La antigua valla de gallos de Marianao se encontraba situada en el reparto Nogueira y fue destruida por el poderoso ciclón del 26 que acabó con la quinta y con los mangos en la que años después sería conocida como la Ciudad que Progresa.

Construida en la segunda mitad del siglo XIX, la valla de gallos de Marianao complació a los vecinos de la localidad, pues en ese entonces Marianao era un lugar campestre en el que existía una gran afición a esas lidias emplumadas.

Valla de gallos de Marianao
La antigua valla de gallos de Marianao antes de ser destruida por el poderoso ciclón de 1926

La valla de gallos de Marianao

Al mismo tiempo, la valla de gallos constituía una gran atracción turística para los temporadistas que no dudaban en jugarse sus buenos pesos fuertes, a la vez que disfrutaban de las bondades de las aguas del Pocito.

Situada junto al teatro de Concha, en el espacio donde luego se construyera la farmacia Santa Paulina (hoy Principal), la antigua valla de gallos de Marianao estaba construida de madera y era de grandes dimensiones.

Considerada como una de las mejores, la valla de gallos de Marianao funcionó de forma ininterrumpida desde su apertura (salvo los breves períodos de prohibición) hasta su destrucción por el ciclón del 26 y siempre, a su alrededor, se celebraron ferias populares, pues contaba con un terreno aledaño en el que se vendían licores y comestibles.

De ahí que, cuando se subían los vapores del ron y se mezclaban con la exitación de las pérdidas, se produjeran no pocas reyertas en el lugar que eran alegremente aireadas por la prensa de la época (pero esto era moneda común en todos los lugares en lo que se peleaban gallos en Cuba; de ahí que muchos se opusieran a esta práctica, a la cual consideraban bárbara, sanguinaria y caldo de cultivo de todo tipo de males sociales.

Tras la destrucción de la valla de Marianao por el poderoso meteoro de 1926, se abrieron otras en el municipio, pero ninguna alcanzó ni la fama ni la prestancia de esa primera.