El Teatro Auditórium, hoy Teatro Auditórium Amadeo Roldán se inauguró el 2 de diciembre de 1928 bajo el patrocinio de la Sociedad Pro Arte Musical – que tanto bueno hizo por la cultura en la República – y gracias a la incansable labor de su presidenta, la distinguida dama María Teresa García Montes de Giberga, quien falleciera poco después de la apertura del majestuoso coliseo del barrio del Vedado.
Los arquitectos Miguel Ángel Moenck y Nicolás Quintana se encargaron del proyecto, que fue ejecutado por los ingenieros Eduardo Albarrán y Gregorio Bibal en la parcela de 2 200 metros cuadrados en la esquina de Calzada y D, que Pro Arte Musical había adquirido con el propósito de dotar a La Habana de un auditórium de talla mundial.
En agosto de 1927 se colocó la primera piedra del edificio, y en poco más de un año se concluyó el majestuoso Teatro Auditórium de tres pisos de altura, que contó con todos los adelantos de la época y a cuya función inaugural acudió, en compañía de su familia, el mismísimo Presidente de la República, general Gerardo Machado.
Teatro Auditórium, el de los renaceres perecederos
Monseñor Arteaga bendijo al nuevo edificio el 22 de noviembre y unos días después, el 2 de diciembre de 1928, el Teatro Auditórium descorrió sus cortinas por primera vez para presentar su primera función, que fue dedicada a María Teresa García Montes de Giberga y en la que tocaron la Orquesta Sinfónica de La Habana conducida por el maestro Gonzalo Roig, el pianista José Echaniz y cantó la soprano Natalia Aróstegui acompañada de un coro de cien voces.
Hasta su desaparición en el Teatro Auditórium radicaron las oficinas de la Sociedad Pro Arte Musical y allí, el 14 de octubre de 1930, se le rindió homenaje al cadáver de su fundadora durante el paso de su cortejo fúnebre hacia el Cementerio de Colón.
Con capacidad para 2 500 espectadores y una acústica espectacular, el Auditórium fue el teatro más moderno del país hasta la construcción del Blanquita en 1949.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, se le agregó el nombre del músico cubano Amadeo Roldán, pasando a llamarse desde entonces Teatro Auditórium Amadeo Roldán.
Como sucedió con todos los cines y teatros del país, el coliseo de la Calzada y D fue nacionalizado por el Estado cubano. La nueva administración diversificó el programa del Teatro Auditórium que llegó, incluso, a servir de sede de los Festivales de Música Popular que organizaba Odilio Urfé.
Un incendio provocado lo destruyó casi por completo el 30 de junio de 1977, por lo que permaneció cerrado por más de 20 años.
El Teatro Auditórium Amadeo Roldán reabrió sus puertas el 10 de abril de 1999, dedicado por completo al que fuera su objetivo fundacional: la música de concierto.
Si bien es cierto que redujo su aforo original, el teatro fue modernizado para realizar la función multisala y se le dotó de alta tecnología, incluyendo un sistema de climatización a través de las butacas.
Desafortunadamente, y a pesar de que se tardaron más de 20 años en repararlo, el trabajo realizado resultó ser muy deficiente, pues aproximadamente dos decadas después debió ser nuevamente clausurado por el calamitoso estado constructivo en que se encontraba.
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