Viengsay Valdés nació en Cuba, 10 de noviembre de 1976, pero vivió en el extranjero hasta los cinco años, de esa estancia heredó nombre, compostura y un cierto halo asiático en su manera de enfrentar la vida.

Dicen que los nombres, a veces, suelen marcar el camino de una vida, de ser cierto el caso de Viengsay confirmaría la creencia, pues significa “Victoria” en laosiano, país en el que residió hasta los tres años de edad, ya que sus padres eran embajadores en dicha nación asiática.

De este periodo de la niña Viengsay Valdés se recuerda una anécdota que el tiempo habría de convertir en profecía, ocurrió cuando la niña -de unos tres años- irrumpió disfrazada, con ropas de la madre, en una cena que se ofrecía en la embajada de Cuba en Laos a un diplomático soviético, el rápido regaño de los padres fue interrumpido por el visitante, quien dijo:

“Déjenla bailar, ella va a ser una gran bailarina, como Alicia Alonso”.

A los tres años los padres son trasladados a las islas Seychelles, donde la pequeña, según ella misma ha declarado, creció libre, entre animales y vegetación, corriendo y bailando por esos paisajes paradisiacos, donde de paso aprendió a hablar Creole.

Viengsay Valdés

Viengsay Valdés, el largo camino del sacrificio

A los cinco años, los padres la envían de regreso a Cuba, al cuidado de la abuela, para que estudiara en la isla, tenía sería inclinaciones artísticas, ansiaba ser gimnasta o bailarina, según ha declarado el practicar gimnasia:

… me permitió estar preparada físicamente. Pero en algún momento determinamos que la carrera de un atleta de gimnasia rítmica a los 24 años se acaba. Es muy corta y lleva mucho desgaste físico. Entonces, pensamos en el ballet. Yo había visto el de Alicia Alonso por la televisión. Después la vi en el teatro. Como yo bailaba tanto, por cualquier cosa, dijimos, bueno, el ballet es una opción, un arte muy lindo que combina lo físico, técnico e histriónico, y mi abuela me llevó a hacer las pruebas y comencé a los nueve años.

Cubadebate

Entonces comenzó el sacrificio, que fue forjando la personalidad de la niña que crecería para convertirse en la “bailarina de acero”, vivían en Alamar, y para llegar a tiempo a la Academia de Ballet Alejo Carpentier se levantaba a las cinco y media de la mañana, para estar de regreso ya bien entrada la tarde noche, mientras los niños del barrio jugaban.

Pero la pequeña bailarina Viengsay Valdés era asmática, los médicos aconsejan dejar el ballet, pues a la larga resultaría perjudicial, no les hizo caso, afortunadamente, y en 1994 se graduaba de La Escuela Nacional de Arte, con «Diploma de Oro» en Danza y Coreografía.

Desde un año antes la propia Alicia Alonso la había llamado a formar parte de la compañía, apenas un año después era ya Bailarina Principal, y pasados solo seis era nombrada Prima Ballerina.

Viengsay Valdés

A partir de entonces comenzó el despegue de Viengsay, quien ha bailado con las más prestigiosas compañías del mundo, como  el Ballet Marinski de San Petersburgo, Royal Ballet de Dinamarca; The Washington Ballet, el Centro de Danza de Oporto, etc. además de llevar su arte, sola o con el Ballet Nacional de Cuba, a los más importantes festivales del mundo. A su vez ha compartido escena con prestigiosos bailarines como Carlos Acosta, Joel Carreño, Thiago Soares, Alexei Tyukov, Ivan Vasiliev, entre otros muchos.

Acerca de su pareja con Carreño, el Daily Telegraph dijo:

En Viengsay Valdés y Joel Carreño, la compañía tiene dos bailarines de clase mundial, brillan con animación y habilidad como Kitri y su amor. Sus balances son infinitos y triunfantes; sus giros son tan rápidos que se pierden de vista cuando empiezan. El momento en que ella despliega lentamente un arabesco sin apoyo en el gran pas de deux al final es mágico; un triunfo a la vez de una técnica sólida y una personalidad que llena el teatro

En varias ocasiones Viengsay Valdés ha sido incluida en los rankigs de las mejores bailarinas en activo del mundo, además de recibir homenajes en distintos puntos del orbe, como Italia, Laos, Rusia, etc.

La sustituta de Alicia Alonso

El 22 enero de 2019 es nombrada subdirectora artística del Ballet Nacional de Cuba, era el camino para convertirse en la sucesora de Alicia, quien fallecería pocos meses después. Era un momento único en Cuba, pues después de setenta años, la compañía sanzaria más importante de Cuba cambiaba de dirección, muchos se preguntaban entonces, si se cambiarían también los estilos:

Una responsabilidad enorme… De esos 70 años, puedo decir que hay 25 en los que le he entregado mi vida a esta compañía. Y ello me reafirma la convicción de que debemos ser muy respetuosos con ese legado histórico, con ese gran aporte a la danza universal que ha sido la escuela cubana de ballet; con ese desarrollo que ha evidenciado el BNC en su trayectoria, y que nos ha traído hasta aquí, hasta lo que somos y nos hace sentir orgullosos dondequiera que estemos.