La niña Idalys Ortiz quiso ser judoca desde que con nueve años entró a ese deporte, salida ideal para una muchachita inquieta.
En su natal Candelaria, la pionera Idalys comenzó a canalizar su intranquilidad en los tatamis y muy pronto fue atrapada por un mundo que la fascinaba, en el cual se sentía a gusto.
Curiosamente, había llegado al Judo de forma poco común, pues fue fichada en plena calle, mientras caminaba de mano de su madre, por un entrenador de ojo avisor que seguro quedó impresionado por su constitución fisica. Pues como ella mismo ha dicho:
Siempre fui una niña con una constitución física fuerte
Site Olympics
No podía, aquel entrenador, saber que acababa de descubrir a la futura «Reina del Judo«.
Tuvo una progresión asombrosa, como Driulis González antes ella también llega con 15 recien cumplidos al equipo nacional, y a los nueve años de aquella mañana en que el arte marcial de Jigoro Kano llegó a su vida, la entonces aún adolescente Idalys Ortiz se colgaba al pecho un oro, ganado en el Panamericano de la disciplina efectuado en Montreal, desde entonces se ha impuesto catorce veces en ese tipo de eventos.
Aquel fue su primer gran triunfo, el inicio de una carrera meteórica que haría que a los diez años de esa victoria en tierras canadienses, la Federación Internacional de Judo publicara el siguiente tweet, al saberse que la cubana regresaba después un año:
Para los Juegos Olímpicos de 2008 aún Idalys no era la dueña de la división en Cuba, pese a poseer ya dos oros en los Panamericanos de la disciplina, había sería dudas en el equipo de entrenadores sobre sus posibilidades reales en la competencia más fuerte del orbe.
Pero la «gordita de la carita noble«, y sus dieciocho años, asombraría a un país que lloraba la pérdida de su generación dorada. Fue un relevo simbólico, la última de aquellas campeonas -la.leyemda Driulis- se iba sin medallas, y decía adiós, en los mismos juegos donde Idalys Ortiz ganaba el primero de sus cuatro títulos olímpicos.
Al conseguirlo no solo iniciaba una racha ganadora, que la llevaría a desplazar a Driulis González como la judoca más laureada de Cuba en olimpiadas, sino que además imponía récord, al ser la «superpesada» más joven del mundo en obtener una medalla en Juegos Olímpicos.
Idalys Ortiz el camino de la Reina
En 2009 se alza con bronce, en el campeonato mundial, y aparece por vez primera entre la diez mejores del ranking en su peso. Era el despegue lento de una carrera imparable.
En el interin del ciclo olímpico Idalys Ortiz irá mejorando, subiendo de a poco la cima, es joven y no ha venido para correr, ha venido para reinar, tiene paciencia y continua escalando.
A partir de 2010 Idalys Ortiz fue invencible, simplemente es muy ágil para su peso. Usted la ve y lo sabe, ninguna superpesada tira tan ligera y rápido el «seoi nage» y menos en su modalidad coreana. Este escritor la ha visto ganar por «De ashi Barai«, algo prácticamente imposible en la alta competición. Idalys Ortiz es una ligera en el cuerpo de una superpesada.
La gloria de Londres 2012
Usted la recuerda, seguro, aunque no sea aficionado al Judo recuerda a Idalys Ortiz brincando con las manos alzadas, mientras las largas trenzas con los colores de la bandera baten el aire. Tiene en ese momento veintidós años y dos medallas olímpicas. Ha comenzado el dominio de la Reina.
El torneo fundamental para cualquier atleta son las Olimpiadas, y gracias a Dios conseguí alcanzarlas con una edad joven
Curiosamente en esos juegos el Comité Olímpico Internacional le entrega el Botón de Oro, en reconocimiento de su trayectoria deportiva.
El botín de la Reina
Idalys Ortiz ha seguido repartiendo ippones, y acumulando éxitos, hasta el día de hoy ostenta cuatro medallas olímpicas, fruto de un oro, dos platas y un bronce. 3 oros en Juegos Panamericanos, 8 medallas en Campeonatos Mundiales, distribuidas a razón de 2 oro, 2 platas, y 4 bronces. Además ha logrado 14 doradas en el Panamericano de la disciplina.
Lo anterior se traduce en 35 medallas en la más alta competición -sin contar Centroamericanos, grand prix o abiertos-, obtenidas en 14 años en la élite, de los cuales en dos ha estado fuera. Simplemente magnífica.
Las dudas no existen si te llamas Idalys Ortiz
En marzo de 2020 el país paraba en seco, la epidemia de COVID aplazaba todo, se cerraron los gimnasios, los equipos nacionales se desconcentraron, las competencias pararon … Idalys Ortiz lo sufre en carne propia, contrae la enfermedad:
Yo misma enfermé, y pasé unas cuantas jornadas con obligatorio reposo, así que estaba molida
El regreso en 2021 es lento, apenas compite, y la pocas veces que lo hace convence. Pero todos saben que el torneo de Tokio será fuerte, e Idalys Ortiz no está al 100 por ciento.
Pero ella es la Reina del Judo, y no lo duda, declara que va a Japón a traer una presea… Y lo consigue, una plata que Cuba celebró como si fuera oro, porque Idalys Ortiz es, tal vez, la judoca más querida en la gran historia del judo femenino cubano.
Media Cuba madrugó para animarla, mientras la otra media pedía a los santos por un oro. La japonesa y su juventud no pudieron vencerla, el juez marcó un falso ataque que decidió el pleito… Idalys se ganó a si misma.
Vinimos acá a conseguir una medalla y eso está hecho, así que estoy muy contenta. Muchos vieron imposible esta medalla, pero yo no. Me sacrifiqué y en apenas dos meses y medio me puse a punto para estar aquí, así que estoy satisfecha
La plata de Idalys Ortiz es una hazaña, los aficionados solemos juzgar, pero pocos sabemos la historia que hay detrás de cada logro o cada revés, como ella misma ha declarado:
Detrás de una medalla hay mucho, por ejemplo más de la mitad de mi vida en los tatamis, entrenando, corriendo al sol; detrás de una medalla está que hace tres meses no veo a mi mamá o que a los 31 años no he podido tener hijos.
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