administración gozó siempre de la mejor fama como establecimiento nosocomial».

Según consta en 1699 se realizaron las primeras modificaciones en las cuáles se añadió un cuarto para el Obispo con su propia sala de recepciones y una vivienda anexa para el administrador. Uno de estos administradores, Pedro Alonso, señaló varias veces los problemas que tenía la estructura del hospital de Paula por colindar con el mar, recibiendo el azote de este y las constantes tempestades tropicales.

Posteriormente esta situación mejoró gracias a la construcción de la muralla de mar que alejó el oleaje de las paredes de esta fábrica y de la pequeña huerta y molino con que contaba el mismo. Esta huerta la trabajaban las propias residentes del hospital de Paula, diferenciadas entre enfermas, niñas desamparadas (depositadas) y presas (o recluidas).

Segunda etapa, renovación

Mucho le debió el hospital de Paula a María Teresa de Sentmenat y Copons, esposa del entonces Capitán General don Juan Procopio Bassecourt (1796-1799), quien se volcó en buscar fondos para remodelar el maltrecho edificio. Aunque seguía consignando oficialmente como un centro sanitario de cuatro camas la realidad es que las condiciones de hacinamiento del mismo eran evidentes. El propio Capitán General escribió una carta al Rey, fechada el 11 de diciembre de 1797, en la cuál le detalla la situación del hospital de mujeres y las acciones emprendidas.

plano del articulo de luis bay sevilla
Plano del artículo de Luis Bay Sevilla sobre el hospital de Paula donde se observa la primera planta del mismo

Reparaciones a medias realizadas en la primera mitad del siglo XVIII no resolvieron los daños estructurales del edificio. Se hizo imperiosa una recaudación de fondos que contó con el empuje de la Condesa de Santa Clara para construir una nueva sala y mejorar la atención a las enfermas y acogidas. Gracias a las gestiones de doña María Teresa, y a la disposición del Obispo, los medios con que contaba el hospital mejoraron notablemente y se amplió también el personal que allí trabajaba.

«teniendo del Reverendo Obispo el permiso y aprobación para dar nueva planta, método curativo, manutención, y aumento de salas… poniendo facultativos inteligentes en los ramos de Medicina, Cirugía y Botánica. Sirvientes a propósito para cuidar con esmero las enfermas, haciendo acopio considerable de ropa blanca de todas clases….

Camas nuevas pintadas con los utensilios necesarios para mantener cien enfermas… De todo lo referido resultó tener la satisfacción de ver realizado sus deseos el primero de agosto ´último»

Carta del Capitán General de la Isla de Cuba, conde de Santa Clara a Su Majestad el Rey, 1797

Finalmente terminaba su carta consignando el proyecto de construir una sala para 71 camas en la parte superior del mismo -que se encontraba en ejecución a la hora de escribir la carta- gracias a las donaciones de los vecinos de la ciudad. En este período sucede otro choque entre el Capitán General y el Obispo Trespalacios por la propiedad del inmueble, recordándole el conde de Santa Clara al prelado que el hospital de Paula pertenecía al Real Patronato y no a la entidad eclesiástica.

Iglesia y hospital de paula francisco bedoya pereda comienzos del siglo
El arquitecto Francisco Bedoya y Pereda dibujó así al hospital de Paula para su libro LA HABANA DESAPARECIDA. Esta imagen muestra cómo debió verse el hospital alrededor del siglo XIX

Un informe relativo al mes de septiembre de 1814 -publicada por el Café de Comercio en octubre de ese año-, sirve como muestra del desarrollo ordinario de las funciones del hospital de Paula por esa época.

MovimientosEnfermas
Había a principios de mes67
Entradas en todo el mes43
Muertas10
Curadas25
Existentes a primeros de Octubre75
Tabla tomada de la tesis de Manuel Salvador y Vázquez

Por su parte el historiador Jacobo de la Pezuela nos dice que en el año 1861 el hospital tuvo una asistencia total de 945 enfermas de los cuales 492 salieron curadas, 347 fallecieron y 106 permanecían ingresadas al acabar ese año. Consignando además que en esas fechas el personal facultativo se había reducido a un médico, un cirujano y un practicante.

El doctor Emilio Roig de Leuchsenring añade los siguientes datos en sus Apuntes Históricos de La Habana.

«Había, además, una sección llamada El Palenque para refugio de mujeres viejas de color. Como en un tiempo servía de asilo y de prisión, figura en la famosa novela Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde, como el lugar donde se reunió Cecilia con su madre, de quien había estado separada casi desde su nacimiento.

El obispo Espada calorizó esta obra, y también intervino en el nombramiento de dos grandes personalidades científicas de la época para actuar en el Hospital: como médico el famoso Dr. Nicolás José Gutiérrez, fundador de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales (que estuvo vinculado durante 62 años al hospital), y como cirujano, el eminente Dr. Fernando González del Valle.

En 1854 vinieron las Hermanas de la Caridad a asistir a las enfermas, y en ese mismo año se agregó otra sala al Hospital. En 1880 se inauguró allí la Clínica de Partos, a cuyo frente habría de actuar por largos años el Dr. Jorge Le-Roy y Cassa, padre del Dr. Jorge Le-Roy y Gálvez, autor del Bosquejo Histórico del Hospital de San Francisco de Paula, de donde hemos tomado muchos de estos datos».

Tercera etapa: olvido y demolición

Sin embargo, las necesidades viales se imponían y el hospital de Paula sería sacrificado para beneficio del tránsito vial y mejor acomodo de la entrada de los muelles de la Havana Central Railroad Co. (HCR) propietaria desde 1907 de los terrenos en los que se levantaba la iglesia y hospital de Paula.

plano de comienzos del sXX
Este era el plano estimado del inmueble cuando dejó de prestar sus funciones en 1907. (Tomado de LA HABANA DESAPARECIDA de Francisco Bedoya Pereda)

El proceso de expropiación entre la HCR, el Patronato del Hospital de Paula y la iglesia católica fue bastante complejo (y las cifras definitivas van desde los 75 mil dólares, a los 200 mil -algunas fuentes informan que el gobierno tasó el inmueble en 436 mil-) por lo que no es posible dar una cifra exacta. Con varias demandas, y veto incluido por parte de la Secretaría de Obras Públicas que no aprobó esta venta y que por tanto paralizó durante décadas la construcción en estos terrenos hasta que fuesen aclaradas algunas cuestiones legales.

Finalmente la empresa de los Ferrocarriles Unidos de La Habana (United Railways of Havana) que había ido absorbiendo a otras compañías, solicitó en junio de 1937 la licencia para la demolición total del conjunto y el establecimiento de nuevas vías férreas en la zona que ocupaban la antigua Iglesia y Hospital de Paula, en completo abandono desde la expropiación de comienzos del siglo XX.

1917 iglesia y hospital de paula tomado de habana estatuaria
Estado del inmueble alrededor de 1916

Se produce entonces el llamamiento que realizaron a través de diversas revistas y periódicos algunos de los más eminentes intelectuales cubanos de entonces. El reclamo de carácter histórico-patrimonial caló en el gobierno que buscó las fórmulas para cerrar definitivamente la posibilidad de la demolición de la iglesia -no así del hospital-, planteada desde comienzos del período republicano por la empresa propietaria del terreno.

construccion del muelle de san francisco tranvias elevados iglesia de paula
Imagen tomada desde la iglesia y hospital de Paula, obsérvese a la izquierda en primer plano la parte superior del hospital. Al fondo el muelle de Paula que pertenecía a la Havana Central y estaba siendo modernizado. Entre medias los elevados del tranvía.

Sería a través de la Comisión Nacional de Arqueología, integrada entre otros por Don José María Chacón y Calvo -entonces director de Cultura de la Secretaría de Educación-, los arquitectos Evelio Govantes, Silvio Acosta, Manuel Pérez Beato, Joaquín Weiss (estos últimos también destacados historiadores) y el ingeniero Emilio Vasconcelos (entonces arquitecto Municipal y jefe el Departamento de Urbanismo), que se amparó definitivamente a la iglesia de Paula de la demolición estipulada. En la sesión del 15 de diciembre de 1937, de la sección Colonial consignaron lo siguiente:

  • 1. Se debe autorizar la demolición del antiguo hospital de Paula, reservando algunas de sus columnas para conservarlas en el Museo Nacional.
  • 2. No debe autorizarse la demolición de la iglesia de Paula.
  • 3. Que se pida a la Compañía de los Ferrocarriles, propietaria del inmueble, ceda a beneficio del Estado, la iglesia.
  • 4. Que la iglesia de Paula sea destinada como Monumento Nacional, para Museo y Sede de la Comisión de Arquitectura.
  • 5. Que se pida al superior gobierno, que pasando la Iglesia de Paula a Monumento Nacional y al destino que antes se expresa, se consigne un crédito para su reparación en consonancia con el mérito que le corresponde.
hospital de paula demolido
Una vez demolido el hospital de Paula, el antiguo terreno que ocupó sirvió de parqueo improvisado y zona de depósito de los Ferrocarriles Unidos de La Habana

Cumpliendo con el punto 1 del informe de la Comisión se estudiaron propuestas como el aprovechamiento del antiguo patio de columnas -que incluso algunos quisieron conservar intacto con fines turísticos-, y construir un pequeño parque adyacente a la iglesia donde se pretendía levantar un busto en memoria de Cirilo Villaverde (en esa zona se encuentra hoy la estatua de Enriqueta Favez ), además de reparar la iglesia con el fin de instalar allí un Museo de Arte y Arquitectura Colonial.

La iglesia de Paula tiene valor histórico, anecdótico, legendario, arquitectónico, artístico y ornamental, por lo tanto, turístico.

Armando Maribona, Revista Arquitectura, dic. 1937

Dentro de los proyectos para la revitalización de la zona también se estudió la posibilidad de crear un gran parqueo soterrado, pero finalmente solo se materializó la demolición del hospital de Paula y la reparación de la Iglesia anexa a este.

La zona que había ocupado el Hospital de Paula fue usada por los Ferrocarriles Unidos de La Habana para establecer un depósito improvisado mientras apelaban para ejecutar la demolición de la iglesia. En 1944 volvieron a solicitar los permisos para demolerla, aprovechando que el estatus de Monumento Nacional había quedado en un limbo jurídico y carecía de oficialidad.

proyecto de remodelacion de la zona de la iglesia de paula
El proyecto del arquitecto Vasconcelos con el parque adyacente a la iglesia de Paula donde debía colocarse una estatua o busto de Cirilo Villaverde, que inmortalizara este sitio en su novela Cecilia Valdés

Nuevamente se lanzó una campaña de solidaridad para salvar al edificio colonial, vestigio de otros tiempos, y esta vez la Junta Nacional de Arqueología y Etnología, anexa al Ministerio de Educación, terminó lo que no pudo su antecesora: declarar Monumento Nacional a la iglesia de Paula, acogiéndose al decreto presidencial no.1932 del año 1944. Publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba el 7 de julio de 1944.

1950 59 iglesia de paula lydia cabrera3
Esqueleto del antiguo hospital de Paula mientras era demolido

Entre los argumentos que la Junta presentó destacamos el siguiente:

La historia de la Iglesia de Paula se encuentra íntimamente unida a la del Hospital de la que formaba parte,
y llevaba el mismo nombre, estimado como uno de los mejore» de su época y que mereció la protección de personalidades tan ilustres en nuestra vida política y cultural como los obispos Morell de Santa Cruz, Espada y Lazo de la Vega, los gobernadores Luis de las Casas y el Conde de punta Clara y los doctores Tomás Romay, Nicolás losé Gutiérrez y Fernando González del Valle.

E incluso se permitía recomendar «al Gobierno la expropiación de la Iglesia de Paula y de los terrenos en que se encuentra edificada y los circundantes necesarios para la construcción de un parque en su costado Este y prolongación de la Alameda de Paula hasta su unión con la calle de Desamparados, según el proyecto confeccionado el año 1939 por el Departamento de Urbanismo del Municipio de de La Habana«.

19..demolicion del hospital de paula
Demolición del hospital de Paula

Del Hospital de Paula no quedaba nada que salvar, pero la batalla planteada por parte de la intelectualidad habanera para salvar a la iglesia de Paula de la furia de la piqueta sirvió como símbolo de resistencia en tiempos en que el patrimonio y la conservación estaban al servicio del dinero y la rentabilidad.

Por suerte los tiempos han cambiado y los restos de antiguas edificaciones y monumentos históricos son conservados y revitalizados por su valor simbólico, la iglesia de Paula fue declarada Monumento Nacional por decreto número 2377 y publicada en la Gaceta Oficial el 11 de agosto de 1944.

patio interior de la iglesia y hospital de paulka
Las columnas del patio interior del hospital de Paula estaban construidas de una sola piedra, desde el capitel hasta el basamento.

Apenas existen referencias en la actualidad al hospital de Paula, segundo de La Habana y considerado el primero con servicios de maternidad, y por eso a algunos paseantes les puede sorprender encontrarse hoy por hoy a la iglesia de Paula encerrada entre dos vías rápidas, desconociendo que otrora fue una de las referencias más conocidas de la ciudad y eterna superviviente a la que no pudo vencer la naturaleza, la desidia, ni la ambición del hombre.