Juan Guiteras Gener es uno de los nombres más conocidos de la medicina cubana, eminente galeno, cuya presencia en el desarrollo de la ciencia médica norteamericana y cubana fue fundamental en el campo de la epidemiología.
Nació en la ciudad de Matanzas, el 4 de enero de 1852, en una de las familias más ilustres de la urbe yumurina, hijo del eminente pedagogo y escritor Eusebio Guiteras Font y de Josefina Gener Puñales. El niño se educó en el Colegio La Empresa, propiedad de su padre y de su tío Antonio, uno de los centros educativos más avanzados de la Cuba de entonces, y de cuyas aulas salió buena parte de la intelectualidad matancera.
Juan Guiteras Gener el médico eminente
En 1867, dos años antes de que las autoridades españolas cerraran el Colegio La Empresa, se graduó en sus aulas como Bachiller en Artes, Juan Guiteras y al año siguiente matriculaba la carrera de medicina en la Universidad de La Habana. Mas el estallido de la guerra el 10 de octubre de 1868, hizo que se desatara una persecución hacia todas aquellas familias conocidas por su marcada posición independentista, como los Guiteras, quienes eran nombres importantes en este contexto. Debido a ello la familia se traslada a los Estados Unidos, donde sin saberlo entonces, Juan Guiteras hará gran parte de su vida.
Continua los estudios en la Universidad de Pensilvania, donde curiosamente había estudiado, antes, quien sería uno de sus grandes amigos, y a quien Juan Guiteras defendería encarnizadamente, Carlos J. Finlay. Su culminación de estudios, en 1873, fue con una tesis titulada “Influencia de la actividad funcional en el desarrollo del esqueleto”, con la cual obtuvo el Premio Mayor de la Facultad de Medicina.
Según un trabajo publicado en Scielo por Sosa, Pestana y Alfonso:
En años posteriores, realizó un largo período de especialización en anatomía patológica y bacteriología en Frankfurt, Alemania, al lado del maestro de las técnicas de coloraciones en tejidos, el profesor Karl Weigert y en 1891, regresó a Alemania, enviado por la Universidad de Pensilvania, esta vez al Instituto de Higiene de Berlín, para estudiar con el genial profesor Robert Koch su recién descubierta tuberculina, presentada en el X Congreso Internacional de Medicina, celebrada en la capital alemana en 1890. Tomó, además, un curso y trabajó con el genial profesor Paul Erlich y conoció y laboró junto a figuras eminentes como los profesores Rudolph Virchow, Shibasaburo Kitasato, Richard Pfeifer, entre otros.14 Muchos años más tarde realizó también estudios de especialización en la escuela de Medicina Tropical de Londres. Por sus múltiples viajes y afán de saber llegó a dominar los idiomas inglés, francés, alemán, portugués y latín.
Scielo.sld.cu
Entre 1873 y 1879, amen a sus trabajos como médico interno y patólogo, en el Hospital de Filadelfia, Juan Guiteras fue alcanzando gran prestigio como autoridad en el campo de la fiebre amarilla, motivo por el cual fue incluido como miembro de la Primera Comisión Norteamericana para el Estudio de la Fiebre Amarilla en Cuba, la cual se trasladó a la isla en 1879, de la cual formaban parte los más importantes catedráticos norteamericanos de entones. Juan Guiteras, contaba veintisiete años.
De hecho el capítulo redactado por él para el informe final de la comisión y titulado «Anatomía mórbida e histología patológica«, fue muy estudiado en su momento, pues según González, en un artículo publicado por la Revista Habanera de Ciencias Médicas:
si bien el informe de esta primera comisión de estudios de la fiebre amarilla no ofrece conclusiones definitorias sobre la enfermedad y su forma de trasmisión los experimentos histopatológicos realizados por Guiteras Gener, dieron muestras de un gran acierto, a pesar de no haber llegado a resultados concluyentes.
Revista Habanera de Ciencias Médicas
Durante esta visita Juan Guiteras se quedó muy alarmado por el estado nocivo para la salud de las calles de La Habana, debido a su poca higiene, a la acumulación de desechos y aguas albañales, que creaban un clima de fetidez, que si bien no obtuvo pruebas entonces, estaba convencido que tenía relación con la gran presencia de muchas enfermedades en el país. Así debieron comentarlo, seguramente, él y Carlos J. Finlay, a quien conoció entonces, y con el que lo unió una amistad que duraría hasta su muerte.
Fue Finlay quien le convenció, durante los trabajos de la comisión, para que presentara su candidatura a miembro de la Real Academia de Ciencias Médicas y Físicas Naturales de La Habana, pues Juan Guiteras consideraba que no tenía aún méritos científicos que le hicieran acreedor de tal reconocimiento.
La importancia y el papel de Juan Guiteras en el desarrollo de la medicina en latinoamérica y el mundo continuó en ascenso en los años siguientes, gracias a su multifacética manera de entender la ciencia, pues sin dejar de ejercer, ni de investigar fue además un notable docente, cuyo retrato aún se encuentra en el salón de actos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania.
Gracias a su intranquilidad científica describió clínicamente, por primera vez en los Estados Unidos, la brucelosis, al tiempo que al año siguiente encontraba, también por primera vez en ese país, el agente causal de la filariosis. Claro, que ya cuatro años antes su amigo Carlos J. Finlay lo había descubierto en Cuba.
En 1881 el ejército norteamericano lo nombra experto en Fiebre Amarilla, y lo pone al frente de la lucha contra la epidemia que azotaba los territorios de Jacksonville, Carolina del Norte y Key West. Su gran reconocimiento como autoridad en la materia hace que el doctor John M. Keating le pida que redacte el capítulo dedicado a esta enfermedad para la «Enciclopedia de enfermedades médicas y quirúrgicas de la infancia» que aquel estaba escribiendo. Similares pedidos recibió además de otros expertos del Marine Hospital Service.
Al estallar la guerra de 1895 Juan Guiteras, quien había estado muy vinculado a Martí y al movimiento independentista, se une al ejército norteamericano que viene a intervenir en Cuba, en calidad de comandante médico. En los campos de batalla volverá a laborar con su amigo Finlay, quien también se ha unido como médico al ejército norteño.
Terminada la guerra decide quedarse en Cuba, para ayudar en la reconstrucción y el saneamiento de su patria, por lo que renuncia a sus muchos puestos en los Estados Unidos, y con ello a una cómoda posición económica y acepta un puesto en la Facultad de Medicina de la Universidad de la Habana, para crear la cátedra de Patología Intertropical. Pese a ser considerado una autoridad en el tema, Juan Guiteras se va a Londres a recibir un curso sobre métodos de enseñanza de esta nueva materia, en el London School of Tropical Medicine.
Posteriormente se le anexó además la cátedra de Patología General, y se le pidió que formara parte de la comisión que redactaría el llamado Plan Varona para la reforma del sistema educativo en la isla.
Según Scielo:
La enseñanza teórica y práctica de ambas asignaturas que impartía el doctor Guiteras, se realizaba en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes y la enseñanza práctica además en el Hospital de Infecciosos “Las Ánimas”, donde dirigía la Estación Experimental de Inoculaciones desde 1900 y después pasaría a ser el director de la institución desde 1903 hasta 1909.
En total estuvo ligado a la docencia hasta su muerte, pese a simultanear la enseñanza con la ciencia, como su participación como experto mundial en 1916, en la comisión de la Fundación Rockefeller que estudió los focos infecciosos de fiebre amarilla en Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela y Brasil. Algo similar ocurrió en 1920, cuando pasó quince semanas en África estudiando el mismo caso.
En 1904 estudió un grupo de enfermos en Ciego de Ávila que diagnosticó como Chappa, enfermedad descrita por Edward Read en la costa occiden tal de África, y su trabajo fue tan brillante, que la entidad aparece en el American Ilustred Dictionary» de Norman Dorland y en el «Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas» de León Cardenal (Ed. 1945) como Enfermedad de Guiteras.
Scielo
Luego de una larga y destacada vida dedicada a la ciencia, el ilustre Dr Juan Guiteras falleció en La Habana, el 28 de octubre de 1925, cuatro días después de haber sido nombrado Presidente de la recién creada Federación Médica de Cuba.
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