En la historia de la música cubana existen verdaderos genios, lo mismo en la variante “culta” que en la popular, uno de ellos fue Niño Rivera, un fenómeno musical.
El Niño Rivera se llamó en realidad Andrés Perfecto Eleuterio Galdino Confesor Hecheverría Callava, más su precocidad musical le cambiaría definitivamente el nombre dejándolo solo en Niño Rivera.
Nació en Pinar del Río, el 18 de abril de 1919 en la calle Retiro número siete, esquina Polvorín. Antes de saber leer o escribir ya tocaba el tres de su tío, del cual se apoderaba al irse este a trabajar:
El pequeño lo vigilaba, y tan pronto Meno partía a sus labores se auxiliaba de un taburete para descolgar aquella guitarra de una pared, se escondía bajo una cama y allí, acostado, imitaba las melodías y tumbaos del tío.
Avisado de los ‘progresos’ del muchacho como tresero, un día Meno fingió que partía y lo sorprendió bajo la cama en pleno ‘concierto’.
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Poco después de esa noche, cuando Niño Rivera debía tener unos seis años el tío lo incorpora en su grupo como bongosero, los cuales había aprendido a tocar a los cuatro años, de aquí en adelante su vida estaría tan ligada a la música que no es posible escribir la Historia del Tres en estas tierras sin mencionarle.
Niño Rivera un director musical de nueve años
Cuando Niño cumplió los nueve ya su tío sabía que era un fenómeno, por lo que le cede su puesto como tresero y además lo nombra director musical. Los testimonios sobre su vida cuentan el asombro que causaba en los grupos que llegaban a Pinar del Río conocer a un niño que dirigía musicalmente un conjunto de hombres hechos y derechos.
Tal fue su desarrollo que a los quince ya Vueltabajo le quedaba chiquita, por lo que emprendió el camino de la Habana, a la cual llegó para quedarse un día de 1934. Este paso le posibilitó crecer musicalmente, lo que de una manera totalmente autodidacta. Él, como otros tremendos músicos pobres encontró en el cine sonoro la ocasión de relacionarse con las grandes bandas sonoras del mundo. Así conoció la obra de Duke Ellington, George Gerswing, Irvin Berling, Artie Shaw, etc.
No le fue posible precisar a este escribidor, en qué momento Niño Rivera se dio cuenta de que el talento no le bastaba para transformar en orquestaciones y piezas toda la música que llevaba en su casa y recurrió a profesores: de Guitarra y Armonía Vicente González Rubiera (Guyún) -quien fue maestro de varias personalidades artísticas de entonces como por ejemplo: María de los Ángeles Santana y Marta Justiniani -, Orquestación con Félix Guerrero y Fabio Landa, o Armonía, Contrapunto y Forma con Enrique Belver.
La carrera de Niño Rivera en La Habana fue tan abarcadora que algunos músicos como Pacho Amat le han señalado como “Padre de la Armonía en el Tres” y otros han planteado que fue él quien llevó, gracias a su empuje, profesionalidad y excelencia, el estudio del Tres como instrumento a las Escuelas de Arte.
La popularidad de Niño Rivera fue integradora, pues como orquestador fue de los mejores valorados de su época; como tresista fue reconocido como un verdadero virtuoso; como inteprete de felling se dice que fue el adaptador de un estilo norteamericano de hacer a las condiciones y realidades de los músicos cubanos; y por parte del público su fama estuvo además ligada a un programa de gran aceptación en los barrios más populares de La Habana “La Hora Abakuá del Bolero de Tata”, el cual hacía con Tata Gutierrez.
Niño Rivera es autor de joyas del felling cubano, del cual es uno de los fundadores del movimiento, como: Eres mi felicidad, Fiesta en el cielo, Amor en festival y Carnaval de Amor. Una parte importante del éxito del feelling cubano en el mundo se debe a la difusión que realizaron agrupaciones como Cubavana, o Conjunto Casino, cuya mayoría de temas fueron orquestados por él.
Uno de sus grandes temas es El Jamaiquino, el cual compuso a partir de una vivencia cotidiana:
Nació con el don de convertir en música las vivencias propias o de sus contemporáneos, y así inspiró, por ejemplo, su obra más conocida, El jamaiquino, cuando un constructor oriundo de ese caribeño país anglófono reaccionó gritando en spanglish ante la rotura del brazo de una grúa:
-Hand the glúa se rompió?, expresión universalizada en forma de montuno.
Este genio de la música murió en La Habana, a los 76 años de edad, un 27 de enero de 1996
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