Leyenda de la trova tradicional, María Teresa Vera es conocida por todos los cubanos, y más allá de la Isla por su interpretación de «Veinte años», una de las canciones más hermosas que, seguramente, se haya escrito.
Nació en Guanajay, el 6 de febrero de 1895. Su abuela había conocido la ignominiosa esclavitud y su padre, al que nunca vio, había servido en el ejército español. Creció sólo al amparo de su madre, que trabajaba como sirvienta de una familia adinerada.
Muy jovencita era ya conocida en los ambientes bohemios y trovadorescos de la capital cubana, en los que comenzó a cantar con apenas 16 años. Fue precisamente, durante una de esas presentaciones de cafetín, que el legendario compositor Manuel Corona (autor de la inmortal «Longina») le sugirió que aprendiera a tocar la guitarra, instrumento que la acompañaría el resto de su vida y del que María Teresa Vera llegaría a ser una virtuosa.
Por una década (1914 – 1924), la joven trovadora formó junto a Rafael Zequeira uno de los dúos más famosos (sino el más) en la historia de la música cubana y grabó más de 200 canciones en Cuba y en el extranjero.
«Cantábamos cubanerías, hicimos más de cinco viajes a los Estados Unidos […]. Nos sentíamos acoplados e identificados en nuestra creación artística y enseguida nos popularizamos dentro y fuera de Cuba. Nuestro dúo fue un éxito popular, aunque sea inmodesto decirlo (…)»
Entrevista con María Teresa Vera
Tras la muerte de Rafael Zequeira en 1924, María Teresa Vera cantó en solitario o formó dúos ocasionales, hasta que, en 1926, a instancias de sus productores, fundó el Sexteto Occidente, al que también pertenecieron Ignacio Piñeiro, Manuel Reinoso y Paco Sánchez.
María Teresa Vera: «Veinte Años»
Como casi siempre suele suceder, hay canciones que marcan al intérprete para toda la vida. Para María Teresa Vera, esa canción fue «Veinte años», que cantó por vez primera con Rafael Zequeira e hizo famosa en todo el mundo. Tanto que, por mucho tiempo se creyó que era fruto de su inspiración.
En realidad 20 años fue escrita por su amiga de la infancia Guillermina Aramburu, quien fue abandonada por su esposo y le entregó la canción a María Teresa, bajo la promesa de que nunca revelara que había sido compuesta por ella.
«Veinte años» formó parte siempre del repertorio de María Teresa Vera, hasta cuando cantaba, sobre todo, sones, en el Sexteto Occidente, que terminó vendiendo, tres años después de fundarlo, a Ignacio Piñeiro (este lo renombraría Sexteto Nacional), porque «el santo» le había indicado que tenía «que dejar el arte».
Mujer profundamente religiosa, María Teresa Vera, acató el mandato de sus orishas y se mantuvo alejada de los escenarios por casi una década, hasta que los santos le permitieron retomar su carrera.
En 1936 volvió a presentarse en público desde Radio Salas y formó dúo con Lorenzo Hierrezuelo, «Compay Primo», con quien tuvo filin desde el primer momento, y quien le acompañaría a la guitarra por los siguientes 30 años.
Durante la década del 50 incursionó, incluso, en la naciente televisión cubana, en la que produjo «El Casino de la Alegría». Ya en ese entonces, María Teresa Vera era considerada casi una figura de culto dentro de la canción y la trova tradicional y comenzó a recibir numerosos homenajes en vida.
A diferencia de otros trovadores que llevaron una vida rocambolesca, María Teresa se mantuvo siempre alejada de escándalos y nunca subordinó su vida personal a la artística. Interrogada en una ocasión por la revista Bohemia sobre por qué no se había comprometido nunca sentimentalmente con un músico, respondió tajantemente que, desde muy jovencita había estado rodeada de músicos y sabía de primera mano que «ninguno servía para marido».
María Teresa Vera falleció en La Habana el 17 de diciembre de 1965 a los 70 años de edad en el Hospital Militar de Marianao.
Poco antes, sabiéndose enferma y presintiendo el fin, mandó a llamar a su compañero y amigo Lorenzo Hierrezuelo para pedirle sólo que, al bajar al sepulcro definitivamente, le cantara «Veinte años» por una última vez ante su tumba.
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