Aunque incluimos a las Hebes de Albear en la sección de La Habana Desaparecida bien podríamos hacerlo en La Habana Efímera porque la escolta del ilustre coronel apenas pasó tiempo entre los habaneros. Como muchas de las ornamentaciones públicas que custodiaban parques y calles habaneras durante el período colonial, el cambio de bandera y la independencia política de la Siempre Fiel de su metrópoli se llevó por delante varios de estos elementos urbanos que se consideraron demasiado españolizantes.

Visto con la perspectiva actual, no entendemos que esto ocurriese con las Hebes de Albear que sin ser ningún tipo de maravilla artística, estaban correctamente logradas y daban al parquecito de Albear mayor empaque ornamental.

Aunque no lo podemos asegurar con certeza, parece ser que durante las remodelaciones de la zona de la plazoleta de Monserrate y demás obras impulsadas por el dinámico Carlos Miguel de Céspedes las malogradas Hebes de Albear vieron definitivamente cerrado su posible regreso a la ubicación primigenia que habían ocupado. Las dos estatuas de la diosa fueron retiradas de forma puntual antes de finalizar la segunda intervención estadounidense.

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En esta imagen de la inauguración del monumento a Albear se observan a la derecha las Hebes de Albear.

La controversia con las Hebes de Albear

En el proyecto de remodelación de Raúl Otero, fechado a mediados de los años treinta del pasado siglo, ya no se contemplaban las curiosas interpretaciones de una misma divinidad. Muy a pesar de algunos nostálgicos que reclamaban por el regreso de las gráciles coperas para acompañaron a don Francisco de Albear y Lara.

19..Plaza de Albear con sus Hebes
La plazuela de Albear con su diseño original.

Algunos medios hablan de que su traslado fue hacia la Quinta de los Molinos, o los Fosos Municipales y otros que fueron enviadas al Museo Nacional -esta opción suena descabellada toda vez que dicha institución estaba todavía en pañales-. Pero quién sabe si cuando fueron removidas de su ubicación original no pudieron ser recuperadas por estar en el patio de alguna residencia de nueva construcción. La realidad es que quien esto escribe no puede dar más señas de dónde acabaron las Hebes de Albear.

No sienta pena el lector por estas copias de las obras originales del italiano Antonio Cánova. Este notable escultor, uno de los más conocidos del neoclasicismo italiano en la escultura de comienzos del siglo XIX, realizó hasta cuatro versiones de la joven copera Hebe. La diosa de la juventud, hija de Hera y Zeus, era además la asistenta de los dioses según la mitología griega y una de las esposas de Heracles (Hércules).

1902 Las Hebes de Albear todavía presentes en la plaza
En 1902 las Hebes de Albear seguían en su ubicación.

Estas cualidades de la diosa la hicieron la elegida para acompañar al monumento de Albear cuando se construyó, en la antigua plazoleta de Monserrate, el actual parquecito en honor del insigne ingeniero habanero. Cuenta Federico Villoch que la animadversión hacia la cultura española de parte de los nacionalistas cubanos provocó que fuese retirada de su posición tras la independencia.

El conocido postalita refleja con su afilada pluma cómo algunos ignorantes cargados de un patriotismo plañidero la hicieron retirar por ser obra de Antonio Cánova, confundiendo al autor con Antonio Cánovas del Castillo -presidente del Consejo de Ministros español asesinado en 1897- quien había puesto al frente de la isla de Cuba a Valeriano Weyler, figura de infausto recuerdo para nuestro pueblo.

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Detalle de una de las Hebes de Albear.

No sabemos si estos motivos políticos realmente afectasen la opinión del secretario de Obras Públicas Carlos Miguel de Céspedes -o la imposibilidad de recuperar a las estatuas de su hipotético depósito-, pero probablemente el mayor obstáculo para el regreso de las Hebes de Albear fuese la necesidad de acortar el espacio del parquecito de Albear, facilitando el tráfico vehicular por la calle Bernaza y descongestionando a La Habana Vieja.