Cuentan que siempre fue el mar motivo de inspiración de Nicolás Guillén, y así ha quedado para la eternidad: recostado a la baranda donde empieza la Alameda de Paula, con una mano en el bolsillo y la mirada perdida en lotananza.

Estatua a Nicolás Guillén
El escultor Enrique Angulo junto a su estatua a Nicolás Guillén

Desde el 10 de Julio de 2019 recibe al caminante un brocineo Guillén obra del escultor espirituano Enrique Angulo, quien en declaraciones ofrecidas al portal Cubarte al preguntársele que tuvo en cuenta para realizarla declaró:

La poesía de Nicolás Guillén. Además, tengo la gran suerte de vivir a una cuadra de donde él residía y me he relacionado con su familia. Pero, sobre todo, su poesía fue lo que me inspiró; la figura de él que todo el mundo en Cuba la conoce.

Nicolasito, su nieto que preside la Fundación, es amigo mío desde la infancia y me facilitó varias fotos. A partir de ellas concebí esta escultura

Tomado de Cubarte

El Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén, -quien al decir de Rafael Alberti era el mejor poeta de su tiempo de éste lado del Atlántico- gustaba caminar por la Alameda de Paula y recibir el aire del mar en busca de despeje e inspiración, tal vez de uno de esos paseos hayan nacido sus famosos versos «El negro mar»

El negro mar

El negro mar 
la noche morada sueña
sobre el mar;
la voz de los pescadores
mojada en el mar;sale la
luna chorreando del mar.
El negro mar.
Por entre la noche un son
desemboca en la bahía;por
entre la noche un son.
Los barcos lo ven
pasar,por entre la noche
un son,encendiendo el
agua fría.
Por entre la noche un
son,por entre la noche un
son,por entre la noche un
son. . .
El negro mar.
Ay, mi mulata de oro
fino,ay, mi mulatade oro
y plata,con su amapola y
su azahar,al pie del mar
hambriento y masculino,al
pie del mar.

Lo cierto es que el mar estuvo siempre presente en la obra de Guillén, ya fuera como mención en sus versos, o presente en sus libros como «Por el mar de Las Antillas anda un barco de papel», o como objeto de búsqueda de inspiración.

La Alameda de Paula no pudo recibir un regalo mejor para iniciar el paseo.